jueves, 28 de enero de 2016
Esquina de las Barajitas: El Húngaro Loco.
Bruce Markusen. The Hard Ball Times. 16-07-2010.
Aunque hay algo de exceso de azul en esta fotografía, la barajita de Topps de Al Hrabosky en 1980 se cataloga como una de las más icónicas por su habilidad para capturar a un jugador en su momento más apropiado. Con sus hombros inclinados hacia adelante y su expresión facial al límite de la ferocidad animal, Hrabosky es visto en el momento de meter la pelota en su guante mientras sacude sus pies sobre el montículo antes de lanzar su próximo pitcheo ante un asombrado bateador.
Después de hacer una aparición como relevista lanzallamas novato con los Cardenales en 1970, Hrabosky agregó su curiosa rutina en el terreno de juego a su lista de hábitos personales en 1974. Cada vez que enfrentaba un rally de varias carreras del equipo rival, Hrabosky caminaba detrás del montículo, agachaba la cabeza, y empezaba a meditar. Luego de varios segundos de contemplación, Hrabosky respiraba profundo, metía la pelota dentro del guante, giraba alrededor del montículo, y se lanzaba hacia la caja de pitcheo. Casi siempre, Hrabosky seguía a su motivación psicológica en el terreno, reivindicándose de su última dificultad de pitcheo.
La inusual rutina ocasionó un apodo de parte de la oficina principal de los Cardenales. El director de relaciones públicas del equipo, Jerry Lovelace, empezó a llamar a Hrabosky “El Húngaro Loco”. El apodo, el cual reflejaba su herencia con precisión, se pegó en los periodistas, narradores y aficionados, lo cual le dio a Hrabosky uno de los alter ego más identificables de su época, y de cualquier otra.
Tambien fue durante sus primeros días con los Cardenales que Hrabosky decidió alterar su apariencia física. Con Richie Allen y Reggie Jackson habiendo roto la regla no escrita contra el vello facial, que se mantuvo por largo tiempo, a comienzos de los años ’70, los peloteros de ligas mayores se sintieron libres de dejar crecer bigotes y barbas. Hrabosky se unió a la diversión facial al dejar crecer su bigote, pero le agregó un toque poco convencional al hacerlo en estilo FuManchú, lo cual le daba una apariencia mucho más temible. También se dejó crecer el cabello largo y rebelde, parecía todo menos peinado bajo su gorra. La nueva apariencia de intimidación amenazante encaja perfectamente con su rutina y viceversa.
Hrabosky interpretaba su nueva imagen en sus respuestas a los reporteros. Cuando un periodista le preguntaba a Hrabosky en que pensaba cuando iba desde el bullpen al montículo, el daba una explicación que deleitaba a los medios. “Solo pienso en odiar a la gente”, le dijo Hrabosky a Associated Press. “Me transformo psicológicamente. Me digo a cada momento que soy el mejor pitcher del beisbol. Hago cualquier cosa para motivarme”.
Hrabosky no era el mejor pitcher del juego, pero desde 1973 hasta 1976, él forjó un excelente período de cuatro años mientras pasaba de relevo intermedio a ser apagafuegos.
Hrabosky usaba un plan simple: Lanzaba recta tras recta, retaba a los bateadores con su lanzamiento principal 90 porciento del tiempo. La actuación de Hrabosky tuvo su apogeo en 1975, cuando agenció efectividad de 1.66 con 13 victorias y lideró la liga con 22 salvados como la última línea defensiva en el bullpen de Red Schoendienst.
En 1977, Hrabosky pasó un momento difícil. En un movimiento de 180 grados el dócil Schonedienst fue sustituido por Vern Rapp como manager de los Cardenales y este inmediatamente instaló un régimen disciplinario en San Luis. Rapp vetó el vello facial en los Cardenales, sin hacer excepción con Hrabosky o cualquiera de las peloteros veteranos. El Húngaro Loco cumplió la orden en desacuerdo, se afeitó el bigote y cortó su cabello largo, pero hizo evidente su disgusto. “¿Cómo puedo intimidar a los bateadores si parezco un golfista profesional?” Le preguntó Hrabosky a un miembro de los medios quien era adepto a su causa.
Con tal distanciamiento entre Hrabosky y la gerencia, los Cardenales cambiaron a su as relevista zurdo luego de la temporada, lo enviaron a los Reales de Kansas City por el relevista derecho Mark Littell y el cátcher de buena mascota y pobre bate Buck Martínez. Hrabosky volvió a su bigote Fu Manchú, retuvo su histrionismo maníaco en el montículo, y le dio a los Reales un apagafuegos de poder de primer orden, ayudándolos a ganar su tercer titulo seguido de la división oeste en 1978.
Luego de una temporada sabática en 1979, Hrabosky se fue a la agencia libre, firmó un contrato multianual con los Bravos de Atlanta. Hrabosky tuvo dos temporadas mediocres alrededor de una buena en 1981, cuando tuvo una efectividad de 1.06 a pesar de ser limitado a 24 juegos debido a problemas con su brazo.
Igual que en San Luis, los medios de Kansas City y Atlanta notaron que el personaje el Húngaro Loco de Hrabosky difería de su personalidad verdadera. Fuera del terreno, los reporteros tomaban nota de su conducta amigable, su alto nivel de inteligencia, y su habilidad para manejarse bien en una variedad de escenarios de entrevistas. Hrabosky trasladó esas fortalezas hacia un trabajo a medio tiempo como ancla deportivo para KPLR en San Luis, sirviendo la escena para una transición suave hacia la cabina de transmisión de los Cardenales luego de sus períodos como jugador activo con los Reales y los Bravos.
Él permanece en la cabina de transmisión hasta este día, sin el Fu Manchú oscuro, sin el cabello largo, y sin el histrionismo de intimidación. Pero los aficionados de San Luis aun lo conocen cariñosamente como el Húngaro Loco.
Acerca de Bruce Markusen
Bruce Markusen es el gerente de Digital and Outreach Learning at the National Baseball Hall of Fame. Ha escrito siete libros de beisbol, incluyendo biografías de Roberto Clemente, Orlando Cepeda y Ted Williams, y A Baseball Dynasty: Charlie Finley’s Swingin’ A`s, el cual fue premiado con la Seymour Medal de SABR.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
martes, 26 de enero de 2016
Subway Sam Nahem, 88, Pitcher y brevemente Dodger
Stephen Miller Staff Reporter of the Sun
Samuel Nahem, quien falleciera el 19 de abril de 2004 en California, fue una leyenda del beisbol de caimaneras en Brooklyn y pitcher de los Dodgers de Brooklyn de 1938 cuya presencia en el equipo fue destacada para el momento porque él era abogado, calvo, usaba anteojos, y era judío. Lanzó solo un juego para Brooklyn ese año, y pronto fue regresado a las menores. Él tuvo poco tiempo de servicio con otros equipos y se retiró en 1948 con marca de 10-8.
A principios de septiembre de 1945, luego que las hostilidades de Europa habían terminado, él participó en un evento como cineasta que estuvo maravilloso. Como miembro del equipo Todos Estrellas Overseas Invasion Service Expedition, él subió al montículo en una serie de cinco juegos contra el equipo de la Army 71st Division, los Red Circlers. Los juegos se jugaron en Nuremberg, Alemania.
Ahí estaba Subway Sam Nahem, más recientemente de los Cardenales y Filis, y, más importante para la posteridad, un judío, parado en el montículo en el propio estadio donde pocos años antes Hitler había arengado la doctrina nazi de odio y guerra.
El todosestrellas de OISE era una tripulación de respeto, una mezcla de peloteros semiprofesionales, unos pocos ex grandeligas, y peloteros negros. Los Red Circlers eran principalmente grandes ligas cuya ausencia del beisbol organizado había causado la declinación del juego hasta tal punto que los Carmelitas de San Luis tenían en su alineación a un jardinero de un brazo.
Con multitudes de 50.000 G.I para cada uno de los cinco juegos, las estrellas de OISE dividieron las tareas de pitcheo entre Nahem y Leon Day, una estrella de los Bears de Newark de las ligas negras. En el decisivo quinto juego, con la serie igualada a dos, Nahem pareció estarse cansando en el cuarto inning y fue relevado por Bob Keane, un amigo de Brooklyn. Keane salió de un enredo de bases llenas, y las estrellas ganaron el juego 2-1 luego que Ewell Blackwell, un pitcher de los Rojos de Cincinnati, hizo dos errores en el noveno inning.
Era una historia que Nahem contaba a menudo, y fue un evento destacable, aunque no mucho por el final dramático, el cual trajo titulares grandes, como por el contraste con las carreras fascistas grabadas memorablemente en "Triumph of the Will." De Leni Riefenstahl. Aún así, sería en 1948 cuando un hombre negro pudo pelear junto a una blanco en la armada, y 1952 cuando un negro pudo lanzar ante un blanco en un estadio de Grandes Ligas.
El año pasado en una entrevista con J Magazine, Nahem recordó, “La mayoría de mis amigos peloteros, donde quiera que yo estuviese, eran contrarios a los peloteros negros, y la razón era económica y muy clara. Ellos sabían tenían la habilidad para estar ahí arriba, y sabían que sus trabajos estaban amenazados directamente, y ellos hacían todo tipo de cosas para desanimar a los peloteros negros”.
El análisis económico llegó naturalmente a Nahem, quien era un político radical y un sindicalista aun después que abandonara el partido comunista a finales de los ’50.
Él fue criado en una comunidad sirio judía en Bensonhurst, y hablaba árabe en casa. Su vida se hizo más cosmopolita luego que su padre murió en el hundimiento del vapor británico Vestris, en 1928. Siendo apoyado por su madre, él estudió literatura inglesa en Brooklyn College, donde él y su hermano Joe pitcheaban para el equipo de beisbol y Nahem fue nombrado al salón de la fama deportivo por sus contribuciones como quarterback del equipo de futbol.
Luego de asistir a la escuela de leyes en St. John y pasar la barra, Nahem se encontró sin descanso con las ambigüedades de la práctica legal. Como él contó la historia en la entrevista el año pasado, él todavía jugaba beisbol semiprofesional. El tuvo la oportunidad de lanzar práctica de bateo para los Dodgers en Ebbets Field un día, y accidentalmente golpeó a la estrella de los Dodgers, Van Lingle Mungo en el trasero. El manager de Brooklyn, Casey Stengel, fue al montículo. “Él dijo, ‘Si puedes golpear a ese gran hijo de perra, debes tener algo en la bola”. Así empezó su carrera professional.
Los Dodgers lo dejaron ir luego de su única victoria en 1938. Una leyenda familiar dice que Nahem capturó al manager Leo Durocher (quién había reemplazado a Stengel) con una mujer que no era su esposa, ganándose la ojeriza de Durocher. En una debacle durante un juego interescuadras del entrenamiento primaveral de 1940, Durocher dejó a Nahem lanzarle a 19 bateadores en un inning. Luego Nahem comentó, “Ahora estoy lanzando práctica de bateo a los pitchers de la práctica de bateo”. Él fue cambiado por Ducky Medwick.
Nahem fue de aquí para allá entre las menores y cortas estadías en San Luis y Filadelfia. Luego que él se retiró en 1948, un antíguo oponente confío que Nahem era conocido por anunciar sus lanzamientos. Nahem siempre lamentó que los peloteros recibieran poco entrenamiento en aquellos años. Al abandonar las leyes, Nahem falló como hombre de negocios y hasta pasó tiempo descargando botes de banana. Su afiliación comunista le hizo difícil encontrar trabajo en el este, así que se mudó a Berkeley, Calif. Tarbajó para Chevron Chemical, donde ayudó a organizar un sindicato, y levantó una familia. Su hijo Iván dijo que él estaba reconsiderando sus primeras creencias políticas hacia el final de su vida.
Samuel Ralph Nahem. Nació el 19 de octubre de 1915, en Nueva York; falleció el 26 de abril de 2013 en su hogar de Berkeley de causas naturales; es sobrevivido por sus hijos Ivan, Andrew, y Joanne, una hermana, Vicky Silvera, y tres nietos.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
jueves, 21 de enero de 2016
Finales en retrospectiva
De las series finales del beisbol profesional venezolano guardo memorias de carreras desbocadas como aquella de un domingo de febrero de 1969, se jugaba el tercer juego de la serie y Jay Ritchie salió para el noveno inning con el marcador 2-1, intentaba llegar a tiempo al radio de bulbos de la sala de mi abuela, llegué justo en el momento cuando Delio Amado León decía:”…hay dos outs en el cierre del noveno, los magallaneros tienen montado el sancocho de tiburón…”
O de taquicardias recurrentes como la de una noche de febrero de 1971, en el sexto juego de una disputada final ante los propios Tiburones de La Guaira; Harold King largó un jonrón hacia finales del juego para empatar las acciones, y en medio de un escalofriante extrainning “Patato” Pascual trajo de emergente a Armando Ortíz por Nelson Caña, y otra vez el barcelonés largó un tripletazo telúrico que se trajo hasta el plato a Rich Chiles con la carrera que marcó la victoria, esa noche pasé varios minutos tocándome el pecho para ver si tenía latidos. Aunque La Guaira ganó ese campeonato, aún me emocionó con ese juego.
En el primer juego de la final 1974-75 Dave Parker y Don Baylor batearon jonrones para ganar, llegué a pensar que con Wayne Garland, Larry Demery y Kent Tekulve había mucha oportunidad de ganar el título pero los Tigres fueron más .
El grito de Felo Ramírez al anunciar que Steve Nicosia había atrapado el elevado de foul detrás del plato indicaba que el Magallanes de Parker, Mitchell Page, Gustavo Gil, Gary Woods, Ken Macha, Paul Reuschel, Manuel Sarmiento, Felix Rodriguez, Oswaldo Olivares entre otros era campeón otra vez ante La Guaira.
La gesta de Willie Horton y el Magallanes de la 1978-79, con todos aquellos movimientos estratégicos a espaldas del librito, las veces que Rafael Cariel salió a batear por el propio Horton para dar el batazo de oro, aun relumbran entre las imágenes que vienen a la memoria cada vez que llegan estos días de enero.
Aquellos diez minutos que pasé sin hablar, aun queriendo, cuando una sombra apareció volando sobre la grama entre el jardín derecho y el central, ya pensaba que el Caracas se iba adelante en el sexto juego de la final 1993-94, entonces apareció la atrapada de Melvin Mora, y solo podía comunicarme por señas, hasta que Carlos García anotó la carrera del triunfo.
Quinto juego de la final 1995-96, un equipo casi sepultado hasta que Cheo Malavé fue a batear y sacó uno de los jonrones más inolvidables de la historia magallanera, desde allí el equipo ganó 3 veces seguidas y en el cierre del noveno inning del séptimo juego en Barquisimeto, recuerdo que Melvin Mora debió ir al dugout para buscar un casco, de la tribuna lanzaban botellas.
Otro jonrón de alta tensión despachó Alejandro Freire en medio de un ardoroso duelo entre Omar Daal y Ramón García, el juego había llegado igualado a 0 me parece que al octavo inning. El propio Ramón García se encargaría de ganar el juego del campeonato en un blanqueo de 10-0.
Luego vendría aquella final de hielos, tumultos, barandas desprendidas, juego detenido por más de veinte minutos e inoperancia arbitral, me hubiese gustado ver que hubiese pasado si ese primer juego de la final 99-00 hubiese sido confiscado, porque Magallanes ganó el segundo juego. La liga apenas se pronunció dos o tres días después, solo multó a las Águilas del Zulia y el juego se reanudo en el José Bernardo Pérez, luego del tercer juego en Valencia.
Una discusión entre el pitcher refuerzo cubano, Vladimir Nuñez y el manager Phil Regan en el dugout es lo que más recuerdo de la final 00-01, el cubano había lanzado un partidazo por ocho episodios y quería salir para el noveno, y Regan trajo a su cerrador y Cardenales le ganó el juego.
Finalmente Regan logra el campeonato con Magallanes en la temporada 01-02, aun burbujea en mi mente un jonrón de Robert Pérez (refuerzo de Magallanes) ante Kelvim Escobar (refuerzo de Aragua) en las postrimerías del primer juego para determinar la victoria.
Entonces llegó una noche de cadillos y guaritoto en la garganta, cuando en la final 06-07, el bullpen magallanero desapareció y los Tigres consumaron una de las remontadas más escandalosas de la historia de las finales.
Todavía escucho el ulular del jonrón de Gregor Blanco (refuerzo del Caracas) ante Francisco Rodríguez (refuerzo del Magallanes) en el sexto juego de la final 09-10, para mí allí se perdió esa final.
Entonces llegaron las victorias ante Cardenales (12-13) y Caribes (13-14) y la derrota ante Caribes la temporada pasada.
Este es el episodio 18 de Magallanes en series finales directas y la cuarta edición de la final Aragua-Magallanes. Otra vez ronda por ahí el avispón de la taquicardia, las punzadas emocionales, las caminatas interminables al baño en el noveno inning, pero ninguna emoción como la de aquel domingo de febrero de 1969, esa vez escuché el grito ahogado de Delio Amado León “…Magallanes ha ganado el campeonato 1969-70…” y no sabía si saltar o recordar todos los juegos que había escuchado en los últimos tres meses.
Alfonso L. Tusa C.
miércoles, 20 de enero de 2016
El largo camino de Luebber, 29 años en la pelota de ligas menores.
Brad Myers, The News Journal. 14-07-2015.
Ex grande liga en su novena temporada en Wilmington.
Wilmington. Steve Luebber no lo ha visto todo en el beisbol. Pero ha visto tanto como cualquiera.
Él lanzó en partes de cinco temporadas de Grandes Ligas, dispersas en 10 años. Con los Mellizos de Minnesota en 1976, estuvo a un out de lanzar sin hits ni carreras ante los Rangers de Texas.
Él lanzó 19 temporadas en las ligas menores, incluyendo un período de ocho innings en el juego más largo del beisbol profesional.
Él ha servido como coach de pitcheo de los Blue Rocks de Wilmington los últimos nueve años, parte de 29 temporadas de entrenamiento en las ligas menores.
Así que Luebber tiene algunas historias que contar.
“Él tiene algunos cuentos para usted, de seguro”, dijo el manager de los Blue Rocks, Brian Buchanan con una sonrisa.
Empecemos con porqué Luebber ha estado año tras año en Wilmington. Eso es una rareza en el beisbol de ligas menores, donde los managers y coaches usualmente cambian cada temporada, como los peloteros.
Los Blue Rocks son el equipo de Clase A fuerte de los Reales de Kansas City. Aquí los jugadores están a tres pasos de las mayores, y el trabajo de Luebber es ayudarlos a avanzar.
Luebber ha sido coach en cada nivel de las ligas menores, Liga de Novatos, Clase A Débil, Clase A Fuerte, AA y AAA. Él sabé lo que hace falta para llegar a la siguiente parada.
“A los Reales les gusta el hecho de que yo tenga experiencia en todos esos niveles, porque eso nos da la oportunidad de darle a estos pitchers una idea de cómo es lanzar un nivel por encima”, dijo Luebber. “Eso es lo que les digo todo el tiempo. Los envío que espero que hagan son envíos de Grandes Ligas, no envíos de Clase A”.
Casi todos los jugadores de Clase A Fuerte tienen entre 19 y 23 años de dad. Una vez que se mueven a AA y más allá, competirán contra jugadores con mucha más edad y experiencia.
“Pienso que este es un nivel crítico para el desarrollo”, dijo Buchanan. “Desde aquí hasta AA es un gran salto. A la organización le gusta tenerlo aquí, y él hace un gran trabajo en este nivel al conseguir que los pitchers lleguen hasta AA”.
“En este nivel, tienes que empezar a aprender a mantener los corredores pegados a la base, y tienes que mantener la pelota baja”, agregó Buchanan. “En los niveles inferiores, pienso que te puedes defender con tus lanzamientos. Si tienes lanzamientos aquí y loos dejas en el medio del plato, te van a batear. El reza porque lancen la pelota abajo”.
Flexibilidad.
Luebber ha ayudado a muchos de los prospectos de pitcheo de los Reales a avanzar más rápido de lo esperado, y lo ha hecho con un acercamiento flexible.
“Veo a muchas personas quienes dirigen o entrenan, y solo están interesados en personas quienes puedan jugar el juego a su manera”, dijo Luebber. “Algunos coaches de pitcheo, tienen una sola manera en la que quieren entrenar, una talla sirve para todos”.
“Pero esa no es la forma como son los muchachos. Todos ellos son diferentes en altura y brazos y velocidades. Para mí una talla no sirve para todos. Hay que ser capaz de entrenar en muchos estilos diferentes”.
El pitcher de los Blue Rocks Andrew Edwards ha llegado a conocer a Luebber mientras ha pasado partes de las últimas tres temporadas en Wilmington. El espigado derecho dijo que Luebber trata a cada pitcher de manera diferente.
“Él es muy individualizado en su entrenamiento”, dijo Edwards. “Él definitivamente me ha dado mucha confianza en el montículo. Mi primer año cuando vine aquí, yo era nuevo en el beisbol profesional y no sabía lo que ocurría. Él me tranquilizó y me dio confianza”.
“Él conoce cada pitcher que tiene. Los estudia durante el juego, y a través de la temporada el puede descubrir cualquier mínimo detalle que estés haciendo mal. Él puede salir a hablar contigo y hacer que vuelvas a dar lo mejor de ti”.
Una noche gloriosa
La carrera de Luebber en Grandes Ligas nunca arrancó. Lanzó en 66 juegos en el nivel más alto del beisbol, inició 24 y terminó 19. Sus estadísticas vitalicias: 6-10 con 4.62 de efectividad y tres salvados.
Pero él tuvo una noche gloriosa, 7 de agosto de 1976, cuando subió al montículo por los Mellizos ante Texas en el viejo Arlington Stadium.
“Yo estaba colocando bien mis lanzamientos quebrados”, dijo Luebber. “Las cosas estaban saliendo bien. Solo hubo una jugada difícil, y Rod Carew logró completarla”.
Luebber, entonces de 27 años, tenía juego sin hits ni carreras con dos outs en el noveno inning cuando el tercera base de los Rangers, Roy Howell fue al plato. Los primeros dos lanzamientos fueron strikes.
“Entonces hicimos un lanzamiento basura”, dijo Luebber. “Entonces lancé otro pitcheo adentro, y él fouleó. Hicimos otro pitcheo algo afuera, un buen envío. Y entonces hicimos el pitcheo que pensábamos era el tercer strike, y no fue cantado. El cátcher empezó a levantarse, pero no fue cantado. Entonces bateó de foul otro pitcheo”.
Por cinco pitcheos, estuvo a un strike de un juego sin hits ni carreras. Y entonces, en el sexto pitcheo…
“Entonces el consiguió el sencillo por el medio”, dijo Luebber.
Howell siguió hasta tercera base cuando la pelota pasó entre las piernas del jardinero central Lyman Bostock. Entonces Mike Hargrove sencilleó a la derecha para hacer anotar a Howell y privar a Luebber del blanqueo. Bill Campbell fue a relevar para conseguir el tercer out y los Mellizos ganaron 3-1.
Los padres de Luebber estaban escuchando la transmisión diferida del juego de los Mellizos en su hogar de Joplin, Missouri. Luego de hablar con los medios y ducharse, él llamó a su madre.
“Fui a buscar un teléfono, porque sabía que ella iba a estar escuchando”., dijo Luebber. “Era como el octavo inning en el radio. Llamé y ella dijo, ‘¿Lo conseguiste?’ Dije, ‘No’. Y entonces le conté lo que pasó”.
Esa sigue siendo la memoria favorita de Luebber de su carrera como jugador activo, aunque hay otras.
En 1975, él lanzó siete innings sin hits ni carreras para el Tacoma AAA en lo que se suponía iba a ser un juego de siete innings como parte de una doble cartelera en Salt Lake City. Pero el juego estaba sin carreras y fue a extrainning. Tacoma anotó cinco carreras en la parte de arriba del octavo inning, y con dos outs en el cierre del octavo, Luebber perdió su no-hitter en un elevadito que cayó detrás del tercera base.
Él también ponchó 15 y no permitió carreras en ocho innings en otro juego para Tacoma, y perdió. Pero Luebber se convirtió en parte de la historia otra vez el 18-19 de abril de 1981, en Pawtucket, Rhode Island.
Él lanzó ocho innings para el Rochester AAA en el juego más largo del beisbol profesional jamás jugado. Su trabajo ocurrió desde el décimoquinto inning hasta el vigésimosegundo, los equipos batallaron por 32 innings antes de parar a las 4:07 a.m. con el juego aún igualado a 2.
El juego se reanudó e 23 de junio, la próxima vez que Rochester viajó a Pawtucket. Ante un estadio repleto con 5.746 aficionados y 140 reporteros de todo el mundo. Dave koza empujó la carrera ganadora en el cierre del inning 33 para que Pawtucket ganara 3-2.
Cal Ripcken Jr. jugó para Rochester, se fue de 13-2 en ese juego. Wade Boggs era parte de la alineación de Pawtucket, terminó de 12-4. Luebber dijo que una de las razones por las que el juego fue tan largo fue porque fue jugado una noche fría con el viento soplando hacia el plato, dificultando que se anotaran carreras.
“Era una buena era, por muchas razones”, dijo Luebber. “Fui afortunado de jugar con muchos buenos jugadores, inquilinos del Salón de la Fama, Carew y Harmon Killebrew, tipos como Edie Murray, cal Ripken, y todos esos tipos”.
Experiencia inigualable
Sume todo eso y Luebber ha lanzado en docenas de estadios profesionales en todo Estados Unidos. Y no olvide el beisbol invernal, en Venezuela y Puerto Rico.
“He iniciado, he relevado, he hecho todo eso”, dijo él. “Sé de donde vienen. Sé lo que debe hacer un cerrador, lo que un abridor necesita hacer para llegar lejos en el juego”.
Ashton Goudeau está entre los pitchers actuales de los Blue Rocks que se benefician de la sabiduría de Luebber.
“Él es muy directo”, dijo Goudeau. “Él siempre te dice lo que piensa directamente. Respeto eso. És un coach muy directo, y nosotros lo escuchamos”.
Goudeau, otro derecho espigado, tiene marca de 5-2 con efectividad de 2.22 hasta el momento esta temporada.
“Mucho tiene que ver con enseñarnos cuando lanzar ciertos envíos”, dijo Goudeau. “Él trabaja con nostros en los conteos, los mejores enfoques para retirar a los bateadores en diferentes situaciones”.
Mucho tiempo en Wilmington.
Luebber fue coach con las organizaciones de los Padres, Orioles, Rangers y Marlins antes de unirse a los Reales en 2006. Él pasó una temporada en Burlington, Iowa, antes de ir a Wilmington, donde ha estado desde entonces.
“Ellos hacen un gran trabajo aquí”, dijo él de la atmósfera en Delaware.
“La asistencia siempre es muy buena, y esto es un gran punto. He estado en lugares que no eran tan buenos, no eran tan amenos”.
“A él no le importaría mudare al equipo afiliado de los Reales en AA en Northwest Arkansas, el cual está a solo 78 millas de su hogar en Joplin. Pero él mira hacia su larga carrera en el beisbol como una bendición.
Nunca ha tenido una cirugía, y aún lanza la pelota todos los días. Y si los Reales de Kansas City aun quieren que él sea coach en Wilmington el próximo año, él regresará para otra vuelta en la Carolina League.
“Cada grupo es un poco diferente, trae una energía un poco diferente a tu año”, dijo Luebber. “Siempre buscas progreso. Como coach, si no buscas eso, no deberías ser coach. Aun busco eso”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
martes, 19 de enero de 2016
La vida y los tiempos de Jason Grimsley desde el affidavit.
08-11-2007. Mike Fish. ESPN.
Overland Park, Kan. La nueva conexión de Jason Grimsley con el juego de beisbol se extiende a la izquierda, cerca del final del túnel, frente a filas de unidades de almacenamiento controladas. Es una estructura de una planta que aloja una facilidad para batear y lanzar bajo techo.
Grimsley abrió las puertas de JOCO baseball luego de emplear a Scott Service, un amigo y antíguo relevista de Grandes Ligas, para gerenciar el lugar desde marzo. Era la primera vez desde que Grimsley firmó su primer contrato profesional en junio de 1985 que él no estaba en un entrenamiento primaveral. Pero a pesar de sus 15 temporadas en las mayores, poco hay a la vista en JOCO Baseball que hable de la conexión que tiene Grimsley con eso. El anuncio instalado en la grama, entre los árboles del frente no tiene su nombre. Ni se puede ver en ninguna parte en la página web de JOCO.
La única evidencia está en una pared de la recepción: un afiche de tres años de Grismsley luciendo el uniforme de los Reales de Kansas City.
El bajo perfil, presumiblemente, es por diseño.
Desde que los agentes especiales del IRS allanaron el hogar temporal de Grimsley en Scottsdale, Ariz., a principios de la temporada de 2006 cuando el jugaba para los Diamondbacks y lo convirtieron en uno de los principales sospechosos del escándalo del beisbol con las drogas de alto rendimiento, el relevista ha vivido, para muchos, un poco como un personaje aislado en un programa federal de protección de testigos. A pocos días del allanamiento, él se retiró del clubhouse de Arizona y se retiró a este tranquilo suburbio del sur de Kansas City para estar con su familia y amigos cercanos y tratar de mantener alejado al mundo exterior.
Él ha dado entrevistas, y no lo hizo para esta historia. Su familia está renuente a dar muchas luces sobre su temporada fuera del juego, creen que él ha sido maltratado por los medios. Su ministro, cuya iglesia Grimsley apoyó con una donación de 14.000 $ del dinero ganado en el contrato con los Diamondbacks, ha renunciado a declarar sobre él sin la aprobación de su benefactor. Y su abogado defensor criminalista establecido en Phoenix, Edward Novak, permanece tranquilo, consciente de que los cargos federales podrían aun mantenerse bajo el estatuto de limitaciones de cinco años.
“Él no está interesado en dar entrevistas”, dice su agente de mucho tiempo Joe Bick, quién estaba irritado al saber que un reportado se había asomado a JOCO Baseball.
“Este es un tipo que fue atrapado haciendo trampa y quiere seguir adelante”, dice Bick. “Él solo quiere recuperar su vida, fuera del ojo público”.
Desafortunadamente para Jason Grimsley, su historia se ha impregnado en la conciencia del mundo beisbolero. Y ahora que la Serie Mundial terminó, su nombre va a resurgir mientras el escándalo de los esteroides en el juego tiende a un crescendo con la publicación anticipada de los resultados de una investigación realizada por el antíguo líder de la mayoría del senado de Estados Unidos, George Mitchell. El documento de Mitchell, de acuerdo a algunos reportes de los medios, mencionará nombres tomados de investigaciones federales y locales, incluyendo cheques firmados y detalles suministrados como parte de un alegato federal realizado para el antiguo asistente del clubhouse de los Mets de Nueva York, Kirk Radomski, quien está programado para ser sentenciado en diciembre por cargos de felonía de distribución de esteroides y lavado de dinero.
Entre los documentos federales que fueron puestos a disposición de Mitchell está la admisión de Grimsley ante los investigadores (los mismos agentes quienes manejaron las investigaciones de BALCO) de que él usó una variedad de drogas de alto rendimiento, y que él sabía de otros peloteros que hicieron lo mismo. Porciones del affidavit de 20 páginas que resumió esas admisiones se lee como las palabras de un boca floja hablando de los nombres de los peloteros de mejoramiento de rendimiento, aunque esos nombres fueron desaparecidos en la versión del affidavit lanzada al público.
Grimsley, de acuerdo a sus amigos, familiares y representantes, reclama que el affidavit no es preciso, y que él no dio los nombres de los peloteros. Él ha dicho a otros que los agentes le preguntaron por atletas específicos y sus hábitos de uso de drogas ilegales. Su abogado ha sugerido que las autoridades federales vinieron por Grimsley con la esperanza de que él ayudaría a proporcionar evidencia incriminatoria contra la superestrella Barry Bonds, una oportunidad que Grimsley declinó.
Pero si la información del affidavit debe ser creida, Grimsley habló de suplidores. Allí, mencionó peloteros latinoamericanos como fuentes principales de anfetaminas. Él nombró a un usuario de esteroides quien, de acuerdo al affidavit, “tenía el peor acné de espalda que Grimsley había visto”. (El acné algunas veces es un producto colateral de las drogas). Él identificó a un antiguo masajista quien, de acuerdo a los agentes, dijo él que lo había referido a un negociador de velocidad.
Bick, su agente, dice que Grismley recibió una carta formateada de Mitchell el año pasado; pero para el mejor conocimiento del agente, el pitcher no ha hablado con nadie del comité de Mitchell o alguien de las averiguaciones federales en curso desde el allanamiento de su hogar en 2006.
Si el reporte de Mitchell hace públicos los nombres que Grimsley divulgó en el affidavit, sin embargo, su reputación en la fraternidad del beisbol se ensombrecerá. Un nombre, David Seguí, ha sido confirmado en el documento. Seguí se hizo público con esa información, y luego confrontó en privado a Grismley por su disposición a traicionar a un amigo.
Él y Grimsley fueron compañeros en los Orioles de Baltimore en 2004. Sus esposas se hicieron amigas. En el retiro, ellos viven a 10 millas de distancia. Pero en estos días, los antíguos peloteros no hablan.
Seguí, 41, dice que el tuvo una discusión con Grimsley acerca de hormona de crecimiento humano cuando sus familias estuvieron juntas en la casa de Seguí cerca de un mes antes que Grimsley se fuera al entrenamiento primaveral de 2006, y esa conversación apareció en el affidavit. Seguí dice que él y Grimsley disfrutaban de un guacamole después que sus esposas salieron de la cocina, y Grimsley trajo el tema de HGH.
“Ahí fue que le dije, ‘Mira, si vas a hacerlo, hazlo de la manera correcta y ve a un doctor y revísate tus niveles sanguíneos para que no te vayas a hacer daño”, dice Seguí.
Seguí, quien reconoce que ha usado la forma sintética de HGH bajo supervisión médica luego de ser diagnosticado con deficiencia de hormona de crecimiento en 2001, dice que él no pensó para nada en el intercambio hasta pocos meses después, cuando Grimsley fue indiciado y su affidavit se regó entre los círculos del beisbol más rápido que una recta de Josh Beckett.
“La conversación que tuve con él después que todo esto ocurriera, yo estaba molesto y le grité”, dice Seguí. “Él siguió diciendo, ‘Yo no dije eso’. Le dije, ‘Jason, ¿me estás tomando el pelo?’ A menos que mi casa sea espiada, a menos que haya un espía en mi cocina, donde estábamos sentados, ¿quién más además de nosotros dos sabía que esas palabras se dijeron?’”
Durante esa confrontación, de acuerdo a Seguí, Grimsley mantuvo su posición de que no había cantado esa información.
“Entonces, cuando seguí diciendo ‘tonterías’ porque nadie más sabía de esa conversación”, dice Seguí, “él decía, ‘Bien, les dije eso porque estaban diciendo que solo enanos y pacientes de sida podían tomar hormona de crecimiento humano’”.
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Dentro de las paredes de JOCO Baseball, la cual comparte edificación con el Christian Youth Theater, poco resuena de la experiencia de Grimsley con drogas de alto rendimiento. Por lo menos, eso no ha distraído a los peloteros jóvenes y de la escuela secundaria a los que sirve.
En una tarde lluviosa reciente, el continuo sonido de los bates de metal conectando las pelotas llenó el aire mientras Building Champions, un equipo itinerante integrado por peloteros de secundarias locales, resonaba entre las estaciones de bateo, Scott Service ha dejado el negocio y regresó a su hogar en el area de Cincinnati. Grimsley instruye ocasionalmente algunos de los pitchers del equipo, aunque Jeremy Jones, el entrenador principal de Building Champions, le dijo a un reportero que él no iría ese día.
Jones es un producto de Kansas City quien jugó en Arizona State y avanzó tan lejos como AA luego de cinco temporadas en el sistema de los Rangers de Texas, retirándose en 2002. Él trabaja con su equipo amateur fuera de la facilidad de Grimsley, donde él también trabaja como instructor de bateo.
Sus sentimientos acerca de Grimsley son favorables.
“Lo que es que él es un tipo increíble”, dice Jones, un antiguo actcher. “Él no merece nada de lo que recibe porque las personas quieren escribir cosas malas. Él le da a la comunidad su tiempo completo, esta facilidad”.
Jones dice que no ha discutido mucho con Grimsley el publicitado tema de los mejoradores de rendimiento, pero él sugiere que el antiguo pitcher de Grandes Ligas se quedó atrapado en el lado oscuro del juego
“Yo jugué con muchos tipos que usaron esteroides”, dice Jones. “No sé si Grimsley usó eso o no, pero no es diferente de alguien más si lo hizo. Eso estaba en todas partes, hasta en las menores. Si dejas que una persona lo haga, todos lo van a hacer para estar al día. Eso era problema del beisbol”.
“Ellos dejaron que eso se les fuera de las manos. Querían mejores atletas. Querían tipos que lanzaran la pelota más duro, batearan la pelota más duro para vender más boletos. Y si las personas están en problemas por eso o por lo que sea, Major League Baseball está en falta, en mi opinión. Porque puedes ir a Puerto Rico y puedes obtener eso en el mostrador. Puedes ir a México. Tienes muchachos que vienen aquí que han estado en eso desde que tenían 16 años. Tienes que competir con esas personas. Nunca lo hice, pero era una decisión y tuve enfrentarla porque hacer eso o no”.
No es tan simple, por supuesto. De acuerdo al affidavit, Grimsley no se basó en productos farmacéuticos para conseguir unos cuantos cheques de pago adicionales durante una carrera que terminó con marca de 48-52 y efectividad de 4.77, y que eso le reportara un total de mas de 10 millones de dólares. Si lo que los investigadores escribieron en ese documento es preciso, Grimsley, quien una vez fuera representante del sindicato de peloteros, rompió la fraternidad y ofreció los nombres de otros grandes ligas y personas ligadas al juego.
La publicación del affidavit redactado creó un agite de los medios para exponer a los sospechosos de tramposerías. En septiembre de 2006, Los Angeles Times reportó las identidades de cinco peloteros del documento, entre ellos varias de las estrellas más prominentes del juego. Los oficiales del gobierno luego dijeron que el reporte del Times contenía “imprecisiones significativas”, y el abogado de Grimsley disputó partes de la historia.
Más temprano, el masajista del area de Kansas City, Chris Mihlfeld, quien había ayudado a Grimsley a rehabilitarse de una cirugía Tommy John en 2005, fue nombrado en una página web y un programa de noticas nacional del cable, como proveedor de drogas identificado por Grimsley en el affidavit. Esos reportes, aparentemente, fueron incorrectos. Mihlfeld le dijo a ESPN.com que Grimsley y su abogado le aseguraron que su nombre no estaba en el affidavit, y luego los reportes de los medios identificaron a un masajista diferente. Pero el daño estaba hecho; el nombre de Mihlfeld estaba marcado. Y en un efecto dominó, la especulación de esteroides salpicó hacia los grandes ligas Albert Pujols y Mike Sweeney, quienes entrenaban con Mihlfeld.
A pesar de todo, el guru masajista aun considera a Grismley un amigo y no lo culpa por aparecer al escarnio público: “Nunca podría imaginar que Jason Grimsley saldría a dar todos esos nombres y a señalar peloteros. Él es un pelotero de los peloteros. Él es un hombre de los hombres.
Alrededor de los clubhouses de Grandes Ligas, Grimsley ganó respeto como un gran competidor y un sólido compañero. Esa reputación relumbró en 1994 cuando él jugaba para los Indios de Cleveland. En julio de ese verano, Grimsley gateó sobre el techo de Comiskey Park (ahora U.S. Cellular Field) para sustituir un bate relleno de corcho que los árbitros habían confiscado su compañero Albert Belle, y estaba en una habitación cerrada, por otro legítimo. El robo fue descubierto en parte porque el bate que Grimsley usó para reemplazar el confiscado tenía la firma de Paul Sorrento y no la de Belle.
Esa acción arrojada y el asunto de las drogas ahora son parte del legado de Grimsley. Muchos ven el episodio del bate como heroíco, aunque podría no ajustarse a la descripción de su madre de él como un “muchacho muy cristiano”. Por otro lado, el episodio de las drogas y el subsecuente affidavit constituye, a los ojos de muchos, una nube negra que cuelga sobre el juego, si no un acto de traición de uno de los códigos del juego.
Grismley es esposo y padre de tres niños. Quienes lo conocen bien describen a Grimsley como un muchacho del campo quien creció sin miedo por la gran ciudad. Es amigo de Mark Tremonti, guitarrista/vocalista de Alter Bridge y antíguo miembro de la banda Creed. Él ha invertido con el pitcher veterano David Wells y un puñado de empresarios del entretenimiento en el sitio nocturno de Nueva York, Plum; y él aporta dinero a la compañía de su primo ubicada en Houston que gerencia farmacias de hospitales.
Un día a principios de 2005, cuando él estaba en rehabilitación de la cirugía de codo Tommy John, Grimsley salió de su casa del area de Kansas City para llevar a sus dos hijos a la escuela poco antes de que una avioneta bimotor se estrellara contra la casa. Todas las cinco personas de la avioneta murieron. Su esposa y su hija entonces de cinco años, quienes habían bajado al sótano para el ejercicio matinal de mamá, no resultaron heridas pero presenciaron el siniestro.
“Ellos tuvieron que ir a consulta por mucho tiempo”, dice Judy Grimsley, la madre de Jason. “Y Jason fue una roca durante ese tiempo. Eso fue muy traumático para todos”.
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Cuando ellos hablan estos días, Mihlfeld, el masajista, dice que sus conversaciones con Grimsley no son de beisbol o regímenes de entrenamiento, sino de sus familias e inversiones. Grimsley esá involucrado en una propiedad comercial alrededor de Kansas City, un negocio de mascotas por internet y un autolavado, además de la compañía de gerencia de farmacias y JOCO Baseball.
“Pienso que eso lo afectó”, dice Mihlfeld. “Puedo sentirlo cuando hablo con él. Hablo con él un poco, especialmente luego de lo ocurrido, porque me preocupo por el tipo. Todos quieren crucificarlo. Bien, está bien. É les un tipo garnde, el lo puede manejar. Y lo ha manejado. Ha seguido con su vida. Ha reconocido que el beisbol se terminó y que fue un negocio difícil”.
Mihlfeld agrega, “Él es como cualquiera de nosotros. Cada quien tiene demonios en su bolsillo trasero, así como para hablar. Todos tenemos momentos y problemas. Él es como todos. Él es humano. Cometió un error. Todavía es mi amigo. No creo en lo que hizo, pero hizo lo que hizo”.
“En mi opinión, él hizo lo que tenía que hacer para mantenerse pitcheando. Desafortunadamente, con el dinero y las cosas involucradas con estos tipos, hay mucha presión para mantenerse sano y seguir lanzando, o seguir jugando”.
Seguí, sin embargo, tiene sentimientos mezclados.
“No estoy enojado con él”, dice Seguí. “No lo odio. Entiendo porqué empezó a hbalar con los investigadores. Cualquiera se hubiera asustado”.
“La cosa es, no me hubiese importado si me lo hubiera dicho desde el principio, ‘Hey, Me están investigando y dije que tú estás con siguiendo eso ilegalmente de un doctor. Nunca traté de esconder nada. Se dio el caso que tuve que leer eso en el cintillo de SportsCenter, como todos los demás, y así es como supe que él estaba hablando de nuestra conversación”.
Seguí dice del affidavit, “Desde afuera, eso suena como que Grimsley está tratando de desviar la atención de él al decir, ‘Bien, este tipo lo está haciendo también. Y entonces empezó a nombrar a todo el que había conocido en el beisbol. Empezó a lanzar esos nombres afuera, ¿para qué? Esa parte no tiene sentido. Si te atrapan. Te atrapan”.
Aquellos cercanos a Grimsley dicen que él esta dolido de que un número de sus amigos y antiguos compañeros aparecieran relacionados a su affidavit a través e los medios deportivos.
“Él estuvo muy dolido de que las cosas se conocieran de ese modo, especialmente con los medios, las cosas no ocurrieron exactamente así”, dice Terry Andrus, su pñimo y presidente de la compañía médica que cuenta con Grimsley como inversionista. “Me refiero…a que eso fue loco”.
“Sé que Jason es un tipo correcto, y esto ha sido duro para él. Es duro cuando tus hijos ven tu nombre en la televisión por todos lados. Y, por supuesto, que tu esposa tenga que ver esas cosas. Eso es algo muy difícil de resistir para cualquier hombre”.
Judy Grimsley, su madre, dice que ella sospecha que los agentes federales detrás del allanamiento y el affidavit fueron revanchistas. Y ella desconfía de los medios por lo cual percibe que hay una tendencia negativa en la historia de su hijo.
“Lo único que Jason hizo fue ordenar algo sin prescripción y los agentes federales interceptaron su orden”, dice ella por teléfono desde su hogar en Cleveland, Texas. “Eso es todo. Eso es todo lo que este muchacho hizo mal. Y él no falló la prueba de drogas de Major League Baseball. Si lo hubiese hecho, habría sido suspendido. Nunca fue suspendido. (MLB lo suspendió por 50 juegos la semana posterior a que el allanamiento se hiciera público; pero para entonces, el había renunciado al juego.
“Y pienso que la verdadera razón por la que fueron tras Jason fue que él rechazó usar un micrófono. Primero que todo, le dijo él, ‘No conozco bien a Barry Bonds. Lo conozco para decirle hola, pero no soy su amigo’”.
“Y ellos dijeron. ‘Bien, ¿usarías un micrófono?’ Él le dijo que no ‘No’. Él no haría eso”.
De acuerdo a su madre, Grimsley creció como un muchacho retraido en el pequeño pueblo de Cleveland, 50 millas al norte de Houston. Era quarterback estrella en la secundaria. En beisbol, la slider de Grimsley lo ayudó a convencer a los Filis de Filadelfia para tomarlo en la décima ronda del draft amateur de 1985.
Él tenía 17 años cuando se fue a jugar beisbol profesional. Fue un verano emocional. Él creció muy pegado a su padre, Johnny, y su hermano menor, Joe. Los hermanos siempre compartieron una habitación.
Cuando Jason cumplió 12 años, Johnny y Judy Grimsley le compraron a sus hijos bicicletas montañera para que pasearan en los acres de terreno adyacente de la familia de Mrs. Grimsley. Durante un paseo por el patio de su tía, un zapato de Jason se quedó atrapado en el tocón de un árbol. El dedo gordo de su pie izquierdo tuvo que ser amputado. De acuerdo a su madre, él ganó un puesto en el equipo de baloncesto de octavo grado un par de meses después, y esa primavera, llegó segundo en la competencia regional de salto alto.
“Me pongo malicioso con cosas como esta”, dice Joe Grimsley, ahora un soldador de tuberías como lo fue su padre, cuando le preguntaron por la salida de su hermano del juego. “Lo que se ha dicho…todo eso es falso. No estoy hablando tonterías, pero ellos alteraron las cosas”.
Esto sin embargo, no puede ser alterado: Jason Grimsley fue sorprendido en una movida de drogas. Y si el dio los nombres de sus pares o no, nadie de su lado ha apelado la otra información significativa que se encuentra en el affidavit: que en el curso de las dos horas de entrevista, él le dijo a los investigadores que había usado un número de drugas de alto rendimiento, especialmente en las etapas finales de su carrera de 15 años en Grandes Ligas.
De acuerdo al affidavit, grismley admitió usar anfetaminas, conocidas en los clubhouses como “greenies” y “beans”, y clenbuterol al cual describió como incrementador del metabolismo. Tambien le dijo a los agentes que usó el esteroide anabólico Deca-Durabolin para recuperarse luego de la cirugía del hombro en 2000; y, después hormona de crecimiento humano.
“Pienso que el gran punto aquí es que el uso de esteroides en el beisbol es, estoy seguro que ha ocurrido”, dice Andrus, el primo de Grimsley. “Pero en realidad ¿En que sentido es un asunto de seguridad nacional? Me refiero, estos tipos están practicando deportes para nuestro entretenimiento. Francamente, a la mayoría de las personas con las que hablo les importa poco lo que hacen. Yo preferiría ver a nuestros senadores y representantes someterse a pruebas de drogas antes que beisbolistas”.
Pero el debate de la hora es acerca del dopaje en el deporte. Y Mitchell, un antíguo senador, está próximo a contestar la próxima pregunta de ese debate.
Cuando lo haga, invocará el nombre del primo de Andrus, un pitcher relevista retirado que trata de enseñarle beisbol a los adolescentes y vive una vida tranquila en los suburbios de Kansas.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
martes, 12 de enero de 2016
Apreciación de Ed Stroud.
Steve Walker. DC Baseball History
El 2 de Julio de 2012 en University Hospitals of Cleveland, ed Stroud falleció a los 72 años de edad. La causa de su muerte no fue indicada en este obituario de TribToday.com.
Bendecido con una velocidad cortante, Stroud jugó para los Senadores la mator parte de su carrera, antes de ser cambiado a los Medias Blancas de Chicago en 1971, su temporada final de ligas mayores.
Stroud, apodado “The Creeper” (“El Reptante”) por la forma divertida como caminaba y su imperceptibilidad en las bases y “The Streak” por su velocidad colrtante, se une a Ed Brinkman, Zoilo Versalles, Arthur Lee Maye, y Frank Bertaina en la lista de Senadores de 1969 quienes han pasado a mejor vida.
Cualquiera que conocía a Stroud o lo veía jugar pronto descubría que él era un hombre tímido, pero amigable y un beisbolista excitante. Él destacó para Ted Williams en 1969. Un bateador zurdo, él compartió el jardín derecho con Hank Allen y se convirtió sorpresivamente en un efectivo emergente y un confiable reemplazo defensivo. En 1969, el tenía el impulso para venir con un gran imparable, una gran jugada defensiva, o una base robada clave al final de juego para ese equipo que ganó 86 juegos. Al balancear, él era probablemente el mejor jugador de banca de los Senadores, lideraba el grupo que Frank Howard llamaba los “Irregulares”. “The Streak” se ajustaría muy bien al escuadrón de grandes sustitutos de los Nacionales de 2012.
Aquí están algunos logros de Stroud en 1969:
__31 de julio en Seattle. El hit como emergente de Stroud para empujar una carrera es clave en un inning de 5 carreras de los Senadores, que le dio una ventaja de 6-1 en la eventual victoria de Washington 7-6 sobre los Pilotos de la expansión.
__10 de agosto, RFK Stadium. El triple como emergente de Stroud empuja a Ken McMullen para empatar el juego. Luego Stroud anota la carrera ganadora en una victoria 7-5 de los Nats.
__16 de agosto, RFK Stadium. El triple de Stroud impulsa las dos carreras decisivas en el ocyavo inning en una victoria de Washington 6-5 sobre los Mellizos de Minnesota y su manager bocón, Billy Martin.
__13 de septiembre, RFK Stadium. Strouf empuja con doble dos carreras para asegurar en el cierre del octavo inning mientras los Senadores rompen un empate 6-6 en ruta a una victoria 11-6 sobre los Tigres de Detroit.
En 1969, Stroud fue uno de los principales bateadores emergentes de la Liga Americana.En la temporada como emergente, The Streak se fue de 44-14 (.318), con 9 carreras, dos triples, un jonrón, cinco boletos, y 11 carreras empujadas. También se robó tres bases después de imparables como emergente, nunca fue puesto out. La línea de Stroud como emergente es buena: .318/.400/.477, un OPS de .877.
Por todo 1969, Stroud bateó .252/.353/.393, para un .746 de OPS. Él también se robó 12 bases en 14 intentos. Como muchos otros compañeros, él le dio crédito a Ted Williams por cambiar su disposición mental en el plato. Él dijo, “Al principio no entendía lo que Ted me decía, pero una vez que lo descifré, lo supe”.
Stroud se tomó un tiempo para internalizar la sabiduría de Teddy Ballgame. Tan tarde como el 6 de agosto su promedio de bateo era .225. Entonces hubo el cambio. Se fue de 55-18 el resto del camino. Su bateo oportuno, corrido de bases, y defensa ayudaron a Washington a su aún mejor temporada en muchos, muchos años.
Lo que la mayoría de las personas olvidan acerca de Stroud es que, en 1970, él pareció estar en via al estrellato. A los 30 años, el 9 de julio, Stroud estaba bateando .266, con .342 de porcentaje de embasado. Más allá de las estadísticas, él estaba jugando un jardín central dinámico para los Senadores persiguiendo líneas, rociando sencillos, creando problemas en las bases. Él había tomado el puesto regular del lesionado y en mala racha Del Unser.
Entonces el 9 de julio, Stroud fue golpeado en la cara por un lanzamiento del lanzallamas de los Indios de Cleveland, Fred Lasher. La lesión lo inhabilitó por 22 días. Aunque pareció recuperar su compostura y juego fino por el resto de 1970, terminó con .266 de promedio de bateo y 29 bases robadas, el daño estaba hecho. En 1971, Stroud perdió su habilidad para batear y, eventualmente, su carrera de ligas mayores. Su último juego fue el 29 de junio de 1971. Su juego final en Washington fue más temprano esa temporada el 2 de mayo. Se fue de 3-0 en la victoria de Wilbur Wood 3-1 sobre los Nats.
Ed Stroud siempre tendrá un lugar especial en mi corazón. Cuando yo empecé a trabajar en mi libro sobre los Senadores de 1969, él fue una de las primeras personas que entrevisté. Gracioso, divertido y amable, me ayudó a relajarme, recordar mis preguntas, y me dio varias historias buenas sobre su tiempo en D.C. y su vida en Warren, Ohio. Aún entonces (1998), a los 59 años, él estaba jugando en la liga más fuerte de softbol lento en Warren.
En la reunión de los Senadores de 1969 en noviembre de 1998, Stroud lucía más joven y sano que cualquiera de sus antiguos compañeros. Que él haya sido retirado de nosotros y de su familia tan pronto luego de ese maravilloso fin de semana, es triste y de alguna manera impactante. Aún así, el dejó algunas memorias maravillosas a todos los aficionados de los Senadores.
At the 1969 Senators’ reunion in November 1998, Stroud looked younger and healthier than any of his former teammates. That he has been taken from us and his family so soon after that wonderful weekend, is sad and somewhat shocking. Still, he left all Senators fans with some wonderful memories.
Aquí está una transcripción de mi entrevista con Ed Stroud.
En 1969 Ted Williams mejoró todos nuestros promedios y todo. Él nos hizo conscientes del juego de pelota y de estar listos para jugar. Él nos enseñó como pensar. Él era un tipo muy conocedor.
Él podía indicar lanzamientos para batear jonrones, especialmente para Frank Howard y Mike Epstein. Él sabía que esperar en el primer lanzamiento y les diría que buscar, ellos buscarían el pitcheo y ¡ay de ellos si no podían sacarla!
Williams siempre nos dijo que estuviésemos listos para batear. Al principio yo no sabía de que estaba hablando. Yo pensaba que sabía como batear, pero Ted me enseñó.
Tuve un buen año en 1969, si no me hubiera lesionado lo hubiese hecho mejor. Me fracturé la mandíbula ese año (Nota de Steve, esto fue en 1970, no 1969). Luego que me fracturé la mandíbula, mi primer día de vuelta de la lista de incapacitados, bateé 2 dobles en mi primer juego, pienso que eso fue en Oakland.
Ted era la persona más conocedora en referencia al bateo. Él y Henry “The Hat” Walker (en el entrenamiento primaveral, Walker era el manager de los Astros) solían reunirse y discutir sobre bateo. Ellos sacaban sus libros y todo y se aprestaban a eso. Harry era un tipo muy conocedor y un bateador muy difícil, pero Ted probaba sus teorías en el campo.
Ted tiene más interioridad del juego, él es increíble. Él también es conocedor del pitcheo, muchas personas no entienden eso.
Ted Williams ayudaba a todos. Él seguro ayudó a Eddie Brinkman y también a Hank Allen. Silo escuchabas, tenías que batear mejor.
En 1969, bate 5 imparables como emergente seguidos (Mi nota: Él sabía que el record era 7).
No puedo decir nada malo de Mr. Short. Cuando empecé a jugar bien, él rompió mi contrato viejo y me dio uno nuevo (con un gran aumento).
Sid Hudson, coach de pitcheo, él conocía el juego, pero cuando no tienes los pitchers…
Joe Coleman, él era bueno, tenía una buena bola de tenedor, era un adelantado a su tiempo.
Otro buen pitcher era ese zurdo, Darold Knowles.
Teníamos un buen equipo, solo que no teníamos suficiente poder.
De Frank Howard, todos lo respetan. Él no hala ningún batazo. Es grandioso tenerlo al lado.
Tengo buenas memorias de Washington. Me gustaba el equipo. Me gustaría que hubiera un equipo ahí ahora. A ellos (los Rangers de Texas) les va mejor donde están ahora, pero…
Washington era un hermoso lugar para jugar. Yo amaba la ciudad de Washington, la gente, y los suburbios. Tengo buenas memorias de allí.
El parque de pelota (RFK Stadium) era precioso. Yo lo amaba.
Del juego del 20 de julio, en Yankee Stadium, primeros hombres en la luna:
Cuando la multitud empezó a cantar, yo estaba parado al lado de Tom McKenna, nuestro masajista, todos nos quitamos las gorras mientras ellos estaban cantando, todos estábamos en los escalones del dugout del visitador.
La primera vez de Ted en Boston fue emocional para él, al dirigir contra el equipo para el que jugó y con el que fue al Salón de la Fama.
Ne gustaba jugar en Boston. Siempre bateé bien ahí. La gente está sobre ti y te inspiran.
En 1971 fui cambiado a Chicago. Todavía no entiendo eso. Fui cambiado por Tom McCraw. El cambio no funcionó. No jugué mucho con Chicago (Medias Blancas—Stroud bateó .177 en 141 turnos al bate, 53 juegos) entonces salí del beisbol (después de 1971).
Sobre el equipo de 1969: Todos éramos muy unidos en ese equipo. Todos nos llevábamos bien. Ted se aseguraba de eso, él no permitía ninguna idiotez. Frank Howard no tenía otra opción.
Ellos eran un buen grupo de muchachos, Casanova, Hank Allen, Knowles, Casey Cox estaba en ese equipo, Brinkman, Del Unser.Ese era un buen equipo y fue un buen año.
En 1969, Stroud quería correr por su cuenta en las bases, le pregunté sobre eso y dijo que Williams no lo dejaba. La Liga Americana no estaba lista para eso. Ellos estaban aún en ambiente de jonrón.
Del prejuicio en la Liga Americana: “Ellos eran un poco lentos. La Liga Nacional los alcanzó. Por eso fue que empezaron a ganar todos los Juegos de Estrellas. Cuando empezaron a jugar 2 al año, la Liga Nacional alcanzó a la Americana muy rápido porque tenían mejores jugadores.
Sobre la mudanza de los Senadores a Texas:
“Miren la asistencia. Bob Short es un hombre de dinero. Cualquier hombre de negocios es un hombre de dinero. Lo que no sabemos es cuanto dinero obtuvo él por mover el equipo a Texas. Eso fue una transacción de negocios. Eso ha funcionado bien para alguien ahí ahora. Ellos tienen asistencia alta y un buen equipo. Uno de los mejores equipos del beisbol. He visto a Dick Bosman como coach de pitcheo.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
lunes, 11 de enero de 2016
Al día con Rocky Colavito
Steve Eby. 01-01-2014.
Cuando se trata de popularidad en la ciudad de Cleveland, una leyenda local aún prevalece sobre el resto en términos de cariño y respeto.
“Es difícil de explicar”, dijo el antíguo jardinero de los Indios, Rocky Colavito. “Muchas personas te recuerdan, y ellos le hablan a sus hijos, y ellos recuerdan también. Definitivamente es un sentimiento maravilloso”.
Ahora a los 80 años de edad, Colavito recuerda con alegría su tiempo como beisbolista y especialmente su tiempo en Cleveland, mientras aún disfruta el juego que le dio una prolífica carrera de 14 años. El le presta atención al beisbol, y especialmente a sus Indios, aunque está trasplantado al país de los Filis de Filadelfia.
“Hubo un tiempo cuando yo estaba un poco resentido con la organización”, dijo Colavito de la Tribu, “pero ya no más. Todo eso ha cambiado”.
Colavito, tambien conocido simplemente como The Rock, mantiene un lugar especial en los corazones de los aficionados de Cleveland así como un lugar único y extraño en la historia de la franquicia. La leyenda local dice que el cambio de 1960 que envió a Colavito lejos de los Indios a cambio del jardinero de los Tigres, Harvey Kuenn empavó a la organización y esa es la razón la Tribu tenga una sequía de 65 años sin ganar el campeonato.
“Esa es una de las falacias de todos los tiempos. Terry hizo un buen trabajo”, dijo un sonriente Colavito del libro de 1994 del autor Terry Pluto, The Curse of Rocky Colavito: A Loving Look at a 33-Year Slump.
Colavito fue enviado a los Tigres el 17 de abril al final del entrenamiento primaveral cuando la Tribu jugaba un último juego de calentamiento en Memphis, Tennessee.
“Lo supe durante un juego en primera base”, recuerda Colavito. “Fue el último juego durante el entrenamiento primaveral”.
La manera como Colavito supo del infausto cambio es una historia aparte.
“El manager, Joe Gordon, fue a primera base y me dijo que fui cambiado”, dijo Colavito. “Él dijo, ‘Has sido cambiado a Detroit por Harvey Kuenn y quiero desearte toda la suerte del mundo’. Yo estaba impactado. Pensé ‘Oh, ¿cierto? Me están cambiando y ¿quieres desearme toda la suerte del mundo?”
La reacción de Colavito al cambio tiene versiones opuestas.
“Todo lo que pude pensar en decir fue, igual para ti”, dijo Colavito sin dudar. “Tres palabras…Igual para ti”.
“Igual para tí” no fue el reporte que le dieron al público.
“El día siguiente, leí el periódico y ellos quería hacerme quedar mal. Decían que yo le dije a Joe Gordon, ‘¿Kuenn y quien más? dijo Colavito. “Yo nunca dije eso. Nunca hice eso. Hubo muchas cosas que nunca dije que ellos dijeron que había dicho. Querían hacerme lucir mal ante los aficionados de Cleveland, pero estos nunca lo creyeron. Yo nunca diría algo como eso. Harvey era un tremendo pelotero. Era el lider de la liga en bateo con .353. Nunca diría eso aún si hubiese sido un pelotero de menor categoría. Ellos trataron de hacerme lucir como el demonio”.
El cambio de Colavito causó un escándalo entre los aficionados de Cleveland, porque el alto, bien parecido Colavito con un cañón en el brazo había sido uno de los favoritos de los aficionados mientras Kuenn era visto como un movimiento colateral cuando mucho. Colavito era tan poderoso como cualquier pelotero de la élite de jonroneros de la Liga Americana para ese momento que incluía a futuros inquilinos del Salón de la Fama como Mickey Mantle, Al Kaline y Harmon Killebrew. Un juego especial durante la temporada anterior al cambio sobresale del resto, The Rock realizó un impresionante despliegue de poder en Baltimore el 10 de junio de 1959.
Colavito impresionó a la multitud del Memorial Stadium esa tarde al descargar cuatro jonrones en un juego, empató la marca de Grandes Ligas con otros siete hombres para el momento. Colavito sabe que ese fue su mejor momento como pelotero, pero desea que no hubiese ocurrido.
“Ese no hubiese sido (el juego más grande) si yo hubiera estado en un ganador del banderín y hubiéramos ganado un banderín o tal vez la Serie Mundial”, dijo Colavito. “Pero ese es el juego que recuerdo más. Lo recuerdo claramente. Batear cuatro jonrones en un juego…¿cuantos lo pueden hacer?”
La respuesta a la pregunta de Colavito en la actualidad es 16, con el antíguo toletero de los Rangers de Texas, Josh Hamilton como último en lograrlo en 2012. En otro juego que sobresale del resto, Colavito casi igualó su histórico logro cuando regresó a Cleveland como miembro de los Tigres en julio de 1962.
“El segundo mejor juego fue cuando yo estaba con Detroit, recuerda Colavito. “Bateé tres en fila contra Cleveland, en Cleveland. Ahora, ¿Dónde más querrías hacerlo sino en Cleveland? Todos me conocían, y diablos, algunos estaban pujando por mí tan fuerte como por sus propios jugadores. Le bateé dos a Pedro Ramos y uno al relevista Frank Funk, entonces trajeron a uno que lanzaba por el lado del brazo, especialista en sinker, Bill Dailey. Cuando fui a batear por cuarta vez, me dije que sería la única persona en la historia en hacerlo dos veces. El único hasta ese momento. Le bateé un lanzamiento hacia el segundo piso, ese batazo fue tan bueno como cualquier pelota que bateé ese día. Y me quedé ahí mirando como se fue desviando. Fue foul por 15-20 pies. En el próximo lanzamiento bateé hacia el segunda base. Así que no lo conseguí”.
El poder de estruendo de Colavito no sorprendió a nadie en el estadio ese día, Colavito era un jugador estrella quién lideró la liga en jonrones y terminó entre los primeros 10 más votados para el jugador más valioso en tres de las cuatro temporadas previas.
“Yo no estaba buscando batear jonrones”, dijo Colavito. “Buscaba batear la pelota tan duro como pudiera y tan lejos como pudiera. Y eso fue lo que hice”.
Ciertamente lo hizo. Colavito descargó su poder con su talento natural, dado por Dios, la cual es la razón por la que está irritado con el problema de drogas de mejoramiento de actuación que ha tenido el beisbol en las dos décadas pasadas.
“Ellos son tramposos”, dijo Colavito sobre los usuarios de esteroides. “Ellos hacen trampa. Cuando yo jugaba, nunca oi de esteroides. Había cortisona, y ese es un esteroide pienso. Pero la palabra esteroide nunca era usada”.
“Imagínate un bateador de poder de mi tiempo, y puedo hablar con propiedad, durante la temporada bateábamos pelotas hacia la cerca que eran atrapadas a un paso de la pared. Hoy esas pelotas están 30 filas arriba. Lo que me molesta más es que, y digo esto con modestia, en mi mejor año bateé 45 jonrones. Ahora, viene un tipo y digamos Sammy Sosa batea 60 tres veces. Mark McWire batea 70. Barry Bonds batea 73. Eso nosh ace parecer como fuésemos mediocre y estábamos entre los cinco mejores jonroneros. Resiento eso. No quiero reconocimientos, pero no pienso que éramos mediocres. Pienso que muchos de nosotros nos sentimos de esa manera”.
Luego de retirarse en 1968, Colavito co-administró un negocio familiar por varios años y eventualmente regresó y fue coach y narrador con los Indios durante los años ’70.
“Teníamos una planta d hongos”, dijo Colavito de su negocio familiar. “Todos pensaban que era una granja de hongos. Una planta de hongos son edificios, y no quiero decir que eran de concreto, la de nosotros era de bloques de madera. Mi suegro era el propietario. Él era el dueño de los edificios y la propiedad y teníamos una sociedad con el propósito de cultivar hongos. Ambos trabajábamos mucho, pero él era el dueño. Él era el experto. Me enseñó todo lo que sé. Pero eso no era lo mio. Una vez él me dijo, ‘Encárgate Rock. Me quiero retirar’. Le dije que no. Véndela que voy a tratar de regresar al beisbol. Y lo hice”.
Hoy en día, Colavito pasa el tiempo en su hogar de Pennsylvania y practica su otra pasión de toda la vida, la cacería.
“Amo cazar”, dijo Colavito. “Aún cazo…Todavía soy capaz, hasta ahora, con la ayuda de mi hijo, Steve. Corto la grama en mi campo, tengo un campo de venados, mantengo tres edificaciones. Me mantengo ocupado con eso. Hay que cortar la grama al menos una vez a la semana, cada vez que siento que debe hacerse”.
Durante la temporada de 2013, para su cumpleaños 80, Colavito hizo un receso en su otra pasión para regresar a Cleveland para una ceremonia especial de cumpleaños realizada en Progressive Field. Los aficionados le dieron la bienvenida a The Rock con una inmensa ovación y Colavito aun aprecia a los aficionados quienes le adoraron por tanto tiempo.
“Siempre he sentido que esta es mi ciudad”, dijo Colavito con un brillo en los ojos. “Amo a Cleveland. Es mi ciudad favorita del mundo. Y esa es la honesta verdad de Dios”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
jueves, 7 de enero de 2016
15 por 15: Las mujeres avanzan en el beisbol
Siegal, Mendoza, Hudek entre las que más adelantaron en 2015.
Alyson Footer. MLB.com. 28-12-2015.
En lo que se ha convertido en tradición de fin de año, MLB.com hace una retrospectiva a las principales historias del año, las 15 más importantes de 2015.
Para la mayoría de los entrenadores de beisbol, el camino de una carrera comienza en las clasificaciones de la universidad, continúa con una aparición en una liga profesional y progresa hacia un trabajo de bajo rango en una organización de Grandes Ligas. Esa es una trayectoria común y directa.
Pero cuando el entrenador que persigue ese camino particular es una mujer, eso es noticia.
Por el momento, probablemente has oído de Justine Siegal. Su carrera como entrenadora empezó mucho antes que ella se hiciera bien conocida en los círculos beisboleros como una pionera, pero no fue hasta hace casi cinco años, cuando ella lanzó práctica de bateo a los Grandes Ligas en el entrenamiento primaveral, que se convirtió en un tópico principal de conversación.
Uno de los equipos a los que Siegal le lanzó práctica de bateo fue los Atléticos, y eso la llevó a su más reciente logro. El pasado otoño, fue invitada por Oakland a entrenar prospectos quienes estaban participando en la liga instruccional, un período de entrenamiento que le permite a los jóvenes prospectos continuar puliendo sus destrezas luego que termina la temporada regular.
Siegal, quien trabajó principalmente con infielder, llamó la asignación de dos semanas “una experiencia increíble”.
“Los muchachos me trataron bien, y también los entrenadores”, dijo ella. “Me adapté bien, y todo fue fenomenal. Y estuve entrenando beisbol, lo cual es un sueño”.
Pero eso solo es un pequeño paso para las mujeres que persiguen esta línea de trabajo.
“Estamos viendo grandes avances en Major League Baseball, pero todavía no hemos llegado allí”, dijo Siegal, cuyo curriculum incluye una pasantía como entrenador asistente en Springfield College y coach de primera base en el Brockton Rox de la Can-Am League. “Pero de seguro hemos tenido grandes ejemplos, hemos tenido mujeres que están calificadas para posiciones que ellas deberían estar ocupando, porque pueden ayudar al equipo a ganar. Es muy excitante ver lo que está pasando, y es un honor ser parte del movimiento”.
Ese movimiento, el cual ha gateado históricamente a un paso lento, aceleró en 2015. Siegal, la cofundadora de Baseball For All, una organización que promueve oportunidades para muchachas que juegan beisbol, es la generadora de titulares de una larga lista de mujeres quienes alcanzaron metas en el año calendario pasado que las hizo o pioneras en su campo o una de solo un puñado de mujeres en la historia en hacer lo que han hecho.
Quizás la reflexión más visible de la oportunidad positiva fue Jessica Mendoza de ESPN, quien hizo historia como la primera mujer en transmitir desde la cabina un juego de Major League Baseball a nivel nacional. Después ella se convirtió en la primera mujer en narrar un jugo de postemporada.
30-08-2015: La transmisión introduce a la cuatro veces All-American y dos veces olímpica Jessica Mendoza como parte del equipo de Sunday Night Baseball.
“Ha habido muchas personas que se acercaron para felicitarme, y lo agradezco mucho”, dijo Mendoza después de transmitir la victoria de los Astros 3-0 sobre los Yanquis en el juego del comodín de la Liga Americana. “Pero estoy en ese modo de sentirme emocionada por este juego debido a estos dos equipos, no por algo que estoy haciendo. Es divertido cuando las personas preguntan como me siento. Digo ¿Por qué? Solo estoy emocionada por narra beisbol en octubre”.
“Conocí y trabajé con Jessica Mendoza hace varios años cuando hice una historia para ‘Real Sports’ sobre la derrota del softbol en los Juegos Olímpicos”, dijo Andrea Kremer, una corresponsal principal para la el canal NFL y corresponsal de “Real Sports” de HBO”. “Su intelecto, conocimiento, carisma y presencia natural en cámara resonó para mí entonces. Cuando la vi en 'Sunday Night Baseball’, estaba orgullosa por ella y emocionada porque ella es la persona perfecta para recibir esta oportunidad, un profesional, quien resulta ser una mujer, que trae una vida de experiencia en el juego a la cabina”. “Ella puede estar teniendo una atención extra debido a su género, pero ella está destacando en su trabajo sin importar eso”.
El pasado invierno Sarah Hudek, una lanzadora zurda de George Ranch High School en Houston, ganó una beca para jugar beisbol en Bossier Parish (La.) Community College. Fue la primera vez que la escuela había firmado a una mujer para jugar beisbol, y Hudek, la hija del antíguo relevista de Grandes Ligas, John Hudek, se convirtió en una de solo un puñado de atletas femeninas en firmar para jugar beisbol universitario.
Pocos meses despues, la joven de 16 años Melissa Mayeux, una campocorto del equipo nacional francés sub-18, se convirtió en la primera mujer beisbolista en ser añadida a la lista de registro internacional de Major League Baseball, calificándola para ser firmada por un equipo de Grandes ligas.
Los Marineros fueron noticia n diciembre cuando anunciaron que habían contratado a Amanda Hopkins, una antigua estrella de softbol en Central Washington University, como buscadora de talento de area. Se cree que Hoplins sería la primera mujer en ser contratada como buscadora de talento a tiempo completo desde los años ’50.
Un par de semanas después, los Astros anunciaron nuevas adiciones en su cuerpo de medicina deportiva, al incluir a Rachel Balkovec de 28 años de edad como coordinadora de acondicionamiento y fuerza para LatinoAmérica. Ella fue contratada originalmente por los Cardenales en 2012, en ese momento se convirtió en la primera mujer en mantener una posición a tiempo completo como entrenadora de fuerza en el beisbol afiliado.
Hasta los palcos de prensa, donde la presencia de las mujeres es un lugar común en el juego de hoy, se hicieron más progresistas en 2015. El 8 de junio, Marie-Claude Pelland-Marcotte se convirtió solo en la segunda mujer anotadora oficial en la historia de las Grandes Ligas cuando trabajó en un juego Azulejos-Marlins en Toronto.
En julio, Jenny Cavnar de Root Sports Rocky Mountain se unió a la cabina de radio 850 KOA como comentarista de juegos selectos de los Rockies. Anfitriona y reportera de los pre y post juegos durante las transmisiones televisivas de los Padres desde 2007 hasta 2011 y de los Rockies desde 2012, Cavnar trabajó al lado de los narradores jugada a jugada Jack Corrigan y Jerry Schemmel.
“Ese es el honor más grande”, dijo Cavnar en una entrevista con MLB.com el verano pasado. “No es solo, ‘Vamos a lanzarte ahí’. No es solo, ‘Queremos que seas la voz femenina en el aire’. Se trata de, ‘Conoces el juego de beisbol y puedes ocupar esa posición’”.
Donde están estas mujeres en términos de contexto histórico solo puede ser valorado con el paso del tiempo. Pero no hay discusión sobre el lugar que ellas ocupan en el paisaje de hoy: Ellas son pioneras y modelos, abren un camino para el futuro.
“De eso es de lo que se trata”, dijo Siegal. “Se trata de inspirar a la generación más joven y facilitarles la entrada por esas puertas”.
Alyson Footer es una corresponsal nacional de MLB.com.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
martes, 5 de enero de 2016
Los Super-Subs (sustitutos) son indispensables Los jugadores de muchas posiciones son parte esencial en los equipos campeones.
Scott Merkin. MLB.com. Baseball Digest. Septiembre 2007.
Un joven se para en un campo de beisbol cerca de su casa, trabaja con diligencia las interioridades del juego con su padre.
Él comienza tomado roletazos en el campocorto, luego se mueve a segunda y hace lo mismo, y finalmente termina en tercera base. Antes que se haya completado la sesión, él se mueve hacia los jardines y toma elevados en la izquierda y el centro.
Mientras los dos recogen su equipo y se dirigen al carro, el aspirante a beisbolista le dice a su padre las siguientes palabras:
“Papá, cuando crezca, me gustaría ser un super-sub a nivel de Grandes Ligas. De verdad quiero ser capaz de contribuir en diferentes posiciones pero solo en rol de utility. Ese es mi sueño en el beisbol”.
La primera parte de este escenario ciertamente sería considerada plausible, pero ninguna estrella del beisbol en su sano juicio aspiraría a jugar un papel secundario, aún si eso significara alcanzar el nivel más alto del beisbol y encontrar un nicho para su carrera. Aún así, estos peloteros híbridos se han convertido en parte esencial de equipos de campeonato.
Tomemos por ejemplo a Pablo Ozuna.
Durante la histórica temporada de Chicago en 2005, Ozuna jugó 32 juegos en tercera base, 15 en el campocorto, nueve en el jardín izquierdo , seis en segunda base, dos en primera base y uno en el jardín derecho.
Ozuna no solo le dio descanso a peloteros regulares como Joe Crede, Juan Uribe y Scott Podseddnik, sino que como uno de los peloteros más rápidos del equipo, Ozuna se desplazó hacia el puesto de abridor de la alineación de los Medias Blancas sin que nadie lo notara.
Ozuna podía robar bases, como lo hizo como corredor emergente en el noveno inning del segundo inning de la Serie de campeonato de la Liga Americana, para anotar la carrera ganadora con el doble de Crede. Ozuna también podía dar el hit oportuno como emergente, sin mencionar que le daba al manager Ozzie Guillen gran flexibilidad para hacer4 dobles cambios hacia el final del juego.
Pero aún durante su tercer año de hacer las Grandes Ligas mediante responsabilidades variadas y antes de la temporada de 2007 interrumpida por las lesiones, Ozuna aún busca la oportunidad de convertirse en regular.
“No voy a presionarme para ser un jugador de todos los días, pero definitivamente, si me gustaría tener la oportunidad”, dijo Ozuna. “Me empujo para ser jugador regular, pero solo si esto viene naturalmente”.
Antes de unirse a los Medias Blancas mediante una invitación fuera del roster en el entrenamiento primaveral antes de la temporada de 2005, Ozuna tuvo 472 turnos jugando en segunda base y el campocorto para los Wilkes-Barre d Scranton AAA durante la campaña de 2004. Durante sus dos años después de llegar a Chicago, tiene un total combinado de 581 turnos al bate.
Así que ¿Cómo se mantiene preparado para contribuir si solo comienza uno o dos juegos por semana, especialmente cuando existe una variedad de opciones donde el podría ser utilizado? Es la misma situación que han vivido otros peloteros quienes han ocupado ese rol, incluyendo a Jamey Carroll de Colorado, Ryan Freel de los rojos o el compañero de Ozuna, Rob Mackowiak.
Los ojos y la mente son tan importantes como la propia preparación adquirida mientras se toma práctica de infield y swings en la caja de bateo.
La cosa más importante para mí es mantenerme positivo, si juego o no”, dijo Ozuna. “Cuando no estoy en el campo, trato de enfocarme tanto como sea posible en observar cada posición: observo segunda, observo tercera, observo los jardines. Sé que eso es parte de mi papel para ayudar a ganar a nuestro equipo”.
“Como jugador de banca, tiene que ir afuera y prepararte para ir donde algo pudiese ocurrir, tienes que ser capaz de tomar la alternativa”, dijo Carroll. “Solo trataba de prestar atención , ver lo que estaban haciendo los otros tipos. Yo hacía preguntas a los tipos mas viejos, o hasta los que estaban en otros equipos”.
Carroll citó a Mike Mordecai como uno de esos veteranos super-subs de quienes el aprendió, también le dio crédito a Andy Fox. Mordecai pudiera ser considerado uno de los fundadores de este papel particular, especialmente como parte de un escuadrón altamente exitoso, jugando alrededor del infield para los Bravos de Atlanta ganadores del título en 1995, y haciendo lo mismo para los campeones de la Serie Mundial Marlins de Florida en 2003.
El tiempo de Mordecai en el campo no podría ser clasificado exactamente como extensivo a lo largo de los años, apareció en 69 juegos durante la temporada de 1995 y 65 en 2003. Pero cada oportunidad como emergente, cada uso como reemplazo defensivo hacia una pequeña pero significativa diferencia para el equipo y descanso para los regulares.
Estos supers-subs existían de alguna forma antes de Mordecai.
Gene Larkin, por ejemplo, participó en 47 juegos en los jardines, 39 en primera base y otros dos en el infield para los Mellizos de Minnesota de 1991. También empujó la carrera ganadora con elevado de sacrificio en el séptimo juego de la victoria de Serie Mundial de Minnesota sobre Atlanta. Tony Phillips acumuló 451 turnos al bate entre aperturas en el infield y los jardines para los Atléticos de 1989.
Y no se olviden de Joe McEwing quién jugó seis posiciones para los Mets de 2000 quienes perdieron ante los Yanquis en la Serie Mundial, McEwing vio al menos acción en un juego en ocho posiciones en 2001, si el bateador designado se incluye en la ecuación.
Estos super-subs también vienen en la variedad juvenil, con B.J. Upton disputándole a Brendan Harris este puesto particular en el campo de entrenamientos de Tampa Bay. Upton fue la segunda escogencia del draft de 2002 para jugadores de primer año, pero antes de esta temporada tuvo que encontrar una posición fija, jugando tercera, campocorto, segunda base y los jardines.
“Hasta ahora, segunda base parece ser su posición más apropiada en el infield.”, dijo el manager de los Rays, Joe Maddon. “Tal vez es algo relacionado con el lado derecho del campo. Parece reaccionar bien ahí”.
“Empiezo a sentirme más cómodo de lo que estaba”, agregó Upton acerca de la segunda base. “El dobleplay es básicamente lo que tengo que mejorar ahora”.
Durante los primeros 76 juegos de los Devil Rays en la temporada, Upton apareció en 48 juegos en segunda y ocho en el jardín central, bateó .320 antes que una lesión a principios de junio lo forzara a perder tres semanas.
Phillips eventualmente se convirtió en regular en Oakland y para cuatro equipos luego de sus ocho años en Oakland, y la misma transición debería ocurrir con Upton. No es poco común para estos super-subs ganar la titularidad, algo que Craig Counsell logró en Arizona. Freel lo ha hecho con los Rojos y Carroll con los Rockies.
Carroll firmó un contrato de dos años con los Rockies por 4 millones de dólares durante el receso, al conseguir batear para .300 como segunda base principal de Colorado en 2006. Ahora comparte el tiempo en segunda con Kaz Matsui, pero como utility en el cuerpo de un regular, es usado en otras posiciones para mantenerlo en la alineación todos los días.
Freel tomó la responsabilidad en el jardín central de Cincinnati en el comienzo de la temporada de 2007 antes que una lesión cortara su tiempo de juego. Pero aún cuando Freel estaba oscilando de segunda a tercera al jardín derecho casi a diario, nunca fue visto como jugador de medio tiempo.
“Él es un regular, pero no comienza siempre en el mismo lugar”, dijo el manager de Cincinnati, Jerry Narron, de Freel.
“Siempre lo ha sido, ‘Él va a jugar, ¡pero donde?’ “Freel agregó, ‘Yo vengo al entrenamiento primaveral y cada posición está ocupada por un prospecto o alguien consagrado. Pero este año ha habido más oportunidades que en los anteriores”.
El deseo de actuar como regular, sin embargo, no debe ser malinterpretado como falta de apreciación u orgullo por el trabajo de super-sub. De alguna manera, el versátil y a menudo infrecuentemente usado jugador utility se enfoca más y trabaja más que un jugador regular.
Durante cualquier sesión de práctica de bateo, alguien como Ozuna o Freel se podría encontrar haciendo tres o cuatro paradas en el infield o los jardines. Como dijo Carroll, el día que no toma roletazos en tercera es el día cuando él espera ser usado en la posición.
Nadie escoge ser utility mientras asciende en su respectiva organización, venir de la fría banca en el momento clave del juego. Pero ese papel no solo se ha convertido en una necesidad de supervivencia para algunos peloteros, es un componente valioso para la mayoría de los equipos ganadores.
Ganar trata de jugar regularmente casi todo el tiempo.
“Pienso que no hubiese podido llegar a las Grandes Ligas a menos que jugara en varias posiciones”, dijo Mackowiak, quien empezó a jugar beisbol como campocorto pero nunca juego su posición original en las mayores.
“Yo era jardinero derecho y tercera base, y los tipos que juegan esas posiciones batean para promedios altos. Yo no soy ese tipo de pelotero. Pero prefiero tomar 50 turnos al bate en un equipo ganador que 400 en uno perdedor”.
“Esa denominación de ‘super-sub’ me llevó a las Grandes Ligas”, agregó Freel. “Me ayudó a quedarme aquí en las mayores. Me ha dado la oportunidad de jugar más. La asumo con gran orgullo”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
lunes, 4 de enero de 2016
La entrevista de Ken Berry
“Yo trabajaba en esas atrapadas en saltos cada día. Cada día practicaba a robar jonrones. Durante la práctica de bateo quitaba a los otros tipos del jardín central y empezaba a trabajar. Lanzaba la gorra para tener una idea de donde empecé y arrancaba a buscar elevados. Luego de realizar la atrapada podía ver cuan lejos había ido para agarrarla y eso me daba una idea de lo que podía hacer en un juego”. Ken Berry. (Mark Liptak, agosto 2005).
Mark Liptak. Originalmente publicado en White Sox Interactive.com (08-2005).
Él demostró ser un meritorio succesor de Jim Landis en la galaxia de jardineros centrales de los Medias Blancas. Su apodo era ‘The Bandit’ debido a su habilidad para robarle a los oponentes jonrones cantados haciendo acrobacias en la pared del jardín central de Comiskey Park, se estiraba muy alto y tomaba conexiones que parecían destinadas al fondo del bullpen.
Más adelante en la vida, Ken Berry se convertiría en reconocido manager de ligas menores al trabajar con jóvenes prometedores como John Elway, Robin Ventura, Alex fernandez y Frank Thomas. Y si una carrera de ligas mayores extendida desde 1962 hasta 1975 no fuese suficiente, junto con una aprición en el Juego de Estrellas (1967) y dos guantes de oro, Berry se encontró trabajando en el cine, como consejero técnico en la película, ‘Eight Men Out’.
Busque en dos de las carreras por el banderín más grandes de la historia de los Medias Blancas y tendrá una historia que contar.
Ken contó esa historia desde su hogar de Kansas una mañana de martes. Lo encontré extremadamente profundo acerca del beisbol… posiblemente debido a que dirigió, fuerte en sus opiniones de cómo jugar el juego y seguro de sus memorias de los Medias Blancas…desde managers como Al Lopez, Eddie Stanky y Chuck Tanner hasta una semana a finales de septiembre de 1967, hasta sus pensamientos sobre el equipo de los Medias Blancas de este año que parece como que podría llegar a jugar la postemporada en octubre. Si de hecho…¡fue toda una historia!
ML: Ken ¿como empezó ese amorío entre tú y el beisbol? Imagino que jugaste mucho de niño mientras crecías en Kansas.
KB: “Yo había jugado beisbol de pequeñas ligas y luego pelota de American Legion. Eran solo alrededor de 25 juegos al año, no como los 40 0 50 juegos que hacen los equipos itinerantes hoy. Llegamos al torneo regional en Oklahoma City un año pero fuimos vencidos por un equipo donde jugaba el hijo del antiguo Yanqui, Allie Reynolds. Si hubiésemos ganado ese juego habiéramos ido a la Serie Mundial. Empecé como tercera base y tenía buena velocidad. Yo era un buen recibidor en futbol”.
ML: Para el tiempo cuando estabas en la universidad en lo que ahora es Wichita State University, los Medias Blancas aparentemente estaban interesados en ti. Cuentanos como fuiste escauteado, y como firmaste. Y ¿no fue Ted Lyons parte de la gente de los Medias Blancas que te escauteo?
KB: “Ted había venido desde Louisiana para verme jugar. Fue en verdad la única vez que sabía que alguien estaba interesado en mi por el beisbol. Yo tenía una beca para jugar futbol en la universidad, como dije yo era un buen recibidor, y los Chargers de san Diego de la vieja AFL sabían de mí, pero esta fue la primera vez por el beisbol”.
ML: Firmaste con los Medias Blancas, trabajaste tu ascenso en el sistema de ligas menores e hiciste tu debut en las Grandes Ligas el 9 de septiembre de 1962 en Chicago contra los Senadores de Washington. Los Medias Blancas ganaron 3-2 en once innings, bateaste de 3-1. ¿Qué más recuerdas de tu primer día en el terreno? (Nota del autor: El primer imparable de Berry en Grandes Ligas llegó en el equinto inning cuando sencilleó al centro ante el pitcher de los Senadores Bob Baird).
KB: “No recuerdo mucho excepto que la primera vez que fui a batear recuerdo estar temblando. No jugué mucho los primeros años (Nota del autor: Berry apareció en tres juegos en 1962 y se fue de 6-2). Yo tenía veinte años de edad y eso no me afectó al jugar en Grandes Ligas. Pienso que era mi turno. Recuerdo Comiskey Park… era grande y era muy dificil para la vista de los bateadores en esos días. Entonces tenían esa pizarra gigantesca. Esta tenía todos los nombres en ella, números, luces. La luz se reflejaba en ella y era difícil ver en el plato. No era como los fondos de hoy. Tambien los aficionados se podían sentar en las gradas, no estaban vacías o pintadas de negro como hoy”.
ML: En 1963 y 1964 fuiste llamado al final de ambas temporadas y estuviste en un total de 16 juegos. Bateaste tu primer jonrón en Kansas City el 25 de septiembre de 1964 mientras los Medias Blancas zurraban a los Atléticos 11-3. ¿Lo recuerdas? (Nota del autor: Berry conectó un jonrón de tres carreras en el segundo inning ante John O’Donoghue).
KB: “No. Pensaba que se lo había bateado a Catfish Hunter. Me gustaba batearle porque el siempre lanzaba alrededor del plato. Su actitud era ‘aquí esta…trata de batearla si puedes”.
ML: 1964 fue el año de la gran persecución mientras los Medias Blancas trataron desesperadamente de alcanzar a los Yanquis y asegurar el banderín. Se quedaron cortos por un juego y a pesar de ganar 98 encuentros en la temporada, estarían fuera de la Serie Mundial. ¿Qué hay de esa temporada Ken? Háblanos esa semana final y cual era el ánimo en el camerino cuando Nueva York finalmente aseguró el penúltimo día de la temporada.
KB: “Pienso que jugué todos los juegos de esa recta final lo cual me sorprendió. Jim Landis había estado ahí por años y había vivido la presión. Yo bateé muy bien en ese período. Les Moss, mi manager en Indianapolis, cambió la posición de mis manos un poco y tuve un buen año”. (Nota del autor: Berry bateó .375 en esos doce juegos, al irse de 32-12 con un doble, un jonrón, cinco boletos y cuatro empujadas).
“Recuerdo que los Yanquis cerraron la temporada con los Indios quienes habían hablado acerca de que estaban listos para vencerlos. En vez de eso Nueva York ganó los primeros dos juegos y ganó el banderín. La cosa más importante en mi mente en ese momento era jugar en la Serie Mundial. Yo solo quería jugar bien entonces”. (Nota del autor: Los Yanquis vencieron a Cleveland 5-2 y 8-3, para asegurar el título después del triunfo del sábado).
ML: 1965 fue tu primera temporada completa con los Medias Blancas, ese receso entre temporadas ellos negociaron a Landis y Mike Hershberger para abrir espacio para ti. (Nota del autor: El 20 de enero de 1965 los Medias Blancas, Indios y Atléticos fueron parte de una negociación de tres vías. Los Medias Blancas enviaron a Landis y Hershberger a Kansas City y Cam Carreon a Cleveland. En retorno recibieron a John ‘Honey’ Romano, Tommie Agee y Tommy John). Ese año liderfaste la liga en juegos, juegos iniciados, juegos terminados, outs e innings jugados, pero bateaste solo .217. ¿Era eso solo que estabas teniendo un mal momento ajustándote a la calidad del pitcheo de Grandes Ligas?
KB: “No, me había lesionado el cuello jugando futbol cuando tenía catorce años haciendo una jugada brusca. Por alguna razón esa lesión se manifestó esa primavera. Los músculos de mi cuello tenían espasmos y no podía mover la cabeza. Tenía que mover el cuerpo cuando trataba de atrapar un elevado, no pude mover el cuello la primera mitad de la temporada. Literalmente jugué esos juegos e innings sin ser capaz de girar el cuello. Finalmente encontré un caballero japonés quién vivía en Oak Park, pienso, él usó terapia de interrupción muscular para relajar los músculos de mi cuello. La segunda mitad de la temporada me sentí mejor y bateé alrededor de .240. Ese fue un año duro porque siempre había tenido éxito con mi atleticismo. Tambien ese dolor fue la causa de que desarrollara una úlcera por la presión puesta en mí por Ed Short. (Nota del autor: Short era entonces el gerente general de los Medias Blancas). Short siguió amenazándome diciendo que iba a enviarme a las menores si yo no empezaba a jugar mejor. Yo estaba adolorido, no era que quería fallar”.
ML: Habías conocido al manager de los Medias Blancas, Al López por supuesto por el número de temporadas que estuviste en los entrenamientos primaverales, pero esta fue la primera vez que lo viste a diario. ¿Qué clase de hombre era él, que tipo de manager era?
KB: “Al era extremadamente profesional. Él y su cuerpo técnico eran muy cercanos, ellos jugaban golf todo el tiempo y se conocían bien. Él jugaba con los porcentajes, y con el tipo de pitcheo que teníamos, él jugaba para una carrera. Por ejemplo, no hacíamos el batear y correr o usábamos el doble robo retardado. No éramos muy agresivos. Esperábamos mucho cuando la cuenta staba en 3-1, por ejemplo. No estoy diciendo que él estaba equivicado, considerando la calidad de los tipos que teníamos en el cuerpo de lanzadores, esa era probablemente la manera correcta de hacer las cosas, pero esa no era la manera como me gustaba jugar y eso no es lo que hice cuando fui manager”.
ML: Los Medias Blancas tuvieron otra temporada fabulosa al terminar segundos con 95 ganados pero algunos consideraron la temporada desconcertante porque ustedes empezaron ganando veintidós de los primeros treinta juegos. Las lesiones fueron clave ya que Gary Peters y Juan Pizarro fueron a la lista de incapacitados pero también López perdió tiempo con un dolor estomacal en junio de esa temporada. Imagino que esa incertidumbre con Al no ayudó para nada.
KB: “En realidad la enfermedad de López no fue gran motivo de distracción porque sus tipos como Tony Cuchinello y Don Gutteridge sabían exactamente lo que Al quería hacer. La continuidad estaba ahí. Las lesiones de Peters y Pizarro fue lo que nos afectó. Cuando se pierden dos lanzadores tan buenos, eso afecta mucho. Extrañamos las aperturas de calidad que ellos nos daban”.
ML: La otra ‘gran’ historia de esa temporada involucró las llamadas pelotas “congeladas”, una acusación hecha ese agosto por el pitcher de los Tigres, Hank Aguirre. ¿Habia certeza en esas acusaciones?
KB: “Yo no sabía nada acerca de ese respect, lo que sabía era como preparaban Comiskey Park a la medida de nuestro equipo y eso realmente me afectaba y a los otros bateadores”.
“He oído por años de la gente acerca de cómo yo lideré el equipo en bateo en 1967 con .241, junto a Don Buford. Lo que los fanáticos no toman en cuenta es que con el cuerpo de lanzadores que teníamos, el estadio era preparado a su medida. La grama del infield la mantenían alta para que nuestros infielders pudieran atrapar las pelotas, nuestros pitchers inducían muchos roletazos, y el area alrededor del plato era siempre un pantano. Cuando te parabas ahí, podías ver el agua alrededor de tus zapatos. No eramos tan malos bateadores…solo que era muy difícil conseguir roletazos a través de nuestro infield. Recuerdo un día que bateé duro tres curvas de Gary Bell y cada uno de los batazos golpeó el area alredor del plato y hasta allí llegó. Pienso que no podía batear una pelota más duro y sin embargo llegaba hasta ahí. Eso era frustrante. Bell hizo las tres jugadas y se estaba riendo cuando yo corría hacia primera base”.
ML: Por ciertas razones incluyendo la salud, López renunció como manager de los Medias Blancas en noviembre de 1965. Fue reemplazado por Eddie Stanky, el cual estaba ansioso por dejar que Al Capone llegara de nuevo a la ciudad. Me parece que la mejor parte para empezar es preguntarte por las diferencias entre Al y Eddie.
KB: “Esa es una pregunta fácil. Las diferencias eran como la noche y el día. Eddie era extremadamente agresivo como manager. Siempre quería que presionáramos al otro equipo. Usaba mucho el toque, el bateo y corrido, el robo retardado…teníamos como cuatro o cinco tipos quienes podían correr y robamos muchas bases”.
“Eddie tenía por regal que debías montarte en la base con cada elevado, y por lo menos amagar con salir. Él quería forzar a los rivales a lanzar la pelota. El nos enseñaba cosas como tratar de tumbarle el guante al oponente cuando estaban tratando de tocarte. Hay una manera de hacer eso disimuladamente para que el árbitro no te cante out automáticamente”.
“Él quería ganar y esperaba que tuvieses la misma actitud. Yo no tuve problemas con él porque sabía que esa era su forma de ser. Si estabas lesionado y no podías jugar, Eddie se lo tomaba personalmente. Una vez yo estaba en la habitación del masajista, tenía dolor en la espalda. Charlie Saad, nuestro masajista, estaba trabajando tratando de aliviarme. Eddie vino a ver como estaba y le dije que no sabía si podía jugar. Eddie me miró y me llamó perro. Así era él”.
“Yo corría a través de una parec por él, el me enseñó mucho y era muy completo acerca del juego. Él siempre decía, ‘solo tienes 27 outs en un juego, así que no los malgastes…’ Cuando me hice manager y miraba hacia atrás el tipo de manager que fue Eddie, me dije que aprendí 80 porciento de beisbol agresivo en el campo de él. También aprendí 20 porciento de cómo no tratar a las personas de él”.
ML: Cuando Eddie hacía cosas como su famoso ‘strip tease’ en abril de 1966 o sus comentarios acerca de Carl Yastrzemski en junio de 1967, ¿cuan duro fue para los peloteros de los Medias Blancas ganar juegos contra tipos que estaban molestos por sus acciones? (Nota del autor: En abril de 1966 Stanky lanzó una andanada verbal hacia el periodista de Detroit News Watson Spoelstra, luego que este preguntara que tipo de lanzamiento le hizo el relevista de los Medias Blancas Bob Locker a Gates Brown en una situación clave. Además del ataque verbal Stanky se rasgó el uniforme en jirones y lanzó sus zapatos contra la pared del clubhouse. En junio de 1967 Stanky fue citado de haber dicho sobre Yaz, “él ouede ser un Todos Estrellas del cuello para abajo, pero en mi libro él es un pelotero malhumorado…y no me gustan los peloteros malhumorados”).
KB: “Eso no hacía una diferencia para mí. Muchos tipos se reían de eso. A Eddie no le gustaba Yaz por alguna razón. Eddie podía ser de esa manera. Si no le gustabas, haría cualquier cosa para entrar en tu mente. Estoy seguro que había veces cuando Eddie lamentaba algo que dijo o hizo pero no iba a mostrar ninguna debilidad discúlpandose”.
ML: Con todo esto como telón, la temporada de 1967 empezó con los Medias Blancas considerados fuera de competencia, aún así, de alguna manera ustedes ganaron. Una seguidilla de diez victorias que empezó el 30 de abril impulsó al equipo al primer lugar donde estuvieron hasta mediados de agosto. Considerando el talento de equipos como los Medias Rojas, Tigres y Mellizos, el potencial jonronero que ellos tenían, ¿Cómo hicieron los Medias Blancas para seguir ganando juegos?
KB: “Ganábamos por el pitcheo, velocidad y defensa. Cada equipo que mencionaste bateó cerca de .260 o más ese año y cuando miras a los jugadores que tenían, ellos tenían una mejor alineación que nosotros. Bateamos alrededor de .230 como equipo pero compensábamos haciendo las pequeñas cosas para ganar los juegos”.
ML: Personalmente tu empezaste a surgir ese año, tuviste una seguidilla de veinte juegos bateando imparables y empezste a jugar el tipo de defensa en los jardines que te ganó el remoquete de “The Bandit”, por tu habilidad para robarle jonrones a los bateadores. ¿Era eso simplemente por el hecho de que ahora te sentía cómodo en las mayores?
KB: “Durante esa seguidilla de veinte juegos, todo lo que bateaba caía en territorio de nadie, sin importar si era una línea o un bombito. Eso ocurre a veces. Nunca entendí el bateo hasta que me retiré y empecé a jugar softbal de bola lenta. En ese deporte tienes que esperar por el lanzamiento, mantener tu peso atrás, cosas como esas. Cuando yo jugaba en las mayores tenía muchos malos hábitos, tenía mal balance, me lanzaba tras la pelotas y tenía un pobre reconocimiento de los pitcheos. Solía ser un bateador agresivo, me sentía incómodo al tener cuenta de dos strikes, a menudo hacía swing temprano en la cuenta, a veces no eran los mejores pitcheos”.
ML: Ese año fuiste nombrado para el equipo de estrellas del Juego de Anaheim. ¿Cómo fue esa experiencia para ti?
KB: “No fue buena. Estaba bateando por encima de .300 cuando los peloteros votaron para elegir el equipo pero para el momento que estaba próximo el juego yo había bajado hasta .255. Terminé cuarto en la votación para los jardineros pero el manager de los Orioles, Hank Bauer, quien tenía el equipo ese año, dijo que no me iba a tomar a pesar del voto de los peloteros”.
“Resultó que justo antes del receso jugamos ante los Orioles. Tom Phoebus me lanzó un pitcheo que saqué de jonrón y mientras corría las bases grité “¡toma eso Bauer!” En esa serie Frank Robinson quien iba a estar en el juego, arrolló a Al Weis tratando de romper un doble play. Weis sufrió un esguince del ligamento cruzado y quedó inhabilitado por el resto de la temporada, pero Robinson recibió un golpe en la cabeza cuando hizo contacto con Al, y tuvo visión doble por mucho tiempo, así que estuvo fuera de juego. Entonces ese domingo Al Kaline bateó un elevado en una situación clave y se rompió la mano cuando golpeó el enfriador de agua…así que estaba fuera de juego. Cuando eso ocurrió, Bauer dijo que me llevaría”.
“El juego empezó al atardecer y nadie podía ver nada en el plato. Sentado en el banco, veo a tipos como Willie Mays, Hank Aaron, Mickey Mantle, Tony Oliva y Harmon Killebrew poncharse. Pienso que los aficionados no querían ver un juego de estrellas donde los pitchers ponchaban a todos. (Nota del autor: Ese juego duró 15 innings y la Liga Nacional ganó 2-1 con un jonrón de Tany Pérez. ¡Ambos cuerpos de lanzadores se combinaron para treinta ponches!). Finalmente en el cierre del décimoquinto, Bauer me dice que tome un bate. Salgo a batear contra Tom Seaver y me poncha con tres envíos para terminar el juego”.
ML: Ken era justo el principio de la última semana de la temporada. Los Medias Blancas estaban detrás de Minnesota por medio juego y cerraban la temporada con los Atléticos y los Senadores. La Serie Mundial estaba tan cerca para los Medias Blancas que los aficionados podían saborearla, hasta los rivales como Mike Andrews de los Medias Rojas me dijo que él y sus compañeros vieron con quienes iban a jugar los Medias Blancas y dijeron que todo se había acabado. El problema es que todo se acabó para los Medias Blancas, quienes perdieron los cinco juegos y vieron esfumarse su oportunidad en una derrota 1-0 ante Washington el último viernes de ese año. Ha pasado mucho tiempo pero sé que tienes que recordar esa semana.
KB: “Pienso que llegamos a esa última semana exhaustos. Stanky no hacía sustituciones,a si que jugamos cada inning de cada juego… tal vez solo estábamos desgastados. La otra cosa era que si, Kansa City y Washington eran los dos peores equipos, pero tenían algunos buenos peloteros que estaban surgiendo. Ellos estuvieron impresionantes y hay que darles crédito. Nosotyros tampoco jugamos bien a la defensiva, hicimos tres o cuatro errores. (Nota del autor: En el doble juego perdido ante los Atléticos el miércoles 27 de septiembre de 1967, los Medias Blancas hicieron tres errores que provocaron tres carreras sucias).
“La otra cosa que recuerdo es que cuando llegamos a casa para enfrentar a los Senadores, aún teníamos oportunidad de ganar el banderín pero en las tribunas solo había trece o catorce mil personas. Debimos haber tenido cuarenta mil para animarnos, eso fue una caída en espiral”. (Nota del autor: Los Medias Blancas llegaron a casa para una serie de fin de semana con Washington. La noche del viernes 29 de septiembre de 1967, asistieron 12.665 personas. Los Medias Blancas perdieron 1-0 y fueron eliminados).
ML. Algunos de tus compañeros de ese equipo me han dicho que aún no se han recuperado de ver el banderían escapársele de las manos así. A través de los años ¿alguna vez te has dicho ‘que hubiera pasado si?’
KB: “No me ocupo mucho de eso. La única vez que pensé ‘que hubiera pasado si’, fue cuando pensé que tal vez debí haber hecho algo como invitar a Al Kaline a tomar una taza de café y hablar con él de bateo. Pasar algún tiempo con los grandes bateadores contra quienes jugué. Tal vez si hubiese hecho eso pude haber tomado algunos consejos y haber sido mejor bateador. Sin embargo esa no era mi naturaleza, nunca hice eso”.
ML: El colapso llegó el año siguiente y desde 1968 hasta 1970 a pesar de tener tipos talentosos como tú, Ed Herrmann, Luis Aparicio, Joe Horlen, Peters y John, los Medias Blancas estuvieron horribles. ¿Por qué no pudieron ganar esos equipos?
KB: “Mira los jugadores que cambiaron los Medias Blancas. Weis, Buford, Agee, Tommy McCraw, todos los tipos que podían correr. Los cambios cambiaron al equipo por completo. Los Medias Blancas perdieron la agresividad completamente”.
“Recuerdo que en un juego yo estaba sentado al lado del manager. Teníamos hombre en primera y el bateador estaba adelante en la cuenta 2-1 0 3-1 ‘muchacho ese parecía un buen momento para el vateo y corrido’… El manger me miró y dijo…’oh noooo. El bateador podría fallar y el corredor podría sser out en segunda’. Ahí estaba el problema. Los Medias Blancas jugaban aburrido, beisbol de brillo ausente, esperando para ser vencidos”.
ML: Tuviste algún éxito personal sin embargo…en 1970 bateaste .276 y ganaste tu primer guante de oro. Los aficionados de la época de los Medias Blancas te recuerdan saltando alto contra la cerca del jardín central para atrapar los que debieron haber sido jonrones. ¿Era eso algo que practicabas?
KB: “Yo trabajaba en esas atrapadas en salto todos los días. Cada día practicaba a robar jonrones. Durante la práctica de bateo apartaba a los otros jugadores del jardín central y empezaba a trabajar. Lanzaba mi gorra hacia atrás para darme una idea desde donde empezaba a correr tras las pelotas. Despues que hacía la atrapada podía ver cuan lejos había ido para hacerla y eso me daba una idea de lo que podía hacer en un juego.
“Probablemente la atrapada más grande que hice llegó cuando estaba con los Angelinos. Estábamos en Baltimore y Terry Crowley un fuerte bateador zurdo, bateó una pelota entre dos. Andy Messersmith estaba lanzando, era la parte final del juego y los Orioles tenían dos hombres en base. La cerca en Baltimore era como la de Comiskey Park, una cadena con láminas verdes de madera. Yo corrí y salté, monté mi pie en la cerca y salté como tres metros de altura. Hice la atrapada con mi brazo, guante, cabeza y torax pasando sobre la cerca y luego cayendo hacia el campo. De alguna manera mantuve la pelota. Deseo poder tener ese video”.
“Sabes que he querido sacar esto de mi pecho por mucho tiempo. Una vez estaba viendo beisbol por ESPN con Jon Miller y Joe Morgan. Miler le recordó a Morgan que hacia el final de su carrera él jugó algo en los jardines y le preguntó como era. Morgan dijo , ‘no era como estar en segunda base, te podías relajar ahí’. Yo estaba sentado en casa y empecé a ladear la cabeza. Cuando yo jugaba en el jardín central era responsable por los otros dos jardineros en cuanto a posicionarlos. Yo tenía que saber quien estaba bateando, tenía que saber lo que iban a lanzar mis pitchers, cuando estaba en Comiskey Park tenía que mantenerme revisando el viento porque a menudo cambiaba o agitaba. Siempre tenía que estar listo. Y Morgan decía que se podía ‘relajar’ cuando jugaba en los jardines”.
ML: Una de las jugadas más raras que quisieras ver, ocurrió el 8 de septiembre de 1971, y estuviste involucrado en ella como miembro de los Angelinos. Ocurrió en Comiskey Park con un batazo de Carlos May. Yo estaba sentado al lado de Harry Caray en las gradas del jardín central cuando ocurrió. Fue en el primer inning con las bases llenas. Tom Murphy era el pitcher. ¿Puedes recordarla?
KB: Yo jugaba en el jardín izquierdo y Mickey Rivers estaba en el cetro ese día. Carlos May despachó un linietazo sobre la raya de cal que se iba alejando de mí. Me lancé para tratar de hacer una atrapada en zambullida pero fallé. Me golpeé fuerte contra la grama artificial y me mareé un poco. Para cuando Mickey tomó la pelota todos habían anotado. No fue uno de miks mejores momentos, ¡de hecho he estado tratando de olvidarlo! (risas) Esa fue una de esas lecciones… si te vas a zambullir para hacer una atrapada más te vale que la pelota termine en tu guante”. (Nota del autor: Berry fue reemplazado inmediatamente después de la jugada. Su lugar fue tomado por Tony González).
ML: Tambien tuviste la oportunidad de dirigir en las ligas menores por varios años. Tuviste a John Elway cuando estabas con los Yanquis, dirigiste para los Padres y también para los Medias blancas en Birmingham. ¿Puedes enumerar algunos de los muchachos con quienes tuviste la oportunidad de trabajar y luego fueron al South Side (Lado Sur)?
KB: “Ese fue el año cuando nuestro equipo de Birmingham parecía un tren imparable, vencíamos a todos en la liga. Ganamos catorce seguidos en algún momento. Tenía muchachos como Robin Ventura, Matt Merullo, Rich Amaral, Frank Thomas, y Craig Grebeck”.
“Nuestro estilo era ser agresivos, eso fue lo que aprendí de Eddie Stanky. Hacíamos muchas cosas como bateo y corrido, robar bases, mover a los corredores. Sin embargo tenía un pequeño problema porque no podía encontrar a quien debería ser mi cuarto bate. Ninguno de los tipos que tenía cumplía los requisitos. Finalmente tuve la idea de poner a Grebeck de cuarto bate. (Nota del autor: ¡Craig Grebeck era un tipo pequeño!). El experimento funcionó a las mil maravillas porque Craig podía hacer muchas cosas con el bate. Podía batear elevados de sacrificio, batear un roletazo para delantar el corredor, aparecerse con el gran imparable con dos outs. Empujó como 87 carreras ese año y fue el jugador más valioso. Tenía un gran corazón y cuando jugó con los Medias Blancas, yo pensaba que era el mejor utility de la liga porque podía jugar las tres posiciones del infield y en todas era muy bueno”.
ML: Me gustaría hablar de Frank. Él tuvo una gran habilidad desde sus primeros días en las mayores, ser capaz de batear con fuerza, batear lejos, pero también una habilidad increíble para negociar boletos, para trabajar al pitcher y conocer la zona de strike. Tü jugaste con inquilinos del Salón de la Fama como Al Kaline, Tony Oliva, Harmon Killebrew y Yastrzemski. ¿Cómo se compara Frank como bateador con esos grandes?
KB: “No olvides que él era un hombre grande que tenía una zona de strike grande. Él bateaba un poco encogido y tenía un conocimiento destacado de la zona de strtike. Lo último que le dije cuando lo llamaron a las mayores fue ‘no dejes de batear hacia el jardín central’. Tenía tanto poder que pñodía hacer eso y la pelota aún viajaba a 450-500 pies. Tambien al hacer eso puedes ver un poco más la pelota y saber que tipo de pitcheo es”.
ML: Tambien tuviste la oportunidad de ser consejero técnico en la película de beisbol, ‘Eight Men Out’ (‘Ocho hombres fuera’) dirigida por John Sayles. ¿Cómo conseguiste esa oportunidad?
KB: “Yo estaba dirigiendo en Appleton, Wisconsin para los Reales. El equipo de la granja de los Mellizos era dirigido por mi amigo Don Leppert. Tuvimos una buena temporada pero ellos tuvieron un draft de junio extraordinario y esos muchachos fueron asignados a ese equipo y nos alcanzaron y ganaron el título de la liga al final. Ganaron algo así como trece juegos seguidos. Leppert me llama después que termina todo y me pregunta que voy a hacer en el receso entre temporadas. Le dije que me iba a casa. Me preguntó si quería colaborar en una película. Él estaba acargo de la liga instruccional de los Mellizos y no podía participar en esta película. Así que me dio el número de la persona a llamar, lo hice y me convertí en consejero técnico de ‘Eight Men Out’. Eso duró cerca de dos meses y lo disfruté mucho”.
ML: Algunos de los actores involucrados en esa película, especialmente Charlie Sheen, habían estado alrededor del juego y lo habían jugado competitivamente. Me imagino que podrías decir quien podía jugar y quien no. ¿Había alguien más que te impresionara además de Sheen? (Nota del autor: Sheen mientras asistía a Yale University, fue el último corte del equipo en su primer año universitario. Era pitcher y luego usó esa experiencia para interpretar a Rick Vaughn en la película ‘Major League’).
KB: “D.B. Sweeney sabía lo que estaba haciendo. Tenía una buena idea de cómo jugar el juego. John Cusack era muy atlético, solo que estaba un poco fuera de época. Estaba tratando de hacer muchas cosas que no ocurrían en un campo de beisbol en los años ’20. Hizo varias paradas atléticas en tercera base en la película, se zambullía a todo lo largo de su cuerpo y hacia la atrapada. Yo le bateaba esas pelotas fuera de cámara con fungo y la bateaba duro”.
“Disfruté trabajar con John Sayles. Fue un buen director. Me daba las escenas que necesitábamos filmar y trabajábamos en ellas. Recuerdo una donde Sheen tenía que hacer una atrapada y golpear contra la parte no acolchada de la pared donde estábamos filmando. (Nota del autor: Las escenas del juego fueron filmadas en Indianapolis donde los Medias Blancas tuvieron su principal equipo de ligas menores por muchos años. Berry jugó ahí en 1963 y 1964). Le mostré a Charlie como hacer la atrapada y luego girar sobre la cerca para amortiguar el impacto del golpe. Hicimos la toma y Charlie desafortunadamente olvidó girar y se dio el trancazo contra la cerca. También se enredó la pierna cuando tropezó con una pieza que estaba pegada de la puerta. Otra cosa sobre Charlie destaca. Yo estaba lanzando la pelota y él tenía que lanzarse y hacer la atrapada. En un intento él lo hizo completamente extendido sobre su cabeza. Excelente. Fue algo como lo que hizo Willie Mays en la Serie Mundial.
ML: Tambien tuviste la oportunidad de una pequeña conversación en cámara en la película ¿Cuál es la historia detrás de sto? (Nota del autor: Hacia el final de la película, mientras Shoeless Jackson juega bajo otro nombre en un juego de liga menor, un fanático lo ofende acerca de su falta de inteligencia. Luego que Jackson batea un triple, mientras se para en tercera base él le responde al fanático. ¡Ese fanático era Berry!).
KB: “Se suponía que yo interpretara la parte del malandro que amenaza con matar a la esposa de Lefty Williams si él lanzaba el último juego. Así que practiqué el papel y lo tenía controlado cuando la muchacha a cargo de las pruebas dijo que ella quería hacer un cambio. Ella dijo que al oir mi voz cada día durante la filmación le hizo pensar que la parte del ofensor era la mejor para mí”.
“Así que empecé a trabajar en eso y sentí que lo tenía controlado. Un día Sayles se me acerca y dice ‘¿estás listo?’ También dijo que debido a que era tarde y el sol estaba bajando eso tenía que ser hecho en una toma. ¡Hablamos de presión! Así que que nos pusimos a trabajar, yo había llamado a un amigo, Dick Kenworthy, quien vivía en el area y le pregunté ‘¿quieres salir en una película?’, el estuvo sentado a mi lado en la escena. (Nota del autor: Kenworthy jugó para los Medias Blancas en 1962 y desde 1964 hasta la temporada de 1968. Su mejor año fue 1967 cuando bateó cuatro dobles, un triple y cuatro jonrones en 97 turnos al bate). Asi que lo hicimos y me sentí muy orgulloso de haber sido capaz de hacerlo en una toma”.
ML: Tu hijo Layne está en el sistema de ligas menores de los Medias Blancas y estuvo en el entrenamiento primaveral este año pasado. (Nota del autor: Él fue nombrado el ‘jugador del juego’, en la victoria de los Medias Blancas sobre Colorado el 31 de marzo de 2005). Me estabas diciendo que el pasó un tiempo contigo mientras estabas trabajando en la película ¿cierto?
KB: “Él tenía alrededor de siete años cuando se estaba haciendo esa película. Yo le bateaba pelotas en el campo durante el día y el hacía atrapadas en zambullidas, algunas pelotas casi lo golpeaban pero ahí fue donde agarró el gusanillo por el juego. Él hacía una atrapada maravillosa y las personas que veían la filmación de la película empezaban a aplaudir. A él le gustaba oir ese sonido”.
ML: ¿Que piensas del comienzo que los Medias Blancas han tenido hasta el momento esta temporada? (Nota del autor: Esta entrevista fue hecha el 21 de junio de 2005).
KB: “Los Medias Blancas están jugando bien de verdad y Ozzie Guillén ha sido una gran razón para eso. Cuando él jugaba él siempre estaba relajado y acertado, siempre hacía las pequeñas cosas que ayudan a ganar juegos y se puede decir que estos tipos son de la misma manera. Ellos juegan tan duro como cualquier equipo que haya visto jugar de esa manera”.
ML: Por más de una década…contando tus días de liga menor en el sistema de los Medias Blancas Ken. ¿Puedes resumir esa experiencia completa para mí de tus días en Chicago?
KB: “Tuve algunos grandes años y grandes memorias en Chicago. Fui muy afortunado de jugar para los managers de los Medias Blancas que lo hice porque todos me enseñaron algo que pude usar después cuando me convertí en manager. Al López fue parte de la ‘vieja guardia’, aprendí a trabajar los porcentajes con él, Eddie Stanky me enseñó mucho acerca del juego y el estilo agresivo que pienso te hace ganar en el beisbol y Chuck Tanner quien solo fue mi manager por cerca de un mes, me enseñó como ser un ‘manager de los jugadores’. Él y Roland Hemond eran exactamente el tipo de persona que los Medias Blancas necesitaban en ese momento”.
“No era fácil y pasé algunos momentos difíciles con los Medias Blancas pero eso es parte de la vida. ¡A veces el beisbol te puede volver loco! Los aficionados fueron buenos conmigo y aprecio el hecho de que ellos aún recuerden a “The bandit”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
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