martes, 10 de mayo de 2011

Treinta segundos con Juan Marichal

Stuart Miller. 07-05-2011. NYT

En 1963, Juan Marichal comenzaba a fraguar su nombre en las Grandes Ligas, lanzó un juego sin hits ni carreras y estaba en camino de una temporada de 25 triunfos con los Gigantes de San Francisco. El 02 de julio, su rival por los Bravos de Milwaukee era Warren Spahn, con 42 años se acercaba al final de su carrera. Marichal y Spahn lanzaron cero tras cero hasta el inning 16, cuando Willie Mays jonroneó para que los Gigantes ganaran el encuentro. El juego es recreado en el libro “El juego más grande jamás pitcheado” (“The Greatest Game Ever Pitched”) de Jim Kaplan. Marichal de 73 años, es dueño de una granja en República Dominicana y todavía recuerda con lujo de detalles el juego.
Stuart Miller: ¿Te diste cuenta desde el principio que este juego podría ser especial?
Juan Marichal: Sí. Ambos equipos tenían buenos bateadores, pero el buen pitcheo domina el juego. Tenía gran comando en mis envíos ese día y mi control fue casi perfecto, si retiraba el inning vía 1-2-3, entonces Warren hacía lo mismo.
SM: En el noveno inning, Willie McCovey bateó una pelota que fue foul a último momento…
JM: Espera, estoy seguro de que esa pelota fue buena. El batazo fue muy alto y lejos, pero cuando salió del parque, estaba por dentro del poste. La pelota estuvo mucho tiempo en el aire y curveó hacia la derecha, el árbitro la perdió.
SM: ¿Pensaste en salir del juego?
JM: Me sentí fuerte en todo el juego. Después del noveno inning, Alvin Dark no me quería en el montículo. Tuve que rogarle que me dejara un poco más. Cada vez que iba a la banca después de un inning, el decía: “Esto es todo, se acabó”. Yo le decía, “por favor Alvin, déjame seguir”.Me sentía tan bien esa noche, y el clima era tan agradable. Los peloteros siempre se quejaban del clima en Candlestick Park. Te diré que oía a los bateadores quejarse todo el tiempo. Pero si los bateadores se quejan, eso debe ser bueno para los pitchers.
SM: ¿Podrías haber lanzado después del inning 16?
JM: Podía haber lanzado dos innings más, pero Alvin no lo iba a permitir. Cuando terminó la apertura del inning 16, esperé a Willie Mays, que venía corriendo desde el jardín central, en la línea de primera base. Le dije que Alvin quería sacarme, pero yo no estaba de acuerdo. El me dijo, “No te preocupes, voy a ganar el juego para ti ahora”. Cuando bateó el jonrón, yo era el hombre más feliz del mundo.
SM: Nunca ganaste una Serie Mundial. ¿Fue excitante para ti el campeonato de los Gigantes del año pasado?
JM: Asistí a los dos primeros juegos en San Francisco y a los últimos tres en Texas. Te diré la verdad: Me sentí como si fuera parte de ese equipo. Celebré esa victoria como si fuera miembro del equipo, todavía estoy emocionado. Nadie esperaba nada de ellos el año pasado, pero su pitcheo fue maravilloso. Madison Baumgarner tuvo mucha confianza, lanzó como un veterano en la serie.
SM: ¿De donde se origina tu famoso movimiento de la patada bien alta al lanzar?
JM: Cuando era niño, vi a un pitcher amateur en República Dominicana llamado Bombo Ramos, el lanzaba por el lado del brazo, y se convirtió en mi ídolo, por eso lanzaba de esa manera. Pero cuando jugaba béisbol clase A en 1959, mi manager Andy Gilbert me preguntó si quería lanzar por encima del brazo. La pregunta me sorprendió porque había aprendido a lanzar por el lado del brazo. Le pregunté cual sería el beneficio de lanzar así, el me dijo que sería más efectivo ante los bateadores zurdos. Me llevó al bullpen con un catcher y me dijo que practicara. La única forma como lo pude hacer fue con esa patada alta. Tenía el mismo control pero con un poco más de velocidad. Sé que a los coaches de pitcheo no les gusta esa mecánica. Alvin Dark quería cambiar mi estilo. Me dijeron que si subía tan alto el pie no podría ver el plato. Pero soy un pitcher de control ¿Cómo no iba a poder ver el plato?
SM: ¿Qué haces en la granja?
JM: Tengo 48 cabezas de ganado y muchos pollos. Viajo mucho, pero cuando estoy en República Dominicana, voy a la granja casi todas las tardes. Disfruto pasar el tiempo con los animales y hablando con mis trabajadores. Es muy relajante.


Traducción: Alfonso L. Tusa C.

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