Una arrancada de 5 victorias por 17 derrotas resulta más quesuficiente para encender todas las alarmas en un equipo de beisbol,más si se compite en un campeonato de 12 semanas de ronda eliminatoriaen el cual los primeros 20 juegos resultan sino decisivos, de un pesoespecífico determinante que exigirá un remate de alto calibre en elresto del torneo para tener oportunidad de acceder a la siguienteronda. Eso me hizo recordar a Carmen y Jesús Ramón, dos entusiastasseguidores de los escualos, por allá por 1972. Cuando pasan los juegos y las conexiones entre el pitcheo, laofensiva y la defensiva brillan por su ausencia, todos voltean haciael manager, la posición más retadora de cualquier equipo de béisbol encualquier categoría. Las personas que asumen este cargo, saben deantemano que las victorias siempre pertenecerán a los peloteros y quecuando en el horizonte asomen una, dos, tres derrotas, el manager debeestar dispuesto a asumirlas, a buscar soluciones, a sacudir el clubhouse hasta hacer aparecer las victorias. A veces los managers loconsiguen, a veces les dan más tiempo para que las encuentren, a vecesmuy poco. Pero la mayoria de ellos sabe que cuando el equipo tienetropiezos seguidos existe una gran posibilidad de que la gerenciadecida sustituirlo, ya sea para cambiar el ambiente en el dugout, yasea para buscar otra visión del juego, o porque es mejor cambiar a unoque a 25. En los Tiburones ya se llegó a ese momento y Carlos Subero, el mismomanager que logró emerger de una situación similar a la actual latemporada anterior, fue despedido por la directiva guairista, en buscade hacer reaccionar al equipo. Phil Regan, un manager de reconocidaexperiencia en la LVBP, se encargó del equipo, sin embargo todavíasiguen sin aparecer los juegos donde coincidan el pitcheo, el bateo yla defensa. Muchos empiezan a dudar si La Guaira será capaz deremontar la empinada cuesta que tiene por delante, porque los otrosequipos siguen jugando a un ritmo estable, además de que continúanrecibiendo peloteros de valía. Quizás muchos de los aficionados de las nuevas generacionesdesconozcan que los Tiburones de La Guaira pasaron por una situaciónsimilar a la actual, al principio de la temporada 1972-73. En aquellaocasión los Tiburones llegaron a estar tan lejos de la clasificación ydel primer lugar que un artículo de la revista Sport Gráfico titulabaalgo así: “Los Tiburones están tan lejos que no escuchan lacelebración de los punteros”. Padrón Panza había anunciado a PrestonGómez como manager, pero el estratega cubano retrasó su llegada, aligual que otros jugadores de postín como José Cardenal, PaulCasanova, Pat Kelly, Jim Rooker, Luis Tiant. Carmen nunca perdió la fé en sus Tiburones. Siempre la escuchabadecir: “Si, echen broma, ya van a ver que en lo que llegue diciembreLa Guaira va a hacer correr a más de uno”. Jesús Ramón prefería mirarpara otro lado y cambiaba la conversación. En la medida que Preston Gómez tomó las riendas del equipo yempezaron a llegar Casanova, Cardenal, Kelly, Rooker, etc. EnzoHernández, Remigio Hermoso, Robert Marcano, Oswaldo Blanco y el restode los criollos empezaron a jugar con una intensidad tal que Carmenamanecía cada día con: “Yo se los dije. Ahora apriétense lospantalones”. La Guaira terminó forzando un triple empate con Magallanes y losTigres de Aragua y debieron jugar un mini play off para definir losotros dos clasificados que acompañarían al Caracas y Zulia. En elprimer juego La Guaira venció a Magallanes y concretó la remontada másfabulosa de equipo alguno en la LVBP. Jesús Ramón pasó toda aquellatarde pellizcándose para comprobar que aquello era la realidad.
Alfonso L. Tusa C.
martes, 14 de diciembre de 2010
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