Mientras escuchaba los juegos del Magallanes en los años 70 y 80antes de cada inning Leo Nazar anunciaba al narrador como “Lo Mejordel Caribe”. Pasé poco tiempo en descifrar el porqué de aquella frase.La capacidad descriptiva, los conocimientos beisboleros y sobre todola intensidad emocional con que Rafael “Felo” Ramírez relataba todo loque observaba desde el palco de transmisión, convertía al radiotransistor en un telescopio a través del cual me transportaba alestadio, como también lo hacía con Delio Amado León, Carlos TovarBracho, Buck Canel o el Musiú Lacavalerie. Cada palabra estaba revestida de grama y cal, de tabaco de mascar ypezrrubia, de estrategia y detalles. El acento cubano le daba a lanarración un matiz de familiaridad y propiedad que me hacía sonreir yapretar el radio contra la oreja cada vez que pasaba un carro frentea la casa. “El jugador de tercera base está movido ligeramente haciael ‘hueco’. El pitcher disiente del receptor y se sale del montículo.Toma un poco de pezrrubia y ahí viene otra vez…” Este domingo 7 de noviembre de 2010, mientras escuchaba el programa“Conversaciones” de Gustavo Trías, recordé con agrado aquellas nochesy tardes de transmisiones radiales de los juegos del Magallanes y lasGrandes Ligas en las voces de Felo los primeros y en compañía de Feloy Buck Canel los segundos. Allí recordé mediante el relato de Trías,que Felo, junto a Canel (argentino) y Jaime Jarrín (ecuatoriano) sonlos únicos latinoamericanos en ganar el Ford Frick Award que entregaanualmente el Salón de la Fama a un narrador de béisbol por susaportes al juego. Al igual que Delio Amado, Tovar Bracho, Canel o el Musiú; Felodespliega colores y trazos sobre el lienzo de las ondas hertzianas.Estadísticas, anécdotas, interpretación de estrategias,improvisaciones, y sobre todo el marcador del encuentro cada ciertotiempo. Es una coordinación de imagenes que dejaría paralizados lospinceles de van Gogh, Gauguin, Michelena, Boticelli, Velásquez, Moneto Picasso. Toda una sinfonía de frescos que trasladan el terreno dejuego a la corneta del radio. Los momentos más refulgentes ocurrían en los momentos cuando Feloimpregnaba de una emoción cuajada de reflexividad el devenir deljuego. “…el pitcher observa lentamente las señas del catcher. Mirahacia primera por encima del hombro. Ahí viene con la recta a trescuartos yyyyyy, lo ponchóooo…” Trías habla con Felo sobre los juegos sin hits ni carreras que le hatocado narrar en Grandes Ligas, el hijo ilustre de Bayamo comienzarefiriendo el más recordado de todos, el juego perfecto de Don Larsenante los Dodgers de Brooklyn en la Serie Mundial de 1956. “Buck narrólos primeros cuatro innings y medio. A mí me tocaron los episodios másemocionantes, el desenlace del ponche de Dale Mitchel cuando RayPinelli cantó el último out. Lo tuve grabado mucho tiempo en una deaquellas cintas magnetofónicas de entonces, luego lo pasé a un casetey siempre lo escucho”. A veces el sueño amenazaba con rendirme antes de terminar el juego,entonces la elocuencia de Felo me abría los ojos hasta ver el radiocomo el sol más incandescente del mediodía: “y luego de ochoentradas….está gaaaanando el Magallanes amigos…” Gustavo Trías le preguntó a Felo por el momento cuando le anunciaronque había ganado el premio Ford Frick: “Cuando sonó el teléfono en micasa, en el mes de agosto del año 2001 diciéndome que había sidoseleccionado para integrar el Hall of Fame con el Premio Ford Frick,realmente…de momento, me eché a reír, porque pensaba que alguien,amigo mío, me estaba “tomando el pelo”, me estaba jugando una broma,pero se identificó la persona: era el secretario del presidente delHall of Fame en Cooperstown, el templo de la fama del béisbol y,realmente, me abracé a mi esposa, nos reímos, lloramos, yo… larecuerdo con… inmenso cariño…en todo momento… es la otra mitad de mivida, en todos los aspectos. Al siguiente día todos los periódicospusieron la información desplegándola en una forma que, bueno, mellené de orgullo, de felicidad y... me parecía imposible; cuandopienso en eso, retrospectivamente, echo los almanaques hacia atrás,quién iba a pensar que mi carrera, iba a ser tan larga, con tantasoportunidades, que las he aprovechado al máximo. En primer lugar,compartir con mucha gente grande del micrófono, empezando con BuckCanel, la máxima figura, y otros queridos compañeros como Lacavalerí,como Pancho “Pepe” Creo que de los de Venezuela, y de todas partes enrealidad, de todos los países, el Mago Septién de México, en fin,Carlos Barñanos…” El momento especial que siempre recuerdo de las narraciones de Feloocurrió en algún momento de la temporada 1976-77, entonces luego de unbatazo clave que diera Dave Parker para ganar un juego, expresó:“:…Parker, el predestinado del Magallanes…”, en medio del caudalemocional que lo caracteriza a la hora de ilustrar una situación en elterreno de juego.
Alfonso L. Tusa C.
martes, 14 de diciembre de 2010
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