sábado, 26 de febrero de 2011

Cuando estaba “cargado y asegurado” nadie podía vencer a Paige.

El hombre que se dice lanzó 55 no-hitters fue elegido el mejor lanzador del béisbol negro.
Justice B. Hill. MLB.com 07-02-2011.

En la vecindad del Año del Pitcher y como un saludo al Mes de la Historia Negra, MLB.com le fórmulo la siguiente pregunta a un panel de 19 de las más respetadas autoridades en “béisbol negro”, un término que incluye el período anterior a que Rube Foster fundara las Ligas Negras en 1920: ¿Quienes fueron los 5 mejores pitchers negros antes de la integración de las Grandes Ligas? Basados en una compilación de sus clasificaciones, aquí está un perfil de Satchel Paige, la escogencia número 1 del panel:
La historia suena como el cuento más grande. Pero la mayoría de la gente que oye algo de Satchel Paige parece estirar la verdad hasta su punto de ruptura. Para la mayor parte de los registros, Paige a menudo lograba lo improbable.
De acuerdo a esta historia, Paige pitcheaba para los Monarcas de Kansas City. Ellos enfrentaban a los Grays de Homestead en la Serie Mundial de las Ligas Negras de 1942, y los Grays embasaron la carrera del empate con dos outs en el noveno inning.
Paige llamó a su compañero Buck O’Neil al montículo.
“¿Sabes lo que voy a hacer?. Le dijo Paige a O’Neil. “Voy a caminar a Howard Easterling. Voy a caminar a Buck Leonard; le voy a lanzar a Josh Gibson”.
Paige y Gibson, conocido como el “Babe Ruth negro” habían sido compañeros de equipo hacía unos años con los Crawfords de Pittsburgh, y habían hablado del momento especial cuando se enfrentaran. Ese momento había llegado.
“Vamos Satchel, lanza la pelota”, Gibson le gritó a Paige.
“Te voy a lanzar algunas rectas”. Dijo Paige.
Lanzó tres rectas, cada una más dura que la anterior y cada una en strike. Se acabó el juego.
Mientras bajaba del montículo, Paige se volvió hacia O’Neil, a quién él llamaba “Nancy”, y dijo, “Sabes una cosa Nancy, nadie batea la recta de Satchel Paige”.
Cierto o falso, la historia es un clásico de Paige. Pintoresco y simbólico, él fue la cara de las Ligas Negras. Su persona sobresalía sobre el béisbol negro.
“Tienes esa combinación de Muhammad Ali en Satchel Paige: “Voy a hacer lo que digo que voy a hacer”, dijo Larry Lester, un reportero y una de las autoridades más reconocidas en béisbol negro. “Eso te pone un poco a la vanguardia. Te da un toque de originalidad el que puedas hacer lo que alardeas”.
Quizás ningún hombre en la historia del béisbol alardeó más que Paige o tuvo su inclinación por el drama. Ninguno lanzó más episodios, tampoco. Por lo menos eso es lo que le dijo a la gente. “Mientras más lanzaba, mas fuerte se ponía mi brazo”, decía Paige.
¿Quién se lo podía rebatir?
En su carrera, Satchel dijo que lanzó en más de 2600 juegos, tiró 300 blanqueos y agenció 55 no-hitters. La mitología atada a Paige, un espigado lanzador con un brazo relajado, podría exagerar su total de victorias a un fuera de este mundo 2500.
Seguramente la carrera de Paige influyó para que fuera el mejor de todos los tiempos, esa es la razón de que esté en el tope de estas clasificaciones.
¿Cuan bueno fue realmente, dejando a un lado la mitología?
Su trabajo con los Monarcas, los Crawfords y media docena de otros equipos y su gira contra Grandes Ligas en los años ’30 y ’40 dejaron muchos indicadores de cuan grande fue Paige.
Aquellos que se le enfrentaron durante sus años dorados decían que su recta parecía un guisante y viajaba a más millas por hora que la de Bob Feller o Dizzy Dean; la curva de Paige era igual a la de cualquier otro, decían.
¿Y su control?
Piensa en Greg Maddux. Se decía que Paige podía pasar una recta por el ojo de una aguja.
O’Neil solía decir que si tenía que ganar un juego, el pitcher que escogería, desde los tiempos modernos a los pasados, sería Paige.
“Buck siempre dijo que cuando Satchel estaba cargado y asegurado, nadie lo podía tocar”, dijo Bob Kendrick, un amigo del finado O’Neil y antiguo director de mercadeo del Museo del Béisbol de las Ligas Negras en Kansas City, Mo. “Podías vencerlo cuando estaba descuidado, pero cuando estaba asegurado y cargado, olvídense”.
Los sentimientos de O’Neil fueron iguales a los de los fanáticos, periodistas e historiadores, hombres y mujeres que han seguido la carrera de Salón de la fama de Paige. Los sentimientos de O’Neil también reprodujeron aquellos de los peloteros que tuvieron que batear contra Paige.
En 2000, el museo fue anfitrión de un grupo de jugadores de las Ligas Negras. Kendrick les hizo una pregunta: ¿Cuál fue el punto culminante de sus carreras?
Casi todos dijeron que enfrentar a Paige.
“Hallé eso impresionante”, dijo Kendrick. “Para mí, eso habló muy alto sobre cuan grande fue Satchel Paige”.


Traducción: Alfonso L. Tusa C.

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