John Erardi. Cincinnati Enquirer
Una de las lecciones más importantes que Morgan aprendió, se la dio el difunto manager de los Rojos de Cincinnati Sparky Anderson, quién le dijo en su primer día oficial con los escarlata: “Estás por tu cuenta, gran hombre. Anda a jugar. Nunca te daré una seña”.
Y Sparky nunca lo hizo. “No sabía como tomar eso al principio”, dijo Morgan. “No sabía si quería eso ¿Pero sabes porque esas palabras fueron tan inteligentes? Eso me puso más presión. Cada vez que iba a batear. Pensaba: ‘¿Qué es lo mejor para el equipo? ¿Qué querría Sparky que hiciera ahora?’ Él sabía como sacar lo mejor de mí. No le conté esto a nadie durante mi estadía completa en Cincinnati. Él lo refirió después, pero yo nunca se lo dije a nadie. No quería que otras personas pensaran que él me estaba favoreciendo”.
Anderson falleció el 4 de noviembre de 2010, tenía 76 años. Pidió que no hubiera funeral. Pero Morgan estaba más que feliz de hacerle una eulogía a Sparky con algunas anécdotas luego de su discurso de este miércoles en la Cámara Regional de Comercio de Cincinnati.
Morgan dijo que entre las fortalezas de Sparky había que destacar su capacidad para tratar a los peloteros como seres humanos, estaba consciente de que tenían problemas familiares y domésticos como cualquier persona.
“Mi papá y Sparky coincidieron desde el principio, pensaban de la misma forma”, dijo Morgan. “Siempre preguntaba por mi mamá. Sparky era un hombre de familia, le gustaba saber como las personas evolucionaban en su trabajo. Te gusta jugar para un tipo así”.
Morgan no quiso hablar de su estadía de 21 años como analista de ESPN de los juegos de béisbol los domingos por la noche, dijo que lo haría pronto.
Morgan disfruta mucho ser un hombre de negocios; esta a punto de abrir un concesionario Honda en Monroe y adora ver a su hija en sus eventos de gimnasia en California.
No descartó del todo participar esporádicamente en la transmisión de algunos juegos de los Rojos.
Él disfruta mucho las sesiones informales y las charlas con los peloteros de los Rojos, que empezó a dar el año pasado porque ahora es un consultor del equipo.
“Pienso que puedo aportar más ayudando a evaluar el talento en los entrenamientos primaverales y a arrancar la academia de béisbol aquí, que lo que puedo hacer hablando por radio o TV. Quiero transmitir lo que aprendí del béisbol. Si te lo llevas contigo ¿Qué bien has hecho? Sólo te ayudaste a ti mismo”.
Morgan dijo que no tenía aspiraciones de ser manager y que nunca las tendría.
¿Por qué?
Su padre y Sparky, ambos fallecidos, querían que él dirigiera.
Morgan dijo que no hubiera sido un gran manager porque es muy fastidioso pidiéndole a los demás que den su mejor esfuerzo.
“Eso se hubiera interpuesto en el camino”, dijo Morgan.
Morgan viajará este viernes 12 de noviembre a las Carolinas para intervenir en un torneo de golf en homenaje al difunto Willie Stargell y el sábado estará en una cena junto a Pete rose, Johnny Bench, Tany Pérez y otros peloteros en Nueva Jersey para rendirle honores a Anderson. Los “ocho grandes” jugadores de posición de la Gran Maquinaria Roja realizarán allí un show de barajitas.
“Pienso que lo que Sparky quería decir cuando dijo ‘No quiero funeral’, era que no quería que se armara un revuelo por él”, dijo Morgan. “Aún aquí (en Cincinnati) él le dio todo el crédito a sus peloteros. ¿Pero saben algo? El apodo que él tenía, ‘La Chispa Principal’, era perfecto. Era el tipo. Hacía funcionar todo aquí”.
Morgan recuerda a un pelotero de los Rojos hablando mal de otro pelotero de manera anónima en la prensa en los años 70, Anderson llamó a todos los peloteros del equipo.
“Dijo: ‘Si tienen algo que decir, díganselo directamente a la persona. Pero sin son tan cobardes para decirlo en el periódico, por lo menos den su nombre’”, recordó Morgan. “Aprendí eso de Sparky. Me sirvió en el futuro. Si piensas que lo que haces está bien, identifícate. Si piensas que no está bien, cállate”.
Anderson era un hombre de esfuerzo en conjunto.
“No le gustaba que nadie anduviera por su cuenta”, dijo el antiguo relevista Rawly Eastwick el día siguiente al deceso de Sparky.
“Es cierto”, dijo Morgan. “Yo era probablemente uno de los más gritones del grupo. Sparky te alcanzaba y te traía de vuelta. Algunas veces ni siquiera decía una palabra. Sólo te miraba. Le guiñaba un ojo y regresaba a dar lo mejor por el equipo”.
En una ocasión Morgan se dirigió a Anderson porque pensó que estaba menospreciando su autoridad en el club house. Anderson le dijo al equipo en medio de una discusión que no convocaría más reuniones.
Morgan recordó: “Fui a su oficina y le dije: ‘Sparky, eres el manager. Cada vez que quieras tener una reunión, tenemos que sentarnos y escucharte. Nunca le digas a estos tipos que no llamarás otra reunión. ¿Qué tal si hacemos algo indebido mañana? Me miró y me dijo: ‘Gracias’. Y tuvimos más reuniones. Le dijo a los muchachos: ‘Si necesitamos una reunión. Llamaré a reunirnos’. Y lo hizo. Era el jefe”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
martes, 14 de diciembre de 2010
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