Algunos hablan de la velocidad, otros del control, otros de la concentración. Sin embargo la principal característica de un pitcher es esa actitud competitiva que demuestra en la mirada, esa frialdad que le permite encontrar el lanzamiento adecuado del momento. Además de tratar de evitar a toda costa que los corredores anoten o que si lo hacen la incidencia sea mínima.
A lo largo de la historia del juego ha habido equipos que han basado sus grandes temporadas en la defensa y el pitcheo como los Dodgers de Los Ángeles de 1963 y 1965, los Cardenales de San Luis de 1982 y mediados de los ochenta o los Orioles de Baltimore desde mediados de los años sesenta hasta mediados de los ochenta.
En la LVBP, los Tiburones de La Guaira desde mediados de los años sesenta hasta comienzos de los setenta, los Cardenales de Lara de las temporadas 1969-70 y 1970-71 y luego en los noventa y los Navegantes del Magallanes de las temporadas 1969-70, 1993-94 y 1996-97, también representaban ese estilo de jugar a la pelota.
Resultaba impresionante como Dave McNally, Jim Palmer, Steve Barber, Moe Drabowski, Miguel Cuellar, Eddie Watt, Pat Dobson, Scott McGregor, Steve Stone, Mike Flannagan, Ross Grimsley, Dennis Martínez, Mike Boddiker, mantenían efectividades alrededor o por debajo de 3.00 carreras limpias por cada 9 innings. Otra marca particular de esos cuerpos de lanzadores era que por lo general cada pitcher permitía menos de 30 cuadrangulares.
Aquí en Venezuela era todo un espectáculo ver un juego donde lanzara Marcelino López, Gene Brabender, Mike Hedlund, Larry Jaster, Eddie Watt, Jerry Crider, Jim Shellenback, Steve Bailey, Jack Billingham, Don Eddy, Dick Baney; Jay Ritchie, Danny Morris. El fantasma del blanqueo rondaba el estadio además de la posibilidad del extrainning.
Hace poco leí una entrevista que Dave Laurila le hizo Mike Boddiker en referencia a que él junto a Jim Palmer, Mike Krukow y Joaquín Andujar eran los únicos pitchers que nunca permitieron un jonrón con las bases llenas a lo largo de su carreras en Grandes Ligas. Palmer (3948 innings), Krukow (2190 innings), Andújar (2153 innings), Boddiker (2123 innings).
Boddiker declaró que en su primer entrenamiento primaveral le preguntó a Palmer sobre cómo era eso que nunca había permitido un jonrón con las bases llenas. “Me respondió que era mejor recibir una carrera que cuatro. Cuando tenía las bases llenas siempre apretaba el brazo para que si acaso le hicieran una carrera”.
En una entrevista anterior Palmer le dijo a Laurila que la filosofía de Earl Weaver era, “si te dan un jonrón, que sea solitario”, nunca permitas que sea de tres carreras. Esa era la base de aquellos equipos de Baltimore. Defensa, pitcheo y evitar jonrones de tres carreras.
Ignoro cual era la filosofía del pitcheo de José Antonio Casanova, Tony Pacheco, Wilfredo Calviño o Carlos Pascual. No me extrañaría que entre las sugerencias que le hacían a sus lanzadores estuviera “traten de evitar que les den jonrones con gente en base”.
Alfonso L. Tusa C.
jueves, 12 de agosto de 2010
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