martes, 14 de diciembre de 2010

Los Vigilantes de Texas a la Serie Mundial.

Mediante inmensa labor monticular de Colby Lewis, quién regresó a los Vigilantes luego de ganar 15 juegos para los Carp de Hiroshima de la Liga Central de Japón en 2008 (segundo en la liga) con efectividad de 2.68 (segundo en la liga) y 189 ponches para comandar la liga; en 2009 repitió el liderato con 186 y el resto de sus números también fueron muy buenos. Como bateador largó 2 jonrones en 2008 y 3 en 2009. En el sexto juego de la Serie por el Campeonato de la Liga Americana de 2010, Lewis maniató a los Yanquis de Nueva Yor a punta de sliders y curvas. Sólo mediante doble entre left y center de Alex Rodríguez en el quinto acto, elevado de sacrificio a la derecha de Lance Berkman y un wild pitch pudieron escaparse los Yanquis del blanqueo. Se convirtió en el primer pitcher desde Tim Wakefield en 2003 que vence 2 veces a los neoyorquinos en una Serie de Campeonato.
A 49 años de haber jugado su primera temporada en la Liga Americana como Senadores de Washington y a 38 años de su traslado a Texas, los Vigilantes acceden por primera vez a una Serie Mundial. De alguna manera este fue su esperado desquite luego de perder las series divisionales de 1996, 1998 y 1999 ante los Yanquis, sus únicos antecedentes en postemporada.
Para mí es inevitable recordar a Ted Williams como el primer manager de los Vigilantes, ocupó el cargo desde 1969 con los Senadores hasta ese 1972. Fueron años difíciles en el fondo de la División Oeste, sin embargo Williams trabajaba incansablemente con todos peloteros que requerían su asesoría.
Vladimir Guerrero destrozó la estrategia de los Yanquis al descargar doblete remolcador de dos carreras en el cierre del quinto inning luego de que Josh Hamilton recibiera boleto intencional para recuperar la ventaja de los Vigilantes.
Con Williams llegan retazos de la prosa de John Updike. Tal vez sentado en los escaños más elevados del Ballpark de Arlington boceteó varias similtudes con el Fenway Park sumergido en la adrenalina de los aficionados y en los estallidos de la pelota en la mascota del catcher.
Hamilton fue elegido el jugador más valioso de la serie al batear para .350 con cuatro jonrones. Esto no ilustra todo lo que hizo por su equipo. Se embasó en 15 de 28 apariciones al plato. Siete imparables y ocho boletos, cinco de ellos intencionales, tres de ellos en el juego decisivo de este 22 de octubre. Bateó jonrón de tres carreras en su primer turno del juego inicial en el Ballpark. También largó vuelacercas de dos carreras en su primer turno del tercer juego en Yankee Stadium.
Son indelebles peloteros como Ferguson Jenkins que ganó 25 juegos, 2.82 de efectividad, 29 juegos completos, 45 boletos en 328.1 innings y 225 ponches en 1974. El juego sin hits ni carrera de Bert Blyleven el 22 de septiembre de 1977 ante los Angelinos de California. El liderato de bateo de Julio Franco en 1991 (.341, 201 imparables). Los dos no hitters de Nolan Ryan ante Oakland en 1990 y Toronto 1991. La temporada de 1999 de Iván Rodríguez (.331 promedio, 35 jonrones, 113 empujadas, 850 outs, 83 asistencias, 13 dobleplays). El juego perfecto de Kenny Rogers el 28 de julio de 1994 ante los Angelinos de California. El juego donde Cesar Tovar bateó el único hit de Texas ante Catfish Hunter el 31 de mayo de 1975.

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