lunes, 10 de diciembre de 2012
Feliz cumpleaños Dámaso Blanco
A continuación un extracto del libro "Pensando en ti Venezuela. Una Biografía de Dámaso Blanco.
Saludos
Alfonso L. Tusa C.
El día de su debut “tenía el corazón en la boca, porque me tocó jugar en tercera base, delante de un campocorto de nombre Alfonso Chico Carrasquel, mi ídolo de toda la vida en el beisbol. Cada vez que volteaba el Chico estaba detrás de tercera, en el hueco, sobre la grama interior, a dos pasos de segunda base. Era increíble cómo se movía por toda esa zona entre segunda y tercera. A veces llegaba hasta detrás de la segunda base, agarraba la pelota y lanzaba a primera como si nada”.
La emoción de Dámaso llegaba a niveles insospechados: en una ocasión estaba en el ambiente el toque de pelota por la antesala, y Dámaso veía tanto los movimientos del bateador como hacia el campocorto. El Chico le indicaba con la barbilla que se enfocara en jugar adentro. Dámaso se adentraba en la grama interior pero instintivamente miraba hacia donde cubría Alfonso Carrasquel.
Cada vez que regresaban al dugout, Dámaso buscaba sentarse lo más cercano a Carrasquel. En una ocasión le preguntó qué tan adelantado debía jugar un campocorto con el cuadro adentro. El Chico se lo quedó mirando. “Pero tú eres tercera base”. “A veces también juego short stop y tengo la duda de si el bateador va a dragar la pelota o va a batear duro”. El Chico se pasó la mano entre los labios y la barbilla, y se quedó mirando a Dámaso. “Si quieres, cuando se presente esa situación mira hacia el segunda base y después hacia el shortstop, y de acuerdo a donde estén ellos tienes que encontrar la ubicación que más te convenga, porque el tercera base es uno de los que tiene que estar más atentos a cualquier jugada de toque y a la vez tener los reflejos para regresar si cambian la seña”.
Dámaso seguía segundo a segundo cada movimiento del Chico. Cuando éste casi se daba cuenta, Dámaso se volteaba y empezaba a silbar. “¿Qué te pasa, novato? ¿Es que nunca has visto a un pelotero hacer su rutina?” “Sí, pero nunca lo había hecho con el pelotero que ha sido mi ídolo de toda la vida”. El Chico se sonrió y dio dos palmadas en el hombro de Dámaso. “No es para tanto”.
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