Richard Goldstein. NYTimes
Don Mueller, el jardinero de los Gigantes de Nueva York quién fue conocido como Mandrake el Mago por su habilidad para batear la pelota por los huecos del infield y quién se aprovechó de eso para ayudar a servir la escena para el jonrón de Bobby Thomson que ganó el banderín de la Liga Nacional en 1951 ante los Dodgers de Brooklyn, falleció este miércoles 28 de diciembre de 2011 en Chesterfield, Mo.
Don Mueller, dos veces integrante del equipo Todos Estrellas con los Gigantes, tuvo promedio de bateo vitalicio de .296.
Su deceso fue informado por sus familiares.
Mueller fue uno de los mejores bateadores de sencillos de su época, pocas veces se ponchaba. Su magia como bateador nunca fue más necesitada que aquella tarde del 03 de octubre de 1951.
Los Gigantes habían desarrollado una gran remontada para igualar a los Dodgers en el primer lugar de la Liga Nacional. En el juego final de un play off de tres desafíos, perdían 4-1 en Polo Grounds cuando iban para el cierre del noveno episodio.
Alvin Dark abrió con sencillo ante Don Newcombe. Cuando el zurdo Mueller entró al cajón de bateo, Gil Hodges, el primera base de los Dodgers, se acercó a la almohadilla. Mueller se dio cuenta.
“Vi ese hueco parado ahí como un venado en temporada de caza”, le dijo a Thomas Kiernan en el libro “Miracle at Coogan’s Bluff”.
“Y me propuse aprovecharlo. Yo era un bateador de huecos, siempre trataba de batear la pelota hacia donde estaba el hueco más grande. Si Hodges estaba jugando paralelo a la base, en vez de atrás de Dark, trataría de batear la pelota por el medio”.
Mueller dirigió una recta a la derecha de Hodges, justo fuera de su alcance. Para mantener su apodo tomado de las tiras cómicas de un mago creado por Lee Falk en la década de 1930, su sencillo al hueco envió a Dark para la antesala.
Luego que Monte Irvin fallara con elevado de foul y Whitey Lockman soltara doblete a la izquierda, Mueller se deslizó con dificultades en tercera base, se lesionó los ligamentos y tendones del tobillo izquierdo. Fue sacado del terreno en una camilla. Clint Hartung, jardinero de reserva, corrió por él.
Ralph Branca sustituyó a Newcombe, y momentos después Thomson despachó vuelacercas de tres carreras a las gradas bajas del left field, para darle a los Gigantes una victoria 5-4 y el banderín de la Liga Nacional. El hecho fue conocido como “el batazo que se escuchó alrededor del mundo”.
Mueller yacía en una mesa del clubhouse cuando oyó el bramido de la multitud. “No podía saber que no era nada bueno para los Dodgers porque había muchos aficionados de Brooklyn en el estadio”, le dijo a Ray Robinson en “The Home Run Heard ‘Round the World”. “No había radio en el clubhouse. Pero supe muy rápido lo que había ocurrido una vez que los jugadores regresaron al clubhouse y empezaron a derramar champaña sobre mi tobillo lesionado”.
Donald Frederick Mueller nació el 14 de abril de 1927, en San Luis. Era hijo de Walter Mueller, un jardinero de los Piratas de Pittsburgh en los años de 1920. Debutó con los Gigantes en 1948.
Aunque nunca fue un bateador de poder, bateó tres jonrones en un juego ante los Dodgers en Polo Grounds el 01 de septiembre de 1951, y dos más ante el mismo equipo el día siguiente. Su quinto jonrón en dos días, que empató un record de Grandes Ligas, ocurrió segundos después que fuera informado que su esposa Genevieve había parido un niño.
La lesión del tobillo impidió que Mueller jugara en la Serie Mundial de 1951, en la cual los Gigantes perdieron ante los Yanquis. Bateó .342 con el liderato de imparables de la liga (212) en 1954 y bateó .389 cuando los Gigantes barrieron a los Indios de Cleveland en la Serie Mundial de ese año.
Fue vendido a los Medias Blancas de Chicago en marzo de 1958 y se retiró a comienzos de la temporada de 1959 con un promedio de bateo vitalicio de .296 en 12 temporadas. Fue parte del equipo Todos Estrellas en 1954 y ’55.
A Mueller quién vivía en Maryland Heights, Mo., antes de entrar a un hogar de cuidados en Chesterfield, le sobreviven sus hijos, Mark, Kurt y Doug; un hermano Leroy; y cuatro nietos. Su esposa falleció en julio. Mark Mueller, nacido el día cuando su padre empató el record de jonrones, jugó beisbol de ligas menores.
Cuarenta años después de su dramático jonrón, Thomson recordó el impacto del sencillo de Mueller y también de su lesión.
Mientras Thomson se acercaba a la caja de bateo, notó que Mueller no se levantaba en tercera base. Eso le quitó la presión.
“En vez de pensar que era el próximo bateador, veo a Don tirado en el suelo”, Thomson le dijo a Dave Anderson del The New York Times. “Mi mente se salió por completo del juego”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
jueves, 5 de enero de 2012
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