domingo, 27 de enero de 2013

Ahora es cuando hay serie final.

Aun cuando he saboreado la triste y amarga mezcla de la equivocación de un árbitro en contra del equipo de mis simpatías, minutos después reconozco que la peor conclusión es descargar sobre esa falla la causa clave de la derrota. Siempre habrá motivos suministrados por los protagonistas del juego que dejen a un lado el error arbitral porque se sabe que forma parte lo que podría ocurrir y se debe aceptar como una probabilidad que puede afectar a uno u otro rival. Por eso me sorprendí esta mañana cuando al revisar los medios escritos, muchos de ellos calificaron como la clave del juego, el jonrón anulado a Robert Pérez en el segundo inning. Entonces ¿y el resto del juego? ¿y la constante lucha entre Cardenales por acercarse y Magallanes por alejarse en el marcador no existió? En el cierre del tercer inning César Istúriz descargó doble al jardín izquierdo y Yangelvis Solarte lo remolcó con imparable al centro para colocar la pizarra 2-1. Luego Fabio Castro obligó a Paulo Orlando a rodarla por segunda base para que Mario Lisson iniciara un dobleplay 4-6-3. Abriendo el cuarto episodio Eliezer Alfonzo la desapareció por el jardín izquierdo. Magallanes 3 – Lara 1. En el cierre de ese episodio Luis Valbuena empujó la carrera de Ernesto Mejía con sencillo a la derecha. Victor Marte relevó a Castro con hombres en primera y segunda base, ponchó a Robert Pérez y José Yépez bateó una línea peligrosa hacia la raya que iba cantando el empate a 3, entonces apareció cual sombra salvadora la humanidad de Juan Rivera para atrapar la esférica en un deslizamiento que me hizo recordar las atrapadas de Antonio Armas en el right field de los Atléticos de Oakland. Marte y todos los magallaneros respiraron con vidrios en los ojos. En el quinto episodio luego de que Pablo Sandoval anotara la cuarta carrera. Con Juan Rivera en la antesala y dos outs vino a batear Mario Lisson ante Richard Castillo y una vez más demostró la puntería de su arpón al despachar sencillo al centro para remolcar a Rivera. En el cierre del quinto Isturiz y Solarte dispararon sencillos. Deolis Guerra relevó a Marte y me pareció ver la presencia de Manuel Sarmiento en el montículo a través del dominio de la escena que ejerció el relevista. Salió de Orlando con elevado al centro. Ponchó a Luis Jimenez y dominó a Mejía con rodado por tercera base. Otra vez se sentía aquel suspenso de película de Hitchcock en el ambiente. En el cierre del séptimo Lara atacó a Atahualpa Severino con sencillo de Solarte, boleto a Jimenez y sencillo de Mejía. Magallanes 5 – Lara 3. Sin embargo Severino apretó el brazo y abanicó a Valbuena. En el octavo entra a lanzar Kelvim Escobar y Lisson le negocia boleto. Darwin Pérez corre por él. José Jimenez releva a Escobar y Ezequiel Carrera lleva a Pérez a la intermedia con rodado al pitcher. Yoervis Medina releva a Jimenez y bolea a Carlos Maldonado. Pérez llega a la antesala por wild pitch. Endy Chávez devuelve imparable al centro para traer a Pérez. Magallanes 6 – Lara 3. En el cierre del octavo Juan Rincón releva a Severino. C.J. Retherford se embasa por infield hit. Robert Pérez la rueda por las paradas cortas y fuerzan a Retherford en segunda. Hernán Iribarren batea por Yépez y batea rolling al pitcher, Perez pasa a segunda. Iztúris conecta imparable a la izquierda, Carrera tiene dificultades a la hora de lanzar y Pérez anota. Iztúris pasa a segunda por el tiro al plato. Jean Machí releva a Rincón. Solarte le batea imparable al centro. Izturis anota. Enrique González releva a Machí y domina a Orlando con elevado al centro. En el cierre del noveno me remonté al sexto juego de la primera final Caracas-Magallanes cuando Luis Jimenez soltó un linietazo con etiqueta de imparable hasta que Ezequiel Carrera voló sobre la grama para atrapar la pelota justo cuando empezaba a contactar la superficie, tal como aquella jugada de Melvin Mora. Los latidos cardíacos se multiplicaban y aun el suspenso rondaba la nave. González se fajó como los buenos y dominó a Mejía con elevado a la derecha y a Valbuena con elevado al centro. El juego fue uno de los más disputados que recuerde en final alguna, con muchas intervenciones decisivas de parte y parte, el supuesto error del árbitro de jardín izquierdo fue un hecho puntual, que además está dentro de los riesgos de un juego normal de pelota. Alfonso L. Tusa C.

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