La línea de Marwin González se incrustó en el guante del lanzador Anthony Lerew y este corrió hacia primera para pisar la base y completar el dobleplay que consumaba el juego sin hits ni carreras. El béisbol, ese deporte donde la pelota la tiene el equipo a la defensiva, donde se puede llegar al noveno inning perdiendo por varias (muchas) carreras y nada está seguro y donde a pesar de un marcador holgado puede haber una gran tensión en el ambiente debido a que hay un juego sin hits ni carreras en el ambiente, congeló el estadio. Eso fue lo que ocurrió este domingo 21 de noviembre en el estadio José Bernardo Pérez de Valencia cuando Lerew llegó al noveno episodio sin haber permitido imparables ni anotaciones a los Leones del Caracas. Cuando le dio el boleto a José Lobatón, recordé aquella reflexión de Jim Bunning: “Lanzar un juego sin hits ni carreras es como manejar un carro sin control y evitar el accidente en el último instante. Maniobras el volante, hundes el pedal del freno hasta el fondo y te asfixias con el olor de liga de frenos. Ves como el desastre se te viene encima con velocidad de relámpago. Lo único que te queda es la desesperanza de que todo escapa a tu control. Entonces milagrosamente el carro se detiene a centímetros de la pared de ladrillos”. En el segundo episodio Jackson Melián negoció boleto después del out de Daniel Dorn. Raul Padrón despachó un batazo peligroso entre right y centerfield, Endy Chávez se desplazó hacia la zona de seguridad y atrapó el batazo para luego realizar un disparo certero al mascotín de Edgardo Alfonzo que concretó el dobleplay que cerró la entrada. Esa jugada me hizo recordar a Dwight Evans y su atrapada en aquel famoso sexto juego de la Serie Mundial de 1975, luego de atrapar una línea en las profundidades de la derecha lanzó un balín al mascotín de Carl Yastrzemski para decretar un dobleplay de leyenda. Esa junto a la línea final quizás fueron las conexiones más contundentes que recibió Lerew. En tres ocasiones Lerew demostró que estaba en el juego y entró a cubrir primera para recibir el disparo de Edgardo Alfonso. Llegó a retirar hasta 18 bateadores en fila. Hizo 106 lanzamientos. 61 strikes. Ponchó 4 y concedió 4 boletos en ruta a la victoria 6-0 de Magallanes. En medio de la emoción de los peloteros del Magallanes, Efraín Zavarce y Dámaso Blanco le preguntaron a Lerew sobre su labor. Sabía que si le daban un imparable saldría del juego pero nadie hablaba con él de lo que estaba ocurriendo sobre el terreno. Lo más cerca que había estado de lanzar un juego sin hits ni carrera había sido en la liga de novatos. Después Robinson Chirinos dijo que Lerew había pedido que lo sacaran si le daban un hit porque se sentía cansado. “Entonces le dije: ‘No sé como vas a hacer porque vas a lanzar un nohitter”. Ver a todos los peloteros magallaneros amontonarse alrededor de Lerew para saltar juntos y alzar en hombros al lanzador, me hizo recordar a Donne Wall, a Manacho Henriquez, a Dave Evans, a Chris Roberts. Y también a Lenny Yochim y a Howie Reed, quienes habían lanzado sin hits ni carreras por Caracas ante Magallanes en 1955 y 1968 respectivamente. Era hora de empezar a nivelar esa cuenta.
Alfonso L. Tusa C.
martes, 14 de diciembre de 2010
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