lunes, 28 de febrero de 2011

El inquilino del Salón de la Fama Duke Snider fallece a los 84 años.

AP.

Duke Snider, el center fielder del Salón de la Fama de los prósperos “Boys of Summer”, quién ayudó a los Dodgers a traer la esquiva y única corona de Serie Mundial a Brooklyn, falleció este domingo 27 de febrero de 2011.
Snider dejó de existir en el Valle Vista Convalescent Hospital en Escondido, Calif., dijo el Salón de la Fama y Museo Nacional de Béisbol, el cual anunció la muerte en representación de la familia. Snider había estado enfermo varios meses. Su familia dijo que falleció de causas naturales.
“The Duke of Flatbush” bateó para .295 con 407 jonrones de por vida, jugó en seis Series Mundiales y ganó dos títulos. Pero el ocho veces seleccionado al Juego de Estrellas fue definido por mucho más que sus estadísticas, el era, después de todo parte de idilio de amor entre la parroquia de Brooklyn y los vagabundos que vivían en las vecindades locales.
Ebbets Field estaba lleno de estrellas como Pee Wee Reese, Roy Campanella y Gil Hodges durante aquella temporada del campeonato de 1955. Aún así es el nombre de Snider el que es nombrado en la favorita de los estadios “Talkin baseball”.
“Willie, Mickey and the Duke”, dice la canción popular.
Snider usaba el número 4 en azul Dodger y a menudo era catalogado como el tercer mejor center fielder de Nueva York, detrás de Willie Mays de los Gigantes y Mickey Mantle de los Yanquis, durante lo que muchos aficionados consideraron la época dorada de la ciudad en el béisbol.
“Los periódicos comparaban a Willie, Mickey y a mí, ese era su asunto”, dijo Snider hace varios años. “Como equipo competíamos con los Gigantes y enfrentábamos a los Yanquis en la Serie Mundial. Teníamos una rivalidad entre equipos, eso era todo. Fue un honor ser comparado con ellos, ambos fueron grandes jugadores”.
Mantle murió en 1995 a los 63 años. Willie, ahora de 79 años, lanzó la primera bola antes de un juego de play off en el pasado otoño en San Francisco.
“Willie, Duke y Mickey fueron grandes jugadores en una ciudad, un pueblo”, dijo el antíguo compañero de equipo Don Zimmer, quién jugó con Snider durante 5 años. “Duke nunca recibió el crédito de ser el tipo de jardinero que Willie y Mickey fueron. Primero que todo jugaba en un estadio pequeño, Ebbets Field. Pero Duke fue un gran jardinero. Fue un gran pelotero”.
Snider bateó al menos 40 jonrones en 5 temporadas seguidas y encabezó la Liga Nacional en bases totales 3 veces. Nunca ganó un premio al Jugador más Valioso. Aunque un error de votación pudo haberle costado el premio en 1955. Perdió con Campanella por un estrecho margen, luego se supo que un votante dejo a Snider fuera de la votación, supuestamente por error.
Carl Erskine fue compañero de cuarto de Snider por 10 años y ambos compartían una casa en los entrenamientos primaverales en Vero Beach, Fla., con sus familias.
“Duke jugaba muy bien cuando yo lanzaba”, recuerda Erskine. “Hizo muchas grandes jugadas para mí en la Serie Mundial, parecía dar lo mejor cuando yo lanzaba”.
Snider bateó .309 con 42 jonrones y un tope en su carrera de 136 carreras empujadas en 1955. Ese octubre despachó 4 jonrones, empujó 7 carreras y bateó .320 mientras los Dodgers vencían a los Yanquis en una serie de 7 juegos.
Para un equipo que siempre decía “Esperemos hasta el próximo año” después de las derrotas ante los Yanquis en 1953, ’52, ’49, ’47 y ’41, ese próximo año era innegable. Una generación después, mucho después que todos habían envejecido, aquellos Dodgers fueron apreciados como los “Boys of Summer” en el libro de Roger Kahn.
El inquilino del Salón de la Fama Willie McCovey admiraba a Snider como uno de sus jugadores favoritos en su adolescencia. Ambos fueron compañeros de equipo brevemente cuando Snider firmó con los Gigantes de San Francisco en 1964, su última temporada.
“Es un tipo de Primera Clase, eso es todo”, dijo McCovey. “Un gran bateador de poder y center fielder”.
Orlando Cepeda, también un inquilino del Salón de la Fama de los Gigantes, dijo que Snider le dio una de las emociones más grandes cuando llegó a las Grandes Ligas en 1958.
“Cuando llegué a primera base en el juego inaugural, él me dijo, ‘Orlando, buena suerte, buena suerte’”, dijo Cepeda. “Era uno de mis ídolos. Casi me desmayo”.
Su nombre de pila es Edwin Donald Snider, se ganó el apodo cuando era muy joven. Al notar que su hijo regresaba a casa de un juego con un estilo de caminar elegante, su padre dijo, “Aquí viene el Duque”.
El apodo se quedó. Snider hizo lo propio, una vez que jugó su primer juego en las mayores en 1947, dos días después del histórico debut de Jackie Robinson.
Un bateador de poder resistente con un brazo respetable, buenos instintos en las bases y un estilo espléndido, Snider bateó el último jonrón en Ebbets Field en 1957.
El swing de Snider le daba a los Dodgers una presencia zurda en una alineación cargada de derechos. A menudo disparaba toletazos sobre la pequeña pared del jardín derecho del estadio de Brooklyn, para recompensar a una expectante multitud que se agolpaba en Bedford Avenue. “Viene a batear el Duque”, gritaban los aficionados de la tribuna central para que escucharan los que estaban en la calle.
Snider tenía un swing salvaje que fue controlado por Branch Rickey, quién lo hizo practicar parándose en el plato con un bate en su hombro reconociendo las bolas y los strikes sin hacer swing.
Snider siguió con los Dodgers cuando estos se mudaron a Los Angeles en 1958 y ganaron otro anillo de Serie Mundial el año siguiente. Sus cabellos se tornaron grises prematuramente, “The Silver Fox” regresó a Nueva York con los Mets en 1963 y terminó su carrera en 1964 con los Gigantes.
“No había alguien de más clase o llevadero que Duke Snidder”, dijo el Presidente del Salón de la Fama Jeff Idelson. “Sobre todo era uno de los favoritos de los aficionados por su estilo de juego, personalidad, accesibilidad, y su alegría por jugar pelota de goma con los muchachos en las calles de Brooklyn”.
Snider fue elegido al Salón de la Fama en 1980 en su undécima aparición. Narró los juegos de los Expos de Montreal por varias temporadas, jugó en esa ciudad como pelotero de ligas menores del sistema de granjas de los Dodgers. Después narró los juegos de los Dodgers.
“Una de las figuras simbólicas del béisbol, un jugador del Salón de la Fama, una persona del Salón de la Fama y un maravilloso narrador con grandes habilidades descriptivas, uno de los mejores contadores de anécdotas con quién haya trabajado”, dijo Dave Van Horne, el narrador de los Marlins y compañero de transmisión de Snider por 15 años con los Expos. “Fue un compañero maravilloso y me enseñó mucho del juego”.
El narrador del Salón de la Fama Marty Brennaman agregó: “Si lo conocías, nunca tendrías una idea de que desarrolló el tipo de carrera que él tuvo”.
En 1995, Snider se declaró culpable por cargos de impuestos federales y fue sentenciado a dos años de vigilancia y multado con 5000 dólares. Admitió no haber declarado más de 97000 dólares en efectivo por la firma de autógrafos, shows de barajitas y ventas de memorabilia.
Snider fue sentenciado en la Corte Federal de Brooklyn, a pocas millas de donde destacó como pelotero. El juez dijo que Snider había sido “públicamente humillado y desgraciado…aquí en Brooklyn, donde fuiste idolatrado por una generación…de la cual forme parte”.
Snider se disculpó. Dijo que empezó a hacer sesiones de autógrafos porque tenía pocos ahorros y había hecho varias decisiones erradas en los negocios. El juez dijo que Snider pagó casi 30000 dólares en impuestos y notó que tenía diabetes, hipertensión y otras enfermedades.
Un nativo de California, Snider se convirtió en parte del alma de Brooklyn durante sus días de jugador.
“Nací en Los Ángeles”, dijo una vez. “Para el béisbol, nací en Brooklyn. Vivimos en Brooklyn. Morimos con Brooklyn.”.
Sin embargo, el Duque tuvo algunas dificultades con los aficionados de Brooklyn.
Una vez a comienzos de los años 50, fue citado calificándolos como los peores del mundo. Fue al estadio después que la declaración fue publicada y fue recibido con un coro de abucheos. Pero tuvo una de sus mejores noches al campo, y silenció a los aficionados para su bien.
“Los aficionados eran algo serio”, dijo Snider. “Estaban muy cerca de ti. Tenías que conocerlos, a algunos de ellos por su nombre”.
Durante su carrera como jugador, Snider se hizo granjero de aguacates y vivió muchos años en Fallbrook, Calif.
Le sobrevive su esposa Beverly, con quién se casó en 1947.
Zimmer lamentó que se haya ido otro Dodger.
“Todos se están yendo. No quedan muchos”.

Traducción: Alfonso L. Tusa C.

No hay comentarios: