martes, 19 de enero de 2016

La vida y los tiempos de Jason Grimsley desde el affidavit.

08-11-2007. Mike Fish. ESPN. Overland Park, Kan. La nueva conexión de Jason Grimsley con el juego de beisbol se extiende a la izquierda, cerca del final del túnel, frente a filas de unidades de almacenamiento controladas. Es una estructura de una planta que aloja una facilidad para batear y lanzar bajo techo. Grimsley abrió las puertas de JOCO baseball luego de emplear a Scott Service, un amigo y antíguo relevista de Grandes Ligas, para gerenciar el lugar desde marzo. Era la primera vez desde que Grimsley firmó su primer contrato profesional en junio de 1985 que él no estaba en un entrenamiento primaveral. Pero a pesar de sus 15 temporadas en las mayores, poco hay a la vista en JOCO Baseball que hable de la conexión que tiene Grimsley con eso. El anuncio instalado en la grama, entre los árboles del frente no tiene su nombre. Ni se puede ver en ninguna parte en la página web de JOCO. La única evidencia está en una pared de la recepción: un afiche de tres años de Grismsley luciendo el uniforme de los Reales de Kansas City. El bajo perfil, presumiblemente, es por diseño. Desde que los agentes especiales del IRS allanaron el hogar temporal de Grimsley en Scottsdale, Ariz., a principios de la temporada de 2006 cuando el jugaba para los Diamondbacks y lo convirtieron en uno de los principales sospechosos del escándalo del beisbol con las drogas de alto rendimiento, el relevista ha vivido, para muchos, un poco como un personaje aislado en un programa federal de protección de testigos. A pocos días del allanamiento, él se retiró del clubhouse de Arizona y se retiró a este tranquilo suburbio del sur de Kansas City para estar con su familia y amigos cercanos y tratar de mantener alejado al mundo exterior. Él ha dado entrevistas, y no lo hizo para esta historia. Su familia está renuente a dar muchas luces sobre su temporada fuera del juego, creen que él ha sido maltratado por los medios. Su ministro, cuya iglesia Grimsley apoyó con una donación de 14.000 $ del dinero ganado en el contrato con los Diamondbacks, ha renunciado a declarar sobre él sin la aprobación de su benefactor. Y su abogado defensor criminalista establecido en Phoenix, Edward Novak, permanece tranquilo, consciente de que los cargos federales podrían aun mantenerse bajo el estatuto de limitaciones de cinco años. “Él no está interesado en dar entrevistas”, dice su agente de mucho tiempo Joe Bick, quién estaba irritado al saber que un reportado se había asomado a JOCO Baseball. “Este es un tipo que fue atrapado haciendo trampa y quiere seguir adelante”, dice Bick. “Él solo quiere recuperar su vida, fuera del ojo público”. Desafortunadamente para Jason Grimsley, su historia se ha impregnado en la conciencia del mundo beisbolero. Y ahora que la Serie Mundial terminó, su nombre va a resurgir mientras el escándalo de los esteroides en el juego tiende a un crescendo con la publicación anticipada de los resultados de una investigación realizada por el antíguo líder de la mayoría del senado de Estados Unidos, George Mitchell. El documento de Mitchell, de acuerdo a algunos reportes de los medios, mencionará nombres tomados de investigaciones federales y locales, incluyendo cheques firmados y detalles suministrados como parte de un alegato federal realizado para el antiguo asistente del clubhouse de los Mets de Nueva York, Kirk Radomski, quien está programado para ser sentenciado en diciembre por cargos de felonía de distribución de esteroides y lavado de dinero. Entre los documentos federales que fueron puestos a disposición de Mitchell está la admisión de Grimsley ante los investigadores (los mismos agentes quienes manejaron las investigaciones de BALCO) de que él usó una variedad de drogas de alto rendimiento, y que él sabía de otros peloteros que hicieron lo mismo. Porciones del affidavit de 20 páginas que resumió esas admisiones se lee como las palabras de un boca floja hablando de los nombres de los peloteros de mejoramiento de rendimiento, aunque esos nombres fueron desaparecidos en la versión del affidavit lanzada al público. Grimsley, de acuerdo a sus amigos, familiares y representantes, reclama que el affidavit no es preciso, y que él no dio los nombres de los peloteros. Él ha dicho a otros que los agentes le preguntaron por atletas específicos y sus hábitos de uso de drogas ilegales. Su abogado ha sugerido que las autoridades federales vinieron por Grimsley con la esperanza de que él ayudaría a proporcionar evidencia incriminatoria contra la superestrella Barry Bonds, una oportunidad que Grimsley declinó. Pero si la información del affidavit debe ser creida, Grimsley habló de suplidores. Allí, mencionó peloteros latinoamericanos como fuentes principales de anfetaminas. Él nombró a un usuario de esteroides quien, de acuerdo al affidavit, “tenía el peor acné de espalda que Grimsley había visto”. (El acné algunas veces es un producto colateral de las drogas). Él identificó a un antiguo masajista quien, de acuerdo a los agentes, dijo él que lo había referido a un negociador de velocidad. Bick, su agente, dice que Grismley recibió una carta formateada de Mitchell el año pasado; pero para el mejor conocimiento del agente, el pitcher no ha hablado con nadie del comité de Mitchell o alguien de las averiguaciones federales en curso desde el allanamiento de su hogar en 2006. Si el reporte de Mitchell hace públicos los nombres que Grimsley divulgó en el affidavit, sin embargo, su reputación en la fraternidad del beisbol se ensombrecerá. Un nombre, David Seguí, ha sido confirmado en el documento. Seguí se hizo público con esa información, y luego confrontó en privado a Grismley por su disposición a traicionar a un amigo. Él y Grimsley fueron compañeros en los Orioles de Baltimore en 2004. Sus esposas se hicieron amigas. En el retiro, ellos viven a 10 millas de distancia. Pero en estos días, los antíguos peloteros no hablan. Seguí, 41, dice que el tuvo una discusión con Grimsley acerca de hormona de crecimiento humano cuando sus familias estuvieron juntas en la casa de Seguí cerca de un mes antes que Grimsley se fuera al entrenamiento primaveral de 2006, y esa conversación apareció en el affidavit. Seguí dice que él y Grimsley disfrutaban de un guacamole después que sus esposas salieron de la cocina, y Grimsley trajo el tema de HGH. “Ahí fue que le dije, ‘Mira, si vas a hacerlo, hazlo de la manera correcta y ve a un doctor y revísate tus niveles sanguíneos para que no te vayas a hacer daño”, dice Seguí. Seguí, quien reconoce que ha usado la forma sintética de HGH bajo supervisión médica luego de ser diagnosticado con deficiencia de hormona de crecimiento en 2001, dice que él no pensó para nada en el intercambio hasta pocos meses después, cuando Grimsley fue indiciado y su affidavit se regó entre los círculos del beisbol más rápido que una recta de Josh Beckett. “La conversación que tuve con él después que todo esto ocurriera, yo estaba molesto y le grité”, dice Seguí. “Él siguió diciendo, ‘Yo no dije eso’. Le dije, ‘Jason, ¿me estás tomando el pelo?’ A menos que mi casa sea espiada, a menos que haya un espía en mi cocina, donde estábamos sentados, ¿quién más además de nosotros dos sabía que esas palabras se dijeron?’” Durante esa confrontación, de acuerdo a Seguí, Grimsley mantuvo su posición de que no había cantado esa información. “Entonces, cuando seguí diciendo ‘tonterías’ porque nadie más sabía de esa conversación”, dice Seguí, “él decía, ‘Bien, les dije eso porque estaban diciendo que solo enanos y pacientes de sida podían tomar hormona de crecimiento humano’”. ________________________________________ Dentro de las paredes de JOCO Baseball, la cual comparte edificación con el Christian Youth Theater, poco resuena de la experiencia de Grimsley con drogas de alto rendimiento. Por lo menos, eso no ha distraído a los peloteros jóvenes y de la escuela secundaria a los que sirve. En una tarde lluviosa reciente, el continuo sonido de los bates de metal conectando las pelotas llenó el aire mientras Building Champions, un equipo itinerante integrado por peloteros de secundarias locales, resonaba entre las estaciones de bateo, Scott Service ha dejado el negocio y regresó a su hogar en el area de Cincinnati. Grimsley instruye ocasionalmente algunos de los pitchers del equipo, aunque Jeremy Jones, el entrenador principal de Building Champions, le dijo a un reportero que él no iría ese día. Jones es un producto de Kansas City quien jugó en Arizona State y avanzó tan lejos como AA luego de cinco temporadas en el sistema de los Rangers de Texas, retirándose en 2002. Él trabaja con su equipo amateur fuera de la facilidad de Grimsley, donde él también trabaja como instructor de bateo. Sus sentimientos acerca de Grimsley son favorables. “Lo que es que él es un tipo increíble”, dice Jones, un antiguo actcher. “Él no merece nada de lo que recibe porque las personas quieren escribir cosas malas. Él le da a la comunidad su tiempo completo, esta facilidad”. Jones dice que no ha discutido mucho con Grimsley el publicitado tema de los mejoradores de rendimiento, pero él sugiere que el antiguo pitcher de Grandes Ligas se quedó atrapado en el lado oscuro del juego “Yo jugué con muchos tipos que usaron esteroides”, dice Jones. “No sé si Grimsley usó eso o no, pero no es diferente de alguien más si lo hizo. Eso estaba en todas partes, hasta en las menores. Si dejas que una persona lo haga, todos lo van a hacer para estar al día. Eso era problema del beisbol”. “Ellos dejaron que eso se les fuera de las manos. Querían mejores atletas. Querían tipos que lanzaran la pelota más duro, batearan la pelota más duro para vender más boletos. Y si las personas están en problemas por eso o por lo que sea, Major League Baseball está en falta, en mi opinión. Porque puedes ir a Puerto Rico y puedes obtener eso en el mostrador. Puedes ir a México. Tienes muchachos que vienen aquí que han estado en eso desde que tenían 16 años. Tienes que competir con esas personas. Nunca lo hice, pero era una decisión y tuve enfrentarla porque hacer eso o no”. No es tan simple, por supuesto. De acuerdo al affidavit, Grimsley no se basó en productos farmacéuticos para conseguir unos cuantos cheques de pago adicionales durante una carrera que terminó con marca de 48-52 y efectividad de 4.77, y que eso le reportara un total de mas de 10 millones de dólares. Si lo que los investigadores escribieron en ese documento es preciso, Grimsley, quien una vez fuera representante del sindicato de peloteros, rompió la fraternidad y ofreció los nombres de otros grandes ligas y personas ligadas al juego. La publicación del affidavit redactado creó un agite de los medios para exponer a los sospechosos de tramposerías. En septiembre de 2006, Los Angeles Times reportó las identidades de cinco peloteros del documento, entre ellos varias de las estrellas más prominentes del juego. Los oficiales del gobierno luego dijeron que el reporte del Times contenía “imprecisiones significativas”, y el abogado de Grimsley disputó partes de la historia. Más temprano, el masajista del area de Kansas City, Chris Mihlfeld, quien había ayudado a Grimsley a rehabilitarse de una cirugía Tommy John en 2005, fue nombrado en una página web y un programa de noticas nacional del cable, como proveedor de drogas identificado por Grimsley en el affidavit. Esos reportes, aparentemente, fueron incorrectos. Mihlfeld le dijo a ESPN.com que Grimsley y su abogado le aseguraron que su nombre no estaba en el affidavit, y luego los reportes de los medios identificaron a un masajista diferente. Pero el daño estaba hecho; el nombre de Mihlfeld estaba marcado. Y en un efecto dominó, la especulación de esteroides salpicó hacia los grandes ligas Albert Pujols y Mike Sweeney, quienes entrenaban con Mihlfeld. A pesar de todo, el guru masajista aun considera a Grismley un amigo y no lo culpa por aparecer al escarnio público: “Nunca podría imaginar que Jason Grimsley saldría a dar todos esos nombres y a señalar peloteros. Él es un pelotero de los peloteros. Él es un hombre de los hombres. Alrededor de los clubhouses de Grandes Ligas, Grimsley ganó respeto como un gran competidor y un sólido compañero. Esa reputación relumbró en 1994 cuando él jugaba para los Indios de Cleveland. En julio de ese verano, Grimsley gateó sobre el techo de Comiskey Park (ahora U.S. Cellular Field) para sustituir un bate relleno de corcho que los árbitros habían confiscado su compañero Albert Belle, y estaba en una habitación cerrada, por otro legítimo. El robo fue descubierto en parte porque el bate que Grimsley usó para reemplazar el confiscado tenía la firma de Paul Sorrento y no la de Belle. Esa acción arrojada y el asunto de las drogas ahora son parte del legado de Grimsley. Muchos ven el episodio del bate como heroíco, aunque podría no ajustarse a la descripción de su madre de él como un “muchacho muy cristiano”. Por otro lado, el episodio de las drogas y el subsecuente affidavit constituye, a los ojos de muchos, una nube negra que cuelga sobre el juego, si no un acto de traición de uno de los códigos del juego. Grismley es esposo y padre de tres niños. Quienes lo conocen bien describen a Grimsley como un muchacho del campo quien creció sin miedo por la gran ciudad. Es amigo de Mark Tremonti, guitarrista/vocalista de Alter Bridge y antíguo miembro de la banda Creed. Él ha invertido con el pitcher veterano David Wells y un puñado de empresarios del entretenimiento en el sitio nocturno de Nueva York, Plum; y él aporta dinero a la compañía de su primo ubicada en Houston que gerencia farmacias de hospitales. Un día a principios de 2005, cuando él estaba en rehabilitación de la cirugía de codo Tommy John, Grimsley salió de su casa del area de Kansas City para llevar a sus dos hijos a la escuela poco antes de que una avioneta bimotor se estrellara contra la casa. Todas las cinco personas de la avioneta murieron. Su esposa y su hija entonces de cinco años, quienes habían bajado al sótano para el ejercicio matinal de mamá, no resultaron heridas pero presenciaron el siniestro. “Ellos tuvieron que ir a consulta por mucho tiempo”, dice Judy Grimsley, la madre de Jason. “Y Jason fue una roca durante ese tiempo. Eso fue muy traumático para todos”. ________________________________________ Cuando ellos hablan estos días, Mihlfeld, el masajista, dice que sus conversaciones con Grimsley no son de beisbol o regímenes de entrenamiento, sino de sus familias e inversiones. Grimsley esá involucrado en una propiedad comercial alrededor de Kansas City, un negocio de mascotas por internet y un autolavado, además de la compañía de gerencia de farmacias y JOCO Baseball. “Pienso que eso lo afectó”, dice Mihlfeld. “Puedo sentirlo cuando hablo con él. Hablo con él un poco, especialmente luego de lo ocurrido, porque me preocupo por el tipo. Todos quieren crucificarlo. Bien, está bien. É les un tipo garnde, el lo puede manejar. Y lo ha manejado. Ha seguido con su vida. Ha reconocido que el beisbol se terminó y que fue un negocio difícil”. Mihlfeld agrega, “Él es como cualquiera de nosotros. Cada quien tiene demonios en su bolsillo trasero, así como para hablar. Todos tenemos momentos y problemas. Él es como todos. Él es humano. Cometió un error. Todavía es mi amigo. No creo en lo que hizo, pero hizo lo que hizo”. “En mi opinión, él hizo lo que tenía que hacer para mantenerse pitcheando. Desafortunadamente, con el dinero y las cosas involucradas con estos tipos, hay mucha presión para mantenerse sano y seguir lanzando, o seguir jugando”. Seguí, sin embargo, tiene sentimientos mezclados. “No estoy enojado con él”, dice Seguí. “No lo odio. Entiendo porqué empezó a hbalar con los investigadores. Cualquiera se hubiera asustado”. “La cosa es, no me hubiese importado si me lo hubiera dicho desde el principio, ‘Hey, Me están investigando y dije que tú estás con siguiendo eso ilegalmente de un doctor. Nunca traté de esconder nada. Se dio el caso que tuve que leer eso en el cintillo de SportsCenter, como todos los demás, y así es como supe que él estaba hablando de nuestra conversación”. Seguí dice del affidavit, “Desde afuera, eso suena como que Grimsley está tratando de desviar la atención de él al decir, ‘Bien, este tipo lo está haciendo también. Y entonces empezó a nombrar a todo el que había conocido en el beisbol. Empezó a lanzar esos nombres afuera, ¿para qué? Esa parte no tiene sentido. Si te atrapan. Te atrapan”. Aquellos cercanos a Grimsley dicen que él esta dolido de que un número de sus amigos y antiguos compañeros aparecieran relacionados a su affidavit a través e los medios deportivos. “Él estuvo muy dolido de que las cosas se conocieran de ese modo, especialmente con los medios, las cosas no ocurrieron exactamente así”, dice Terry Andrus, su pñimo y presidente de la compañía médica que cuenta con Grimsley como inversionista. “Me refiero…a que eso fue loco”. “Sé que Jason es un tipo correcto, y esto ha sido duro para él. Es duro cuando tus hijos ven tu nombre en la televisión por todos lados. Y, por supuesto, que tu esposa tenga que ver esas cosas. Eso es algo muy difícil de resistir para cualquier hombre”. Judy Grimsley, su madre, dice que ella sospecha que los agentes federales detrás del allanamiento y el affidavit fueron revanchistas. Y ella desconfía de los medios por lo cual percibe que hay una tendencia negativa en la historia de su hijo. “Lo único que Jason hizo fue ordenar algo sin prescripción y los agentes federales interceptaron su orden”, dice ella por teléfono desde su hogar en Cleveland, Texas. “Eso es todo. Eso es todo lo que este muchacho hizo mal. Y él no falló la prueba de drogas de Major League Baseball. Si lo hubiese hecho, habría sido suspendido. Nunca fue suspendido. (MLB lo suspendió por 50 juegos la semana posterior a que el allanamiento se hiciera público; pero para entonces, el había renunciado al juego. “Y pienso que la verdadera razón por la que fueron tras Jason fue que él rechazó usar un micrófono. Primero que todo, le dijo él, ‘No conozco bien a Barry Bonds. Lo conozco para decirle hola, pero no soy su amigo’”. “Y ellos dijeron. ‘Bien, ¿usarías un micrófono?’ Él le dijo que no ‘No’. Él no haría eso”. De acuerdo a su madre, Grimsley creció como un muchacho retraido en el pequeño pueblo de Cleveland, 50 millas al norte de Houston. Era quarterback estrella en la secundaria. En beisbol, la slider de Grimsley lo ayudó a convencer a los Filis de Filadelfia para tomarlo en la décima ronda del draft amateur de 1985. Él tenía 17 años cuando se fue a jugar beisbol profesional. Fue un verano emocional. Él creció muy pegado a su padre, Johnny, y su hermano menor, Joe. Los hermanos siempre compartieron una habitación. Cuando Jason cumplió 12 años, Johnny y Judy Grimsley le compraron a sus hijos bicicletas montañera para que pasearan en los acres de terreno adyacente de la familia de Mrs. Grimsley. Durante un paseo por el patio de su tía, un zapato de Jason se quedó atrapado en el tocón de un árbol. El dedo gordo de su pie izquierdo tuvo que ser amputado. De acuerdo a su madre, él ganó un puesto en el equipo de baloncesto de octavo grado un par de meses después, y esa primavera, llegó segundo en la competencia regional de salto alto. “Me pongo malicioso con cosas como esta”, dice Joe Grimsley, ahora un soldador de tuberías como lo fue su padre, cuando le preguntaron por la salida de su hermano del juego. “Lo que se ha dicho…todo eso es falso. No estoy hablando tonterías, pero ellos alteraron las cosas”. Esto sin embargo, no puede ser alterado: Jason Grimsley fue sorprendido en una movida de drogas. Y si el dio los nombres de sus pares o no, nadie de su lado ha apelado la otra información significativa que se encuentra en el affidavit: que en el curso de las dos horas de entrevista, él le dijo a los investigadores que había usado un número de drugas de alto rendimiento, especialmente en las etapas finales de su carrera de 15 años en Grandes Ligas. De acuerdo al affidavit, grismley admitió usar anfetaminas, conocidas en los clubhouses como “greenies” y “beans”, y clenbuterol al cual describió como incrementador del metabolismo. Tambien le dijo a los agentes que usó el esteroide anabólico Deca-Durabolin para recuperarse luego de la cirugía del hombro en 2000; y, después hormona de crecimiento humano. “Pienso que el gran punto aquí es que el uso de esteroides en el beisbol es, estoy seguro que ha ocurrido”, dice Andrus, el primo de Grimsley. “Pero en realidad ¿En que sentido es un asunto de seguridad nacional? Me refiero, estos tipos están practicando deportes para nuestro entretenimiento. Francamente, a la mayoría de las personas con las que hablo les importa poco lo que hacen. Yo preferiría ver a nuestros senadores y representantes someterse a pruebas de drogas antes que beisbolistas”. Pero el debate de la hora es acerca del dopaje en el deporte. Y Mitchell, un antíguo senador, está próximo a contestar la próxima pregunta de ese debate. Cuando lo haga, invocará el nombre del primo de Andrus, un pitcher relevista retirado que trata de enseñarle beisbol a los adolescentes y vive una vida tranquila en los suburbios de Kansas. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

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