lunes, 9 de diciembre de 2013
Tributo a Jim Holt en su exaltación al Salón de la Fama de los Navegantes del Magallanes.
Un doble percusivo
“El juego que enmarca esta nota ocurre el 20 de diciembre de 1969, en plena efervescencia de la lucha por la clasificación. Magallanes llega al estadio Universitario urgido de un triunfo que lo mantenga en la pelea y nada mejor que lograrlo ante los eternos rivales caraquistas. Con Orlando Peña encomendado para abrir desde los mástiles magallaneros, y Luis Peñalver comisionado para enviar las serpentinas melenudas, comenzó el partido bajo una expectativa de alta tensión, poco diferente de la que se vive en cualquiera de estos enfrentamientos.
Las acciones ofensivas las inició el Magallanes, cuando al comenzar el segundo capítulo Gaston (en lo que fue su juego final con Magallanes en la ’69 -’70) la metió de hit en fuerte roletazo a los predios de la pradera izquierda. Al batear Holt, el voluntarioso jardinero tejano se lanzó a la conquista de la intermedia y la consiguió. Esta situación se convirtió en un detonante para el bateador zurdo porque, acto seguido, sonó línea trepidante por el right field que dejó sin oportunidad a Rich Scheinblum y remolcar en los pies de Gaston la rayita que inauguraba el marcador.
El cierre de la tercera entrada sirvió para que los Leones aprovecharan el descontrol de Peña y alguna falla defensiva, para lograr hasta cuatro anotaciones y así pasar a dominar las acciones. Teodoro Obregón comenzó el acto con sencillo, y luego del out de Jesús Padrón, Peñalver tocó la bola logrando embasarse a consecuencia de un tiro defectuoso del lanzador que hizo a Aristimuño salirse de la base. Nelson García conectó rodado por el montículo, bueno para forzar a Peñalver en segunda. Pero entonces Víctor Davalillo (j) la conectó de inatrapable para impulsar la igualada en las piernas de Obregón, y Peña golpeó a Cleon James para llenar las bases. Todo esto trajo a batear a Scheinblum quien largó un estacazo a la línea de cal de la izquierda que barrió las bases mientras él se estacionaba en la segunda base.
De aquí en adelante el juego se mantuvo intacto en el marcador hasta llegar al comienzo del noveno inning. Gustavo Gil comenzó entregando el primer out con rola de short a primera. Sin embargo, Gaston dio muestras de que todavía había vida en el barco al encender petardo a la derecha. Es entonces cuando Jim Holt conecta el batazo clave que lo hace merecedor del protagonismo en este encuentro, pues truena un doblete (su segundo de la noche) por la banda derecha haciendo anotar a Gaston y poniendo a arder el rancho caraquista con unas chispas que anunciaban rebelión en alta mar. Mientras la tribuna derecha, dormida durante cinco episodios, comenzaba a acalorarse paulatinamente, Ray Fosse soltó una bala fría al jardín central buena para colocar corredores en las esquinas. La sirena alborotaba la noche. Entonces el dirigente caraquista se llevó a Peñalver y trajo a Diego Seguí para aplacar la amenaza navegante.
Aquí vino a batear Dámaso Blanco quien devolvió un envío del cubiche hacia la zona corta del centerfield empujando la anotación de Holt que colocaba el cotejo 4-3, mientras la temperatura en el universitario subía hasta niveles de fiebre escarlata. Sin embargo, todo pareció volver a la normalidad cuando Armando Ortiz salió de pitcher a primera mientras los corredores llegaban a segunda y tercera. Los cánticos caraquistas buscaban el último out desde la tribuna izquierda, aunque el juego no terminaba.
Pompeyo Davalillo ordenó boleto intencional para Orlando Reyes buscando el último out en cualquier lugar. Desde el barco, “Patato” Pascual respondió trayendo de emergente a Héctor Martínez por el lanzador Gregorio Machado quien había entrado a relevar en el acto anterior. Martínez respondió despachando imparable al centro bueno para generar el empate y provocar la arrojada carrera de Dámaso Blanco hasta la goma y así marcar la de la ventaja al caérsele la pelota al receptor Musulungo Herrera. Dick Baney vino a relevar en el cierre del noveno y logró mantener a raya a los Leones para que Magallanes anotara en su bitácora otra victoria en aquella recordada temporada”.
Extracto de Una Temporada Mágica. Alfonso Tusa. 2006. LVBP. Central Banco Universal. 205 pp.
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