“Our whole team is hustling. You win when you hustle”. Bob Swift. Las dos últimas noches he apagado el radio con la sensación de que sepudo haber tratado con más intensidad para que los Navegantes delMagallanes alcanzaran ese triunfo que tanto ha tardado. El ardor enlas papilas posteriores me sumergió en un túnel que desembocó en lospasillos subterráneos del estadio José Bernardo Pérez. Un olor desudor con arcilla condensó en los vidrios de una pintura de LázaroSalazar. Me quedé paralizado. La figura traspasó la placa desilicatos. “Si. Ya sé porque esa mirada triste. A veces el beisbol noshace pasar por situaciones muy duras. Pero yo sé que el manager va areaccionar. Él tendrá que entender que Lino Urdaneta está para elrelevo largo. Tres jonrones en cuatro innings es demasiado para unrelevista. Es hora de descansarlo y traerlo de vuelta gradualmentehasta que recupere la confianza. Además ahora tiene a Bowden y aSwindle, con ellos y Santeliz que se ha visto muy bien últimamente,además de recordar que tiene a Cova, tiene para bandearse hasta quellegue el noveno”. Sacudí el cuello, metí la cara bajo la almohada, el aroma de lalluvia entrampada en el alfeizar de la ventana me lanzó en tobogánhasta la entrada del clubhouse. Pestañeé varias veces. Un siseo metempló detrás de la puerta. “Mira muchacho. ¿Tú vas a hablar conGregorio? Dile que ponga al patato ese, creo que se llama Altuve. Esemuchacho va a llegar muy lejos. Y tiene ese algo que diferencia a loslideres, le pone un mundo allí afuera, y hasta cuando no está jugando,se le ve como una fiera enjaulada en el dugout. Yo respeto mucho lajerarquía, pero es que Callaspo, no está 100% físicamente. Altuvedebería volver a jugar en segunda, Vechionacci en tercera, Flores y/oChirinos entre primer y la receptoría. Sino que se recuerde como yotraía a jugar a Armando Ortiz en la 69-70 cada vez que se lesionabaalguien, hasta que se quedó de regular”. Mientras daba vuelta en lacama, sentí un templón en el brazo. “¡Díselo chico. No puede ser queun segunda base no pueda hacer un dobleplay porque no tiene brazo, ytampoco que deje de tomar varios flays en el right field corto, eso eslo que los gringos llaman ‘fundamentals’”. Bajé las escaleras, divisé el abanico naranja alzarse entre dospiélagos de grama. Sobre la banca escuché el chirrido de los dientessobre el palillo. Me pasé los dedos por los ojos y traté de respirar.El hombre estiró los dedos de su guante de segunda base. “Dile aGregorio que se acuerde de aquel juego del play off contra los Tigres,cuando él se fajó en un relevo de 10 innings y anotó con aquel tripleque bateé para ganar el juego. Que hable con los muchachos y les digaque el juego trata de fajarse, de dar lo que se tiene y lo que notambién, de sentir la camiseta y de recordar el compromiso con elequipo y con la afición. Dile que llame un mitin y les recuerde todolo que son capaces de hacer, porque ellos llevaron a ese equipo alprimer lugar y lo pueden volver a hacer. Sólo hace falta ese templónque los haga despertar”. Abrí los ojos y en la oscuridad faltaba el oxígeno, se escuchaba eloleaje impactando en la línea de flotación. Una vela se levantabaremendada firme y se hinchaba ante el soplido del viento en la popa.
Alfonso L. Tusa C.
martes, 14 de diciembre de 2010
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