lunes, 13 de abril de 2015
Ray Fosse aún sigue adolorido, pero no está amargado 43 años después del choque del Juego de las Estrellas.
Scott Miller. 11-07-2013.
Oakland. Cuatro décadas después, Ray Fosse está parado en un túnel oscuro debajo del Coliseo. Todavía no puede levantar su brazo izquierdo por encima de su cabeza.
Hace calor, es verano y el Juego de las Estrellas está cerca. Y él sabe lo que eso significa.
Más preguntas. Más viajes a 1970, y el duodécimo inning en el Riverfront Stadium de Cincinnati. Más choque de cabeza.
Más Pete Rose.
Imagen retrospectiva del Juego de Estrellas de 1970: Liga Nacional 5, Liga Americana 4 (12 innings).
¿Quién dice que no hay repetición instantánea expandida en el beisbol?
Las repeticiones del encontronazo Rose-Fosse se han expandido por 43 años hasta ahora. Es una de las jugadas más vistas de la historia del beisbol. Y el resultado nunca cambia.
¿Todavía hay dolor?
“Como un cuchillo encajado en mi hombre”, dijo Fosse de 66 años. “Porque es hueso contra hueso. Y artritis, y la edad, y todo lo que pasó”.
Hagamos una pausa aquí por un momento para hacer una aclaratoria importante. Él no está amargado. Está en su temporada 28 como analista de radio y televisión de los Atléticos. Se aproxima a su cuadragésima temporada en total en el beisbol. Y sonríe mucho.
Ha estado casado con Carol por 43 años, tienen hijas y nietos y muchas, muchas sonrisas.
“Soy afortunado”, dijo. “Bendecido”
Nada de amargura. De ninguna manera.
Pero lo que Fosse quisiera hacer es aclarar la verdad sobre lo ocurrido aquella calurosa noche, en referencia a la historia revisionista de Rose.
Eventualmente, él piensa que escribirá algo sobre esa noche. Si no un libro, por lo menos un artículo, o tal vez algo en los medias de comunicación.
“No pretendo hacer de esto una disputa con Pete, pero desde entonces no se han dicho muchas verdades de este episodio”, dijo Fosse, quien representaba a los Indios de Cleveland en ese Juego de Estrellas. “Lo cual es muy odioso”
La manera como Rose ha contado la historia a través de los años mediante entrevistas y programas radiales es que él, Fosse y el pitcher Sam McDowell habían salido la noche antes del Juego de Estrellas y terminaron en la casa de Rose donde estuvieron hasta las 4 o 5 am.
La manera como Fosse dice que pasó es que, si, los tres hombres salieron a cenar la noche antes del juego. Pero con sus esposas. Pete y Karolyn. Sam y Carol. Ray y Carol. Y se despidieron alrededor de la 1 a.m.
Ray y Carol se habían casado hacía solo tres meses, en abril. Y el Juego de Estrellas era un asunto de bajo perfil. No había Home Run Derby. Tampoco Futures Game. Los jugadores llegaban el domingo en la noche, trabajaban el lunes en la tarde y participaban en el juego el martes por la noche.
McDowell y Rose eran viejos amigos. Fosse estaba en su primera temporada en las mayores.
“No había nada de la fanfarria que tienen ahora con todas las fiestas y cosas”, dijo Fosse. “Nosotros terminamos saliendo a cenar esa noche porque porque no había nada más en el ambiente. Y hablamos de beisbol, y Pete dijo, ‘De todo lo que quieres hablar es de Johnny Bench’”
“Bien, por supuesto. Porque Johnny Bench era un jugador de la Liga Nacional. Yo sabía que él era un gran pelotero”.
“El asunto es que, regresamos al hotel a la 1 a.m., porque había juego el martes en la noche. No fue a las 4 a.m., como algunas veces, él ha dicho. Él ha dicho, ‘Oh, estuvimos fuera hasta las 4 o 5 de la mañana. Éramos amigos’”
Esta es la parte que todavía molesta a Fosse, alrededor de los límites del dolor del una vez hombro roto, todos estos años después. Que Rose minimice su golpe a la carrera de Fosse queriendo hacer pasar la jugada como algo que ocurrió entre amigos. Casi como si todo fuese una pequeña broma fraternal que se convirtió en algo indeseado.
“Él se equivoca al recordar, y tal vez porque soy afortunado de que mi esposa y yo hemos estado casados por más de 43 años desde ese verano, y ellos no”, dijo Fosse. “Pete y Sam ya no están con sus esposas. Y no sé si solo olvida o lo hace intencionalmente, o lo que sea. Pero esas son algunas de las realidades”.
A los 23 años ese verano, Fosse estaba en la plataforma de lanzamiento de lo que parecía ser una brillante carrera. Tenía 16 jonrones y 45 carreras empujadas en 78 juegos hasta el receso.
Después del receso, con el dolor apretando su hombro, bateó dos jonrones y empujó 15 carreras en 42 juegos.
Los rayos-X que le tomaron inmediatamente después que Rose lo revolcara para anotar la carrera ganadora de la Liga Nacional aquella noche, fueron negativos. Entonces no había resonancia magnética. Por lo que Fosse simplemente descansó y luego jugó cuando la agonía se redujo a una simple cuchillada en el hombro.
No se hizo otra rayos-X hasta 1971, cuando el dolor todavía lo mataba, le mostraron que tenía una fractura y un hombro separado. Pero había soldado en parte.
La parte equivocada.
“Una vez soldado, impropiamente, no vas a hacer nada con eso”, dice Fosse.
Rose nunca se acercó a Fosse después. Los dos han hablado, dice el antíguo cátcher, solo dos veces desde entonces.
Fue a comienzos de la temporada de 1971 cuando Rojos e Indios jugaron un juego de exhibición, la primera vez que se cruzaron sus caminos después de la jugada. Como los rayos-X no mostraron que el hombro estaba fracturado y separado, Fosse fue el cátcher de los Indios el jueves cuando empezó la segunda parte de 1970, dos días después que Rose lo había arrollado. Rose dijo que había perdido tres juegos con una cadera adolorida.
De cualquier forma, Rose estaba corriendo mientras Fosse estaba en los jardines durante la práctica de bateo antes del juego de exhibición entre Indios y Rojos a principios de 1971 cuando Rose lo llamó.
“Él dijo ‘Hey,estás comenzando lento’”, dijo Fosse. “Esas fueron las únikcas palabras que oi de él desde el Juego de Estrellas hasta que me retiré 10 años después. Eso fue todo. Nunca tuvimos juegos interligas. ‘Hey,estás comenzando lento’”
“Claro que sí. Porque tenía un hombro fracturado y separado, y el dolor estaba ahí, y todavía está ahí 43 años después”.
Ray Fosse fue cambiado a los Atléticos en 1973 y ganó dos Series Mundiales; ahora es narrador de los juegos de Oakland. (USATSI)
Hubo otro encuentro breve entre los dos hombres, a mediados de la década de 1980, cuando Buddy Bell jugaba para los Rojos. Fosse, estaba retirado y vivía en el area de la bahía, iba a San Francisco cuando los Rojos iban a jugar con los Gigantes, para visitar a su antíguo compañero de quipo y amigo. Rose era el manager-jugador de Cincinnati.
“Hablamos brevemente”, dijo Fosse. “Todo se debió, dice él a que yo traté de bloquear el plato, simplemente. Como cátcher, me posicioné hacia donde la pelota fue lanzada por Amos Otis. Yo estaba sobre la línea. Porque si mu hubiera quedado en el plato, pierdo la pelota por metro y medio y no estuviéramos hablando hoy. Porque habrían dicho, ‘¿Caramba por qué esquivaste la jugada?”
“Eran tiempos diferentes. No digo que sea bueno o malo. Me enseñaron que como catcher, a recibir la pelota y plantarme para el contacto. Y lo que veo, cuando revisas la repetición. Que he visto millones de veces, es que el empieza un deslizamiento de cabeza y me ve, si o no…él está en Cincinnati, su patio. Charlie Hustle.
“Doy dos vueltas sobre mi cuerpo, y él regresa a mirar, entonces Dick Dietz lo agarra, otros dos tipos lo agarran y él no regresa. Estoy de rodillas con todos los jugadores de la Liga Americana y Earl Weaver, el masajista viene, el dolor me estaba matando, y me tomaron rayos-X después del juego”.
Fosse fue cambiado a los Atléticos antes de la temporada de 1973, luego fue readquirido por Cleveland en 1976. Los Marineros lo obtuvieron de Cleveland en 1977, jugó unos juegos con los Cerveceros en 1979 y eso fue todo.
Ël fue dos veces al Juego de Estrellas, ganó dos guantes de oro, ganó dos anillos de Serie Mundial en 1973 t 1974 y, probablemente lo más importante de todo, fue a jugar en la Oakland natal de su esposa antes que llegara la tragedia familiar.
“Haber ido de un equipo del cual sabíamos no íbamos a ganar, hasta un equipo que ganó un campeonato y luego ganó dos más”, dijo Fosse de la negociación Cleveland-Oakland. “Ser parte de eso, y luego mi difunto suegro, el padre de mi esposa, tuvo un ataque cardíaco antes de empezar la temporada de 1975… es como si Dios dijera, ‘Vamos a enviarte a Oakland por tres años, vas a jugar ahí, tu esposa va a disfrutar con su padre, tu suegro va a disfrutar el beisbol, él fue un gran aficionado, y después él pasará a mejor vida por un ataque al corazón y luego vas a ser cambiado de vuelta a Cleveland’”.
“Vamos. Esa es la forma como lo veía. Tuve tres maravillosas temporadas con mi suegro. Él era un gran golfista, un tremendo granjero italiano del valle, una gran persona, y después fui cambiado de vuelta a Cleveland”.
Su suegro asistió a los juegos de serie Mundial de Oakland contra los Mets y los Dodgers. Entonces la vida cambió de nuevo.
Hoy, los Fosse alternan su tiempo entre su hogar de Oakland (durante la temporada) y su casa de Scottsdale, Ariz.
Quizás él no habría escogido este nicho particular en la historia del beisbol, pero lo ha aceptado. Pasa sus días mirando hacia adelante, no hacia atrás.
“En conclusión, ser capaz de jugar 11 años en las Grandes Ligas, narrar juegos por 28, y jugar otros tantos años en ligas menores… eso hace 40 años de beisbol profesional”, dijo Fosse. “Ha sido mi vida y no la cambiaría por nada del mundo”.
“Trabajar con un conjunto de beisbol, ser capaz de trabajar para un equipo, pienso que es especial. No cambiaría nada.
Quizás si cambiaría algo que ocurrió a mediados de julio.
Él aún recuerda hablar con el difunto Gary Carter en el Juego de Estrellas de Oakland en 1987.
“En este túnel donde estamos parados ahora”, dijo Fosse, que vio a Carter.
“Que tengas un gran juego”, le dijo Fosse.
“Lo que te pasó a ti no me ocurrirá a mí”, le respondió Carter a Fosse.
“Él estaba pensando, ‘No me voy a involucrar en una colisión de Juego de Estrellas’”, dice Fosse. “Eso es algo que siempre estuvo en mi mente. Pero era un poco tarde, 1987, 17 años”.
“Una época diferente. Pero los muchachos pensaban en eso, veían el choque una y otra vez. Cuando se ven los momentos especiales del juego, y el choque número uno en el plato, aparece la jugada. Es parte de eso”.
Lo divertido hoy es, han pasado suficientes años de eso, y cuando Fosse trabaja en los clubhoeses antes de una transmisión, siempre se presenta a los jugadores preparándose para el juego de esa noche de Oakland como, “Soy Ray Fosse, un narrador de televisión”. No dice, “Hola, Soy Ray Fosse, un antíguo pelotero”.
Y ¿saben lo que él siempre recibe?
“Ellos dicen, ‘¡Hey, tu eres el tipo!’”, dijo Fosse. “Eso ocurre. Porque estos peloteros de hoy están tan alejados de aquel tiempo, ni siquiera está en su mente quién soy yo. Y yo no hablo de eso”.
“Pero una vez que ven la jugada, ellos dicen, ‘Tú eres el tipo’”.
Lo ha sido por 43 años. El cabello y el bigote son grises ahora, pero la memoria permanece fresca. Y en varias ocasiones cuando mueve el brazo en la dirección equivocada o si sencillamente tiene un mal día o noche, también permanece el dolor.
El hombre todavía adora venir al estadio cada día. El entusiasmo es evidente en sus transmisiones.
También es evidente en su fácil y rápida sonrisa.
“Ha sido bueno”, dijo Fosse de sus más de cuatro décadas en el beisbol. “No lo cambiaría por nada del mundo”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
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