Aquella noche de julio de 1968, mis hermanos mezclaban el béisbol con las páginas de sus cuadernos de matemáticas de bachillerato. Hablaban de un juego de estrellas. Su discusión más enconada tenía que ver con dos tipos que jugaban en un lugar que ellos llamaban “la esquina caliente”. Felipe se refería a Brooks Robinson como si lo conociera desde mucho tiempo. “Brooks Robinson es capaz de agarrar un toque de bola con los ojos cerrados y sacar por un paso al corredor más rápido”. Jesús Mario metía las manos en los bolsillos del pantalón de caqui. “Ron Santo hace todas las jugadas, lo he visto hasta hacerle asistencia a Don Kessinger”
Cuando este viernes 03 de diciembre de 2010 escuché en la radio que Ron Santo había fallecido fue inevitable la imagen de aquella noche siguiendo el juego de estrellas de 1968. Aunque el juego terminó 1-0 y ninguno de los dos antesalistas tuvo injerencia determinante en el resultado, Felipe y Jesús Mario siguieron su disputa particular sobre los atributos de cada tercera base. También recordé todo el material hemerográfico que había coleccionado para escribir una biografía de Ron Santo.
Ronald Edward Santo, nació en Seattle, Washington, USA, un 25 de febrero de 1940. Fue diagnosticado con diabetes a los 18 años. En 1959 la esperanza de vida para un diabético era 25 años. Se enteró de las consecuencias de esa enfermedad, leyó que los diabéticos podían quedar ciegos, desarrollar endurecimiento de las arterias, fallas en los riñones, gangrena. “También supe que mediante el ejercicio y la regulación de la insulina podía controlar la diabetes”
Santo fue el único pelotero de posición que jugó una carrera completa de 15 años en Grandes Ligas y además dejó números sobresalientes. La gente le preguntaba como hizo para lograr eso. La respuesta. “Siempre fui un tipo positivo. Mi madre significó una gran parte de mi actitud positiva. Tenía dos trabajos. Trabajaba desde las 8 de la mañana hasta las 9 de la noche. Siempre regresaba a casa con la mejor de sus sonrisas para mi hermana y para mí. Siempre nos decía que las cosas iban a salir bien. Mi papá nos abandonó cuando tenía 6 años. Mi mamá y mi padrastro murieron en un accidente de tránsito mientras viajaban para ir a verme jugar en los entrenamientos primaverales. Perdí un hermano a los 38 años. Pero hay que tener la fortaleza de asimilar los golpes y sobrevivir.”.
Don Kessinger quién jugara short stop para los Cachorros de Chicago entre 1964 y 1975, y quizás quien haya visto mas que nadie a Santo jugar en tercera base dijo que lo que más recuerda de él es la intensidad con que salía a jugar cada día. “Haber sido elegido al Salón de la Fama, habría sido muy significativo para Ron Santo”.
Para Santo el béisbol y la familia eran la terapia que lo mantenía vivo. “Entre mis nietos y los aficionados al beisbol me hicieron olvidar el hecho de que iba a perder las piernas. Mi pasión por ellos me ha hecho vivir todos estos años”.
Santo quién había terminado en septiembre de 2010 una carrera de 21 años como narrador de los juegos de los Cachorros de Chicago, falleció este jueves 02 de diciembre de 2010 en Arizona por complicaciones de cáncer de próstata.
Alguna vez trataron de compararlo con Brooks Robinson para justificar sus méritos para ser electo al Salón de la Fama. Santo respondió: “Tienen razón en algunas cosas, pero la comparación con Robinson es innecesaria, él fue el mejor. Nunca vi alguien mejor en esa posición. Fui bueno. Pero él fue el mejor. El merecía estar en el Salón de la Fama en su primera oportunidad”.
Mike Krueger de 55 años, manejó desde su casa en Whiting , Ind. , para dejar una nota a la entrada de Wrigley Field donde los aficionados armaron una montaña de memorabilia en homenaje a Ron Santo. “Viví día a día la temporada de 1969. Vivía al norte de la ciudad y tomaba dos buses para ir a ver a los Cachorros con sus amigos. Todavía siente el dolor de la debacle de aquella temporada.
En una ocasión le preguntaron a Santo si tuviera la oportunidad de cambiar algo en su carrera como pelotero que sería. “Cambiaría el mes de septiembre de 1969”.
Ron Santo terminó su carrera con .277 de promedio al bate, 2254 hits, 342 jonrones, y 1331 carreras empujadas. También ganó el guante de oro 5 veces.
Al final de aquella temporada de 1968, un año antes que los milagrosos Mets dejaran en la cuneta a los Cachorros, Jesús Mario hojeó un Sport Gráfico y le leyó a Felipe: “Ron Santo a la defensiva en 1968: 162 juegos, 1444.1 innings, 130 outs, 378 asistencias (lider), 15 errores, 33 dobleplays (lider), .971 promedio defensivo (lider).
Alfonso L. Tusa C.
martes, 14 de diciembre de 2010
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