miércoles, 9 de mayo de 2012

Más reflexiones sobre Willie Mays Aikens.

Tyler Kepner. The New York Times. 06-05-2012 Siempre me han intrigado ciertos personajes del béisbol, y uno es Willie Mays Aikens. Crecí fuera de Filadelfia, mi despertar al béisbol llegó después de la Serie Mundial de 1980. Los Filis de Filadelfia habían vencido a los Reales de Kansas City, pero la mejor manera de decirlo es que ellos de algún modo sobrevivieron a Aikens. Él bateó dos jonrones en el primer juego, empujó la carrera ganadora en el tercer juego, despachó dos jonrones en el cuarto juego y bateó sobre .400, más que el pelotero más valioso de la serie, Mike Schmidt. Aikens, sabíamos, era peligroso, en el sentido de reconocer que era un jugador que hacía mucho daño con el bate. Sin embargo, en poco tiempo debió afrontar una suspensión por consumo de drogas, y su carrera de Grandes Ligas terminó en 1985. Más adelante, varios cargos por uso de drogas lo enviaron a prisión por 14 años. Las memorias de Aikens, “Safe at Home”, (“A salvo en el hogar”) escritas por Gregory Jordan, llegaron a mi casilla de correo hace unas semanas. Siempre me llegan varios libros, y no dispongo de tiempo para la mayoría de ellos. Pero encontré tiempo para éste, para saber que le había ocurrido en realidad a Aikens, y por qué. Es difícil juzgar su historia en una nota de 450 palabras, que apareció en el periódico del domingo. El libro, por supuesto, es mucho más explícito. A cuatro años de salir de la cárcel, Aikens es entrenador en el complejo de Ligas Menores de los Reales en Surprise, Ariz. Él aconseja a los prospectos del equipo en el arte de batear y también sobre como afrontar la vida. “Trato de guiarlos en como tomar las mejores decisiones fuera del campo”, dijo Aikens cuando hablé con él por teléfono la semana pasada. “Si lo que digo ayuda a uno de ellos a mantenerse en el camino correcto y llegar a las Grandes Ligas, he cumplido con mi trabajo”. La historia de vida de Aikens demanda atención, y también, por supuesto, su nombre. Él deja claro en el libro que nunca le importó su segundo nombre ni que la mayoría asumiera que fue nombrado así por el inquilino del Salón de la Fama Willie Mays. De hecho, fue nombrado por su tío Willie, y Mays era el nombre del doctor de la familia. “Mi mamá no sabía nada de béisbol”, dijo Aikens. “Mi mamá nunca me vio jugar ningún juego de béisbol cuando era niño. Si mi mamá no sabía quién era Willie Mays, ¿como me podía poner ese nombre por él?” De todas formas, Aikens usó el número 24, como Mays, y a menudo usaba su segundo nombre en su firma. Dijo que simplemente jugaba con los aficionados. Añadió que nunca ha hablado con Willie Mays. Por alguna razón eso realmente me sorprendió, aunque, considerando el pasado turbulento de Aikens, no debió extrañarme. Ahora él está residenciado en Arizona, quizás se puedan encontrar. Le dije a Aikens que Mays va regularmente al clubhouse durante los entrenamientos primaverales de los Gigantes de San Francisco en Scottsdale, y él pareció emocionado. Algún día, le dije a Aikens, cuando los Reales visiten a los Gigantes en un entrenamiento primaveral, él debería pensar en ir a saludar a su tocayo. Aikens dijo que le parecía una gran idea. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

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