lunes, 14 de septiembre de 2015
“Para ser exitoso en la vida tienes que renunciar a algo”, Billy Hatcher.
Este artículo apareció en el Arizona Daily Sun (19-06-2004)
Actualización de 2015: Billy Hatcher está en su décima temporada como coach de los Rojos de Cincinnati. (24-06-2015)
Vivir un sueño.
Ed Odeven.
Phoenix—El bateó siete imparables seguidos en la Serie Mundial de 1990, para ayudar a los Rojos de Cincinnati a barrer a los grandes favoritos Atléticos de Oakland. Él descargó un jonrón en el décimocuarto inning del sexto juego de la serie de campeonato de la Liga Nacional de 1986.
Esos fueron, por supuesto, momentos memorables. Pero el punto de vista de Billy Hatcher es este: Su momento más grande como jugador de Grandes Ligas ocurrió en el primer momento cuando se puso un uniforme de los Cachorros de Chicago en 1984, su primer día en las mayores.
“Mi primer llamado a las Grandes Ligas fue maravilloso”, dijo Hatcher, el coach de primera base de los Devil Rays de Tampa Bay, antes del juego del viernes contra los Cascabeles de Arizona en Bank One Ballpark. “Fue algo por lo que había trabajado durante toda mi vida, entonces conseguir esa oportunidad fue indescriptible.
“No pienso que ganar la Serie Mundial o hacer el trabajo que hice en la Seri Mundial (batear .750, de 12-9) se compare nunca con ese momento, el sentimiento que tuve…Es un sentimiento que más nunca apreciaré. Apreciaría ganar otra Serie Mundial, porque la ganaría como coach”.
Hatcher un graduado de 1979 en Williams High School, ha sido un pilar en la organización de los Devil Rays desde que comenzó su carrera como coach el 1 de diciembre de 1995, más de dos años antes de que la franquicia jugara su temporada inaugural.
Él pasó la temporada de 1996 como instructor itinerante de ligas menores de Tampa Bay y luego trabajó como coach para St. Petersburg, el campeón de Florida State League en 1997. Él ha servido en el cuerpo técnico de los D-Rays desde 1998, ha sido coach de tercera base (2000), coach de banca (2001-02) y coach de primera base (1998-99 y 2003-presente).
Hatcher le ha tomado un gusto natural a esta ocupación.
“Probablemente disfruto más enseñando de lo que lo hice jugando”, dijo Hatcher, quien se retiró como jugador en 1995 luego de jugar una docena de temporadas para siete equipos: los cachorros, Houston, Cincinnati, Pittsburgh, Boston, Filadelfia y Texas.
“Amo jugar el juego”, continuó él, mientras se sienta en el dugout y mastica chicle Bazooka. “Cuando juegas, solo te preocupas por ti. Como coach, enseñas y te preocupas por muchos otros peloteros. Ver a estos muchachos mejorar cada día te hace sentir bien”.
El jardinero izquierdo de Tampa Bay, Carl Crawford, uno de los talentosos jóvenes jugadores del equipo, dijo que Hatcher tiene la disposición natural para ser coach.
“Él es muy paciente, tranquilo, trata de mantener a todo el mundo relajado”, añadió Crawford. “Él no está encima de ti, solo te deja saber lo que necesitas hacer”.
De acuerdo al manager de los Devil Rays Lou Piniella, Crawford y el jardinero central Rocco Baldelli, una estrella emergente, se han beneficiado del trabajo de Hatcher.
“Hatcher es un coach excelente”, dijo el manager. “Él es llevadero. Se comunica bien. Tiene mucho conocimiento de beisbol. Trabaja principalmente con los corredores, con los jardineros y él y el coach de tercera base Tom Foley algunas veces hacen un poco de instrucción de cómo tocar la pelota.
“Billy es un buen hombre de beisbol, de verdad lo es. Tiene pasión por el juego. Es entusiasta y es un gran trabajador”.
En sus propias palabras, ¿Cómo se resume el estilo de entrenar de Hatcher?
“Ellos entienden como jugar el juego”, dijo él. “Les doy algunas pistas de cómo yo solía hacer las cosas. Pero básicamente, les digo a esos muchachos que nunca se desilusionen de si mismos. Vas a cometer errores…Los mejores beisbolistas olvidan muy rápido”.
El largo camino.
Hatcher, quien cumplió 43 años en octubre, acredita a su padre por darle la perspectiva apropiada respecto de alcanzar su meta de vida: ser un grande liga.
Él dice que recordaba una y otra vez las sabias palabras de su padre: “Para ser exitoso en la vida tienes que renunciar a algo”.
Para Hatcher, eso significó inicialmente jugar para el equipo de beisbol los Vikings (desde 1976-79) y correr con el equipo de pista y campo durante los meses primaverales. En esos días, él se salía del diamante beisbolero y hacía carreras después de quitarse el caso de batear y desanudar sus zapatos de beisbol.
Era hora de trabajar en convertirse un atleta bien acondicionado, lo cual, dijo él, significaba sacrificar el tiempo que pudo haber pasado con sus amigos.
Despues que se convirtió en pelotero profesional, eso significó cinco años seguidos (1981-85) jugando beisbol de invierno en Venezuela, Puerto Rico y República Dominicana).
Pero esos meses extra en suelo extranjero pagaron dividendos, le dieron a Hatcher la oportunidad de trabajar sus destrezas y mejorar.
Para 1986, se había establecido en las Grandes Ligas. Y no se fue de la Gran Carpa hasta colgar su gorra al final de la temporada de 1995, cuando jugó con los Rangers. El veloz jardinero de guante excelente terminó participando en 1233 juegos y conectando 1146 imparables.
Y el nombre de Hatcher será uno que las nuevas generaciones de peloteros conocerán por siempre en el pequeño pueblo de Williams: El campo de beisbol WHS lleva el nombre de su famoso alumno.
“Me siento muy bendecido y muy agradecido de haber tenido la oportunidad de estar en el juego de beisbol por tanto tiempo”, dijo Hatcher, quien vive en St. Petersburg, Fla., con su esposa, Karen, y sus dos hijos: Derek (18) y Chelsea (14).
De regreso a Arizona.
Creánlo o no, la visita del viernes a Bank One Ballpark marcó la primera vez que Hatcher puso un pie en el estadio de los Cascabeles.
¿Es este un edificio especial para usted? Le preguntaron.
“Si, lo es”, dijo él.
Al crecer durante una época cuando los Giants de Phoenix (después conocidos como los Firebirds) de la Pacific Coast League fueron la cosa más cercana que un equipo del Grand Canyon State estuviera de un conjunto de Grandes Ligas, Hatcher dijo que estaba emocionado cuando Arizona fue premiada con una franquicia de expansión. Y aunque los Cascabeles de 2004 no se parecen al equipo que ganó la Serie Mundial de 2001, Hatcher dijo que es importante que los aficionados sigan apoyando a su equipo de todo corazón.
“Nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes”, dijo él.
Igual podría decirse de la oportunidad que Hatcher ha tenido de jugar y ser coach para uno de los grandes managers del juego, Piniella.
“Lou fue mi manager en Cincinnati. Gané un campeonato mundial con Lou”, dijo Hatcher, cuya mamá, Gracie, y hermana, Nell, residen en Williams mientras sus dos hermanos, Johnny y Jesse, viven en Flagstaff.
“Lou fue no solo mi manager, también es un buen amigo mío. Lou me ha ayudado de muchas otras maneras además del beisbol. Ha sido un amigo con quien conversar…Para mí, él es número uno en mi libro”.
Él está ansioso por poner su sello en los Devil Rays, siempre está listo para hacer que las cosas ocurran desde la caja de coach de primera base. En esencia, su posición ahí es una extensión directa de sus días de jugador activo.
“En primera base, tenemos algunos tipos con algo de velocidad que pueden robar bases”, dijo él. “De hecho, robo bases con ellos, porque he notado un movimiento, lo que hace un tipo, el primer movimiento. Muchas veces les digo cuando se deben ir… Así es como aprendí a jugar el juego”.
Al haber sido criado en un pueblo pequeño, Hatcher nunca olvidó sus raíces, nunca olvidó a las personas que fueron su esqueleto emocional en sus años de formación.
“Quiero agradecer a todas las personas del norte de Arizona por apoyarme en mis días de jugador activo”, dijo Hatcher. “De verdad lo aprecio, y aún los quiero mucho”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
Nota del traductor: Números ofensivos de Billy Hatcher con Navegantes del Magallanes en la temporada 1983-84: 60 juegos, 250 turnos al bate, 38 carreras anotadas, 70 imparables, 8 dobles, 7 triples, 20 carreras empujadas, 27 boletos, 31 ponches, 17 bases robadas, .280 promedio al bate.
Números de Billy Hatcher con Águilas del Zulia en la temporada 1984-85: 64 juegos, 239 turnos al bate, 34 carreras anotadas, 61 imparables, 7 dobles, 2 triples, 30 carreras empujadas, 25 boletos, 20 ponches, 16 bases robadas, .255 promedio al bate.
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