Tyler Kepner. NYT
Me prometí que no alegaría ningún detalle del séptimo juego de la Serie Mundial de 1991 para justificar la presencia de Jack Morris en el Salón de la Fama. Lo he hecho antes tan bien como he podido. Más de la mitad de los votantes del Salón de la Fama están de acuerdo, pero sólo llegan a 53.5 %, todavía está muy lejos del 75 % necesario para la elección.
Resulta inevitable hablar del tema cuando se habla de Morris, como lo hice después de asistir a la grabación de un programa especial sobre el Juego 7, transmitido los domingos en la noche por el canal de televisión de MLB. Dejaré que Morris, quién lanzó los 10 innings de aquel juego para conducir a los Mellizos de Minnesota al campeonato, discutir sobre el Salón de la Fama en sus propias palabras:
“Siento respeto por los jugadores, por los tipos que compartieron el campo conmigo, y para mí, no sé que puede ser más importante. En mi época, no era como hoy, aborrecías al otro equipo. No había ningún tipo de consideración. Y ahora todos están pendientes del otro. Es sorprendente, cuando pasan los años, todos estamos en el mismo bote, usamos uniformes distintos pero nos une la función cumplida, es como ‘Sabes, me gustaría ser tu compañero de equipo’. Eso es grande. Eso lo es todo en el juego de béisbol mientras envejeces”.
“Si al final voy a ser llamado al Salón de la Fama, no lo sé. No lo sé. Pero puedo decir esto, sé que una de mis grandes desventajas es mi alta efectividad (3.90) y lo he dicho cientos de veces y no lo puedo decir de manera más simple: Nunca lancé para ganar un título de efectividad. Lancé para ganar. Y lo hice, gané más que nadie más cuando estuve ahí. No sé como decirlo de otro modo. Es todo lo que tengo que decir”.
“Lo otro es que nadie hizo más lanzamientos que yo en esa época, y pienso en lo que eso significa. No siempre estaba al tope de mis condiciones. Tenía que salir y hacer outs a los contrarios con menos del 100 % en mis envíos, ¿Qué tiene eso que ver con mi efectividad? ¿Qué tiene eso que ver con el lado negativo que las personas ven en mí? Igual agarraba la pelota y lanzaba ¿saben? Hay managers que me estiman mucho por eso, porque podían descansar su bullpen para un mejor desempeño mañana con Jack en el montículo hoy. Eso es trabajar en equipo. Si nunca hubiera sido un jugador de equipo, no hubiera hecho eso”.
Morris dijo que ha escuchado críticas de su marca vitalicia (254-186) en referencia a que se vio favorecido porque lanzaba para equipos competitivos. Su respuesta es que el hecho de que sus equipos eran competitivos dice algo positivo de él. Después de salir de los Tigres, firmó con los Mellizos y los ayudó a ganar el campeonato. Entonces firmó con Toronto e hizo lo propio.
“Pensé las cosas en retrospectiva”, dijo Morris, “y supe que con mi contribución, tal vez pude haberlos ayudado a alcanzar un nuevo nivel donde no habían estado antes”.
Morris dijo que si alguna vez es electo, para él será especialmente emocional porque extrañará al finado inquilino del Salón de la Fama Sparky Andreson, su manager en Detroit, quién aportó mucho para moldearlo mientras eran un pitcher novato. A Morris, quién transmite por radio alrededor de 20 juegos de los Mellizos cada temporada, le gustaría involucrarse más con el juego. Quiere que las nuevas generaciones entiendan que él no es ningún tipo de reliquia que elogia las virtudes de la vieja escuela, como es a menudo catalogado.
“Soy percibido muy equivocadamente algunas veces en los cluhouses donde hay niños, porque pienso que se sienten intimidados por mí. Soy un tipo duro, digo lo que veo, y cuando estoy en el aire no trato de suavizar nada”, dijo Morris. “Soy muy vieja escuela para esta categoría de ‘Los quiero a todos’, porque, vamos, me enseñaron a jugar de una forma y los otros deberían ser enseñados de la misma forma, eso es vieja escuela para mí”.
“Habiendo dicho esto, ellos no lo entienden, yo no sé como manejarlo algunas veces, ¡pero me preocupan ustedes! Quiero que sean tan buenos o mejores que yo. El béisbol significa buena vida. Vivimos un sueño. Mientras más tiempo puedas jugar, podrás tener más dinero, mientras más recursos tengas en la vida, más podrás hacerte cargo de tu familia y cualquier persona a tu alrededor. Hay muchas cosas por las que enojarse en la actualidad, pero el béisbol no es una de ellas”.
“He vivido tiempos difíciles. No pienso que pueda convencer a los muchachos solo con palabras, creo que se los debo demostrar en el tiempo. Hay jugadores de los Mellizos que finalmente empiezan a entender mi punto de vista. Estoy seguro que les dí la imagen errada porque nunca tuvieron tiempo para sentarse y dejarme hablarles, de la forma como estamos hablando ahora”.
Hablar con Morris fue revelador e interesante y verlo disecar el Juego 7 con John Smoltz, Bob Costas y Tom Verducci fue una delicia. Entre o no al Salón de la Fama, Morris siempre tendrá ese juego.
“Si pudiera compartir algo con ustedes que no estuviese relacionado con la familia o con Dios, sería lo que sentí en aquel juego, porque todos necesitamos tener ese sentimiento una vez en la vida”, dijo Morris. “Si ellos tienen ese sentimiento, nuestro mundo será un mejor lugar”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
martes, 17 de mayo de 2011
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