martes, 22 de enero de 2013

Tercer round

Desde muy temprano vi a un tipo flaco de bigotes estirados y mirada misteriosa hurgar en la cubierta del barco. Ni rastros de algo parecido a un líquido sospechoso, menos una poción capaz de transformar el ánimo de toda una tripulación. Otro tipo de bigotes y un sobresalto en la mirada lo llamaba desde el puente de mando. “Mr. Stevenson, Mr Stevenson. Ahí no es que tiene que buscar, es en los camarotes. Allí es donde esos marineros se transforman de un día para otro”. Abrí los ojos e intenté recordar cuantas series finales habían jugado los Cardenales de Lara y los Navegantes del Magallanes. La primera que llegó hasta mi memoria tenía sabor a los turrones de coco que siempre comprábamos en Boca de Sabana, un poblado de las afueras de Cumaná. Los plumíferos dominaban la serie 3 juegos a 1 y en el quinto juego tenían todo listo para coronarse cuando por los alrededores del plato se apareció José Francisco Malavé y descargó un estacazo que volteó el juego y la serie. Magallanes se impuso en siete encuentros con Gregorio Machado al frente del barco en sustitución de Tim Tolman. En el noveno episodio del séptimo juego, Lara tenía tres hombres en base, Melvin Mora debió regresar al dugout para buscar un casco, de las gradas estaban lanzando botellas. El tipo seguía husmeando por el barco y negaba a cada momento. Aquí no veo rastros de ningún Mr. Hyde. Lo que si hay son muchos Doctores Jekyll que se empeñan en olvidar las más fundamentales normas de la medicina. ¿Cómo vas a operar con las manos sucias? ¿Cómo vas a diagnosticar sin conocer la historia clínica del paciente? Mientras me lavaba la cara apareció una imagen de Phil Regan discutiendo dentro del dugout. Aun recordaba aquella final de la temporada 1999-2000, cuando en el primer juego de la final en Maracaibo, los árbitros y la LVBP fueron incapaces de tomar una decisión ante un acto de violencia extraterreno que llegó a su climax cuando la muchedumbre desprendió la baranda del jardín central y varios fanáticos golpearon con hielo a un outfielder magallanero, el caos se prolongó más de 20 minutos y aun cuando los reglamentos eran muy claros el juego no fue confiscado, ni se supo que iba a pasar hasta pasados al menos dos juegos, inoperancia e impunidad puras. Ahora en esta final 2000-01 ante los Cardenales de Lara, Magallanes había tomado de refuerzo a un cubano de nombre Vladimir Nuñez, en uno de los juegos, ahora me cuesta precisar si fue el último o el penúltimo, Núñez había dominado a Cardenales por 8 innings y Magallanes ganaba por una o dos carreras, al llegar al dugout se pudo observar una gran discuisón entre Regan y Núñez, este reclamaba que podía lanzar el noveno y ganar el juego. Regan alegaba que había un cerrador para eso. Vino el cerrador y Lara le volteó el juego. Segunda temporada seguida con sub-campeonato para Regan. Robert Louis Stevenson se estrujo los cabellos en la frente. Me voy a quedar cerca de aquí para ver lo que ocurre en el primer juego. Si hay material para enriquecer a Mr. Hyde me voy a dar banquete. Si hay más elementos del Dr, Jekyll habría que ver como los asimilo, porque el fue quién se empeñó en hacer esa poción. Ahora a pocas horas de empezar la final 2012-13, Lara y Magallanes saltan en cada una de sus esquinas. Los Cardenales tienen una ofensiva temible. Magallanes también tiene lo suyo, solo que deberá demostrar que esos arranques de fallas defensivas y crisis de control quedaron en la eliminatoria y el round robin. ¿Es una serie muy pareja? Si ¿Puede llegar al séptimo juego? Si. ¿Puede haber una barrida? Esa si está difícil de contestar, mucho más cuando la competitividad se siente ebullir tras las paredes de cada dugout. Alfonso L. Tusa C.

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